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"He venido aquí para trazar una línea clara…"

Palabras pronunciadas por el primer ministro de Israel en la conferencia política anual del American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), Washington DC, 4-III-2014.

Amigos, he venido aquí para trazar una línea clara. Ustedes saben que me gusta dibujar líneas, sobre todo rojas. Pero la línea que quiero dibujar hoy es la línea entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, entre la bendición de un futuro brillante y las maldiciones de un pasado oscuro.

Estuve muy cerca de esa línea divisoria hace dos semanas, cuando visité un hospital de campaña del ejército israelí en los Altos del Golán. No es un hospital de campaña configurado para atender a israelíes. Ha sido instalado para atender a personas sirias. Los israelíes ya han atendido allí a casi un millar de sirios heridos, hombres, mujeres y muchos niños. Llegan a nuestra valla fronteriza desangrándose y desesperados. A menudo están cerca de la muerte. Durante mi visita me encontré con dos de esos sirios, un padre en estado de shock y su hijo de 5 años muy mal herido. Unos días antes, la esposa y su otra hija bebé volaron en pedazos, víctimas de las bombas iraníes lanzadas por la fuerza aérea de Asad. El afligido padre sostenía a su pequeño en sus brazos, mientras los médicos israelíes luchaban por salvar la vida del crío.

Escuché historias similares de otros pacientes que están siendo tratados por Israel. Me dijeron que durante todos estos años Asad les había mentido. Le habían escuchado decir que Irán era su país amigo e Israel el enemigo, pero ahora Irán les estaba matando e Israel les estaba salvando. Esos sirios han descubierto una realidad que ustedes siempre han conocido: en un Oriente Medio fustigado por la carnicería y la barbarie, Israel es humano, Israel es compasivo e Israel es una fuerza para el bien.

Aquella frontera, situada unos cien metros al este de ese hospital de campaña, marca la línea divisoria entre la decencia y la depravación, entre la compasión y la crueldad. A un lado se sitúa Israel, animada por los valores con los que nos identificamos, aquellos que nos impulsan a tratar enfermos palestinos, entre ellos miles llegados desde Gaza. Vienen a nuestros hospitales y los atendemos a pesar de que los terroristas de Gaza lancen miles de cohetes contra nuestras ciudades. Son esos mismos valores los que inspiran a los médicos y socorristas israelíes que se apresuran a ayudar a las víctimas de desastres naturales en todo el mundo, en Haití, Turquía, Japón, Filipinas y otros muchos lugares siniestrados.

En el otro lado de esa línea divisoria moral, bañados en sangre y salvajismo, se encuentran fuerzas al servicio del terror como Irán, Asad, Hezbolá, Al Qaeda y muchas otras. ¿Han oído alguna vez que Siria haya enviado un hospital de campaña a cualquier lugar? ¿Han escuchado que Irán haya enviado una delegación humanitaria al extranjero? ¿No? ¿Se perdieron la noticia? ¿Saben por qué? ¿Saben por qué no lo han oído? Porque lo único que Irán envía al extranjero son cohetes, terroristas y misiles para asesinar, mutilar y amenazar a inocentes. Y lo que hace el pueblo iraní en el extranjero, o mejor dicho, el régimen iraní, es similar a lo que hace con su propio pueblo. Ejecutar a cientos de presos políticos, llevar a miles a sus cárceles y reprimir a millones en una teocracia brutal.

Si ustedes quieren comprender la brecha moral que separa a Israel de sus enemigos sólo tienen que escuchar a Hasán Nasrala, jefe de Hezbolá, brazo terrorista de Irán en el Líbano, cuando afirma que "Irán y Hezbolá aman la muerte e Israel ama la vida, y por eso Irán y Hezbolá van a ganar e Israel va a perder".

Tiene razón en lo primero. Ellos glorifican la muerte y nosotros consideramos que la vida es sagrada. Pero se equivocan en lo segundo, porque precisamente porque en Israel amamos la vida vamos a ganar.

Durante el pasado año el régimen radical de Irán ha tratado de difuminar esta división moral usando la sonrisa de su presidente y el discurso suave de su ministro de Relaciones Exteriores. Pero si los escuchan atentamente se percatarán de que sus palabras tranquilizadoras no cuadran con las acciones agresivas de Irán.

Irán dice que sólo quiere un programa nuclear pacífico. Si es así, ¿por qué están construyendo un reactor de agua pesada que no tiene ninguna utilidad para un programa nuclear con fines pacíficos? Dicen que no tiene nada que ocultar. Si es así, ¿por qué prohíben que los inspectores visiten sus instalaciones militares secretas? ¿Por qué no hacen públicas sus actividades militares nucleares en lugar de mantenerlas en secreto? Pero se niegan a decir una sola palabra sobre el tema. Si, como dicen, Irán no está construyendo armas nucleares, ¿por qué continúan fabricando misiles balísticos intercontinentales cuyo único propósito es portar ojivas nucleares?

A diferencia de los misiles Scud, que tienen un alcance limitado de unos cientos de kilómetros, los misiles balísticos intercontinentales pueden cruzar vastos océanos. Y podrían llegar a golpear, ahora o muy pronto, aquí, en Washington DC, en la Costa Este de los Estados Unidos, y muy poco después cualquier otro lugar, incluso Los Ángeles.

El dato esencial que deben tener en cuenta es el siguiente: los misiles que Irán posee pueden llegar a Israel, de manera que los nuevos misiles balísticos intercontinentales que se están construyendo no se han diseñado precisamente para nosotros. ¿Se acuerdan de aquel anuncio de la cerveza, "Este amigo es para usted"? Bueno, cuando vean los misiles balísticos intercontinentales que Irán está fabricando, recuerden en América que estos Scud igual son para ustedes.

Los estadounidenses son los únicos que parecen haberse enterado de qué va la broma. No es sólo que Irán no esté dando pasos hacia el camino correcto. En las últimas semanas, ni siquiera se ha molestado en cambiar el discurso. Los líderes de Irán han dicho recientemente que no van a desmantelar una sola centrifugadora, ni van a discutir su programa de misiles balísticos. ¿Adivinan cuál es la canción que se sigue cantando en Teherán? No es "Dios bendiga a América", es "Muerte a América". La siguen cantando tan descaradamente como siempre.

Y aquí viene lo esencial. Irán sigue firme y sin pudor en el lado equivocado de la brecha moral. Y por eso debemos mantenernos firmes y de manera inequívoca en el lado correcto de la brecha. Debemos oponernos a Irán y defender lo que es correcto.

Ayer me reuní con el presidente Obama, con el vicepresidente Biden, con el secretario de Estado Kerry y con los líderes del Congreso de los Estados Unidos. Fueron buenas reuniones. Les di las gracias por su firme apoyo a Israel y a nuestra seguridad, incluyendo el aspecto crucial de la defensa antimisiles.

He dicho que la mayor amenaza para nuestra seguridad común es la de un Irán con armas nucleares. Debemos impedir que Irán tenga la capacidad de producir armas nucleares. Y quiero reiterar ese punto. No sólo hay que evitar que disponga de armas, también hay que evitar que tenga capacidad de fabricarlas. Eso significa que debemos desmantelar su reactor de agua pesada y sus instalaciones subterráneas de enriquecimiento de uranio. Tenemos que deshacernos de las centrifugadoras y las reservas de uranio enriquecido iraníes y debemos insistir para que Irán reconozca plenamente las dimensiones de su programa nuclear militar.

En la actualidad diecisiete países de todo el mundo tienen programas de energía nuclear con fines pacíficos. Lo hacen sin utilizar centrifugadoras, sin enriquecer uranio, sin poner en funcionamiento instalaciones de agua pesada y sin llevar a cabo investigación nuclear militar. ¿Saben por qué Irán insiste en hacer todas estas cosas que el resto de países pacíficos no hacen? Porque no quiere un programa nuclear pacífico. Irán quiere un programa nuclear militar.

Lo dije aquí una vez y lo diré aquí de nuevo: si parece un pato, si camina como un pato, si grazna como un pato, entonces ¿qué es? Pues no es un pollo, y ciertamente tampoco es una paloma. Sigue siendo un pato nuclear. Por desgracia, las principales potencias del mundo están hablando de salir de Irán dejándole intacta su capacidad para enriquecer uranio.

Espero que no lo hagan porque sería un grave error. Dejaría a Irán en el umbral de convertirse en potencia nuclear. Permitiría a Irán desarrollar rápidamente armas nucleares en un momento en que la atención del mundo se está centrando en otros lugares. Y si eso llega a ocurrir hoy en una parte del mundo, mañana quizá ocurra en otra parte, tal vez en Corea del Norte.

Así que recuerden lo que dijo uno de ellos hace unos años en un raro momento de sinceridad: "Si un país puede enriquecer uranio, aunque sea a un nivel bajo, puede producir con eficacia armas nucleares". Salir de Irán dejándole en el umbral de convertirse en potencia nuclear sería dar un golpe mortal a la no proliferación. Irán es un Estado forajido que ha violado múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que prohíben el enriquecimiento. Si permitimos que este Estado terrorista proscrito enriquezca uranio, ¿cómo podríamos seriamente exigir que cualquier otro país no lo haga?

Amigos, yo creo que dejar que Irán enriquezca uranio abriría la caja de Pandora de la proliferación nuclear en Oriente Medio y en todo el mundo. No debe suceder y nos aseguraremos de que no suceda. Porque dejar que el peor régimen terrorista del planeta consiga bombas atómicas podría poner en peligro todo el mundo, y sin duda pondría en peligro a un país como Israel, a cuya destrucción se llama abiertamente desde Irán.

Hace 70 años, nuestro pueblo, el pueblo judío, fue dado por muerto. Volvimos a la vida. Nunca seremos llevados de nuevo al borde de la extinción. Como primer ministro como Israel, voy a hacer lo que deba hacer para defender al Estado judío de Israel.

Como ustedes saben, a menudo me preguntan si Israel quiere verdaderamente que la diplomacia triunfe, y mi respuesta es que por supuesto que queremos que la diplomacia tenga éxito, porque ningún país tiene más interés que nosotros en la eliminación pacífica de la amenaza nuclear iraní. Pero esta amenaza no se va a eliminar con un acuerdo cualquiera, sólo exigiendo a Irán que desmantele al completo su capacidad nuclear militar.

¿Saben lo que hace falta para poder llegar a un acuerdo con Irán? Incrementar la presión, no aliviarla. Fueron las medidas de presión las que llevaron a Irán a la mesa de negociación, y sólo una mayor presión hará que abandone su programa de armas nucleares. Una mayor presión sobre Irán no hará más probable la guerra sino menos, porque cuanto mayor sea la presión sobre Irán y más creíble la amenaza del uso de la fuerza, más pequeña será la oportunidad de que la fuerza tenga que volver a ser utilizada.

Señoras y señores, la paz es la aspiración más alta de Israel. Estoy preparado para hacer una paz histórica con nuestros vecinos palestinos, una paz que ponga fin a un siglo de conflicto y derramamiento de sangre. La paz sería buena para nosotros y sería buena para los palestinos. La paz abriría además la posibilidad de vínculos formales entre Israel y los países líderes en el mundo árabe.

Hoy en día muchos líderes árabes –y, créanme, les hablo de un hecho, no de una hipótesis– han constatado que Israel no es su enemigo, y que si se alcanza la paz con los palestinos se abrirá la puerta a unas relaciones abiertas y prósperas con ellos y con otros muchos países árabes.

La combinación de la innovación israelí con el espíritu emprendedor de los países del Golfo, por poner un ejemplo, podría catapultar toda la región hacia adelante. Juntos podríamos resolver algunos de los problemas de la región en materia de agua y energía. Ya saben que Israel tiene la mitad de lluvia que tenía hace 65 años. Contamos con diez veces la población de entonces. Nuestro PIB per cápita se ha disparado, gracias a Dios. Así que tenemos la mitad de la lluvia, diez más veces de población y nuestro consumo de agua sube… ¿Y qué país del mundo no tiene problemas de agua? Efectivamente, Israel.

¿Por qué? Gracias a una tecnología, una innovación y unos sistemas que podríamos poner a disposición de nuestros vecinos árabes que no han sido precisamente bendecidos con la abundancia de agua. Podríamos resolver sus problemas con el agua. Podríamos resolver los problemas energéticos. Podríamos mejorar la agricultura. Podríamos mejorar la educación con el e-learning, o la salud con el diagnóstico a través de internet. Todo eso es posible. Podríamos mejorar las vidas de cientos de millones de personas. Así que todos tenemos mucho que ganar con la paz.

Por eso quiero dar las gracias al indomable John Kerry. Nueva York y Tel Aviv son las ciudades que nunca duermen. John Kerry es, sin duda, el secretario de Estado que nunca duerme. Y yo tengo bolsas debajo de los ojos que lo demuestran. Estamos trabajando juntos, literalmente día y noche, para buscar una paz duradera, una paz sólida anclada en los acuerdos de seguridad y el reconocimiento mutuo de los dos Estados-nación.

Israel es el Estado-nación del pueblo judío, donde los derechos civiles de todos los ciudadanos, judíos y no judíos por igual, están garantizados. La Tierra de Israel es el lugar donde se forjó la identidad del pueblo judío. Abraham situó la cueva de los patriarcas y las matriarcas en Hebrón. Jacob soñó sus sueños en Betel. David gobernó su reino desde Jerusalén. Nunca lo olvidamos, pero es hora también de que los palestinos dejen de negar la historia.

Del mismo modo que Israel está dispuesto a reconocer un Estado palestino, los palestinos deben estar dispuestos a reconocer un Estado judío. Presidente Abás: reconozca el Estado judío, y al hacerlo estará diciendo a su gente, a los palestinos, que si bien puede ser que tengamos una disputa territorial, el derecho del pueblo judío a un Estado propio está por encima de dicha disputa. Si lo hiciera, estaría diciendo a los palestinos que abandonen la fantasía de inundar Israel con refugiados, o la de amputar partes del Neguev y la Galilea. Al reconocer el Estado judío, dejaría claro que usted está realmente dispuesto a poner fin al conflicto. Así que reconozca al Estado judío. No hay excusas y no hay dilaciones, ha llegado el momento de hacerlo.

Queridos amigos, puede llevar años e incluso décadas para que esta aceptación formal de Israel permee todas las capas de la sociedad palestina. Así que si este momento está llamado a ser algo más que un breve interludio entre guerras, Israel necesita arreglos realistas de seguridad a largo plazo para proteger la paz y protegerse a sí mismo. Es decir, los acuerdos de seguridad siempre han sido importantes, pero son más importantes y críticos hoy, cuando todo el Medio Oriente se está desmoronando. Hace sólo tres años, nuestra región era un lugar muy diferente. ¿Puede cualquiera de ustedes decirme cómo será Oriente Medio en cinco, diez o veinte años? No podemos apostar por la seguridad de Israel basándonos exclusivamente en nuestras más profundas esperanzas.

Ya saben que en Oriente Medio esas apuestas normalmente se pierden. Siempre debemos mantener la esperanza, pero en Oriente Medio también hay que estar permanentemente preparado para lo peor. Y a pesar de nuestras mejores esperanzas, las fuerzas internacionales de paz enviadas al Líbano, a Gaza, al Sinaí, a los Altos del Golán no lograron impedir que esas áreas se convirtieran en fortalezas armadas contra Israel.

Me engañaría a mí mismo si no viera que el acuerdo que espero alcanzar con los palestinos llegará con toda seguridad bajo el ataque constante de Hezbolá, Hamás, Al Qaeda y otros grupos terroristas. La experiencia nos ha demostrado que las fuerzas de paz extranjeras sólo son capaces de mantener la paz en aquellos lugares en los que hay paz. Pero cuando estas fuerzas de paz son sometidas a repetidos ataques, terminan regresando a casa. Así que, mientras la paz esté amenazada, la única fuerza que garantiza la defensa de la paz y de Israel es la fuerza de nuestro propio ejército, el Ejército israelí, los valientes soldados de las FDI.

Voy a revelarles un secreto. Algo que no me hará ganar alabanzas universales, pero eso me sucede a menudo cuando defiendo nuestras posiciones. Yo estoy a cargo de proteger la seguridad de mi pueblo, el pueblo de Israel. Y nunca voy a jugar con la seguridad del único Estado judío. Así que, a medida que trabajemos en los próximos días, en las próximas semanas, para forjar una paz duradera, espero que el liderazgo palestino se mantenga junto a Israel y Estados Unidos en el lado correcto de la brecha moral, el lado de la paz, la reconciliación y la esperanza. Aplaudan. Anímenles a hacerlo. Yo lo hago, y sé que ustedes también.

Queridos amigos, un movimiento que definitivamente se ha situado en el lado equivocado de la brecha moral es el movimiento para boicotear a Israel, el llamado BDS (boycott, divestment and sanctions). Ese movimiento fracasará. Déjenme explicarles por qué.

Además de nuestros tradicionales socios comerciales, los países de Asia, África, América Latina –que pronto visitaré– están acudiendo en masa a Israel. Repito, no están viniendo a Israel, están acudiendo en masa. Quieren que la tecnología israelí les ayude a transformar sus países como ha ocurrido con el nuestro. Y no son sólo los países pequeños, también las superpotencias. Ya saben, las otras superpotencias: Apple, Google, Microsoft, Intel, Facebook, Yahoo. Vienen porque quieren beneficiarse del singular ingenio, el dinamismo y la innovación de Israel.

El movimiento BDS no va a impedir que eso siga ocurriendo, de la misma manera que el boicot árabe tampoco pudo impedir que Israel se convirtiera en una potencia tecnológica mundial. El boicot va a fracasar. En el siglo del conocimiento y la economía basada en el conocimiento, el mejor día económico de Israel está aún por llegar. Recuerden estas palabras.

Esperen, no quiero que por el hecho de que vaya a fracasar se vuelvan ustedes complacientes y dejen de oponerse al movimiento BDS. Hay que oponerse a ellos porque son perniciosos para la paz y porque, sencillamente, están equivocados.

La mayoría del movimiento BDS se opone a la solución de dos Estados para dos pueblos. Por el contrario, admiten abiertamente que buscan la disolución del único Estado para el pueblo judío. Aunque algunos de sus ingenuos compañeros de viaje crean que el BDS avanza hacia la paz, ni busca la paz ni busca la reconciliación. Es todo lo contrario. El BDS dificulta la paz, ya que endurece las posiciones palestinas y hace menos probable un compromiso mutuo.

Todos estos son puntos importantes, pero no el aspecto crítico. Lo más grave es que BDS es moralmente incorrecto. Este es el punto principal. Y no es que Israel, como todos los Estados, sea inmune a la crítica. Pero tenemos una democracia ruidosa donde todo el mundo tiene una opinión. Y, créanme, nadie en Israel es tímido a la hora de expresarse sobre cualquier cosa. En Israel, la autocrítica se encuentra en los esteroides.

El movimiento BDS no pretende hacer una crítica legítima. Trata de hacer ilegítimo a Israel. Presenta una imagen distorsionada y retorcida de Israel a ingenuos e ignorantes. El BDS no es más que una farsa. ¿Saben por qué? En docenas de países los académicos son encarcelados por sus creencias ¿Y a qué universidades pide el BDS sancionar y boicotear? A las de Israel, un país de Oriente Medio en el que los profesores pueden decir, escribir y enseñar lo que quieran.

Los cristianos están huyendo de Oriente Medio para salvar sus vidas ¿Y en qué país pretende el BDS que desinviertan las iglesias? Precisamente en Israel, el único país de Oriente Medio que protege a los cristianos y protege el derecho de culto para todos.

En buena parte de Oriente Medio, los periodistas son encarcelados, los homosexuales son ahorcados y a las mujeres se les niegan sus derechos más básicos. ¿A qué país pide el BDS que se sancione? A Israel, el único país de la región que cuenta con prensa libre, un historial de derechos para los gais progresistas y donde las mujeres han presidido cada uno de los tres poderes del Estado.

Al oír esto, y cualquiera puede verificarlo, debe uno preguntarse ¿Cómo puede alguien apasionarse por militar en el BDS? ¿Cómo se puede caer en esto? Bueno, no se sorprendan. A lo largo de la historia, la gente ha creído las cosas más escandalosamente absurdas sobre los judíos, como que estábamos usando la sangre de los niños para hornear matzot, que extendíamos plagas en toda Europa o que conspirábamos para dominar el mundo. Y los que lo pensaban eran personas cultas y educadas, así que ¿cómo no pensar que personas educadas de hoy en día puedan llegar a creer las tonterías arrojadas por el BDS sobre Israel? No nos debería sorprender. Algunos de los pensadores y escritores más influyentes de la historia, como Voltaire, Dostoievski, T. S. Eliot u otros muchos, contribuyeron a diseminar las mentiras más absurdas sobre el pueblo judío.

Es difícil acabar con prejuicios que se han arraigado en la conciencia colectiva durante milenios. Desde la Antigüedad, pasando por la Edad Media y hasta los tiempos modernos, los judíos han sido boicoteados, discriminados y señalados. Hoy, la singularización del pueblo judío se ha convertido en la singularización del Estado judío. Así que los intentos para boicotear, desinvertir y sancionar a Israel, la democracia más amenazada de la Tierra, son simplemente el último capítulo en la larga y oscura historia del antisemitismo. Los que llevan la etiqueta de partidarios del BDS deben ser tratados exactamente como tratamos a cualquier fanático antisemita. Deben ser expuestos y condenados. Debemos boicotear a los partidarios del boicot.

Todo el mundo debe saber lo que las letras BDS realmente significan: intolerancia, falta de honradez y falta de vergüenza. Y aquellos que se oponen al BDS, como ha hecho Scarlett Johansson, deben ser aplaudidos y apoyados. Scarlett, tengo una cosa que decirle. Francamente, querida, me importa un bledo esa actitud contra usted. Y sé que a todos los demás también, al igual que a cualquier persona decente que rechace la hipocresía y la mentira y aprecie, desde cualquier lugar, la integridad y la verdad.

Amigos, en nombre del pueblo de Israel, les traigo el mensaje de Jerusalén, la cuna de nuestra civilización común, el crisol de los valores que compartimos. Un mensaje de la Biblia. Les he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elijan la vida para que ustedes y sus descendientes puedan vivir.

Señoras y señores, amigos míos, nunca olviden que Estados Unidos e Israel representan la vida. Estamos juntos en el lado correcto de la brecha moral. Estamos juntos en el lado correcto de la historia. Deben mantenernos en pie, firmes y orgullosos. Y sigan haciendo este gran trabajo. Muchas gracias.

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