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CONSECUENCIAS DEL MULTICULTURALISMO

Se abre la veda de la mujer musulmana

¿Puede justificarse bajo alguna circunstancia la agresión a la esposa? Según algunos en Australia, sí; si el marido es musulmán. La Oficina de Asesoría Multicultural de la Policía de Australasia ha publicado y distribuido 50.000 ejemplares de un manual de 82 páginas para oficiales de policía australianos en el que se les orienta acerca de cómo tratar con gente procedente de culturas extrañas.

¿Puede justificarse bajo alguna circunstancia la agresión a la esposa? Según algunos en Australia, sí; si el marido es musulmán. La Oficina de Asesoría Multicultural de la Policía de Australasia ha publicado y distribuido 50.000 ejemplares de un manual de 82 páginas para oficiales de policía australianos en el que se les orienta acerca de cómo tratar con gente procedente de culturas extrañas.
Un sij, por ejemplo, puede beneficiarse de la suspensión de un arresto durante tres días si el funcionario que le detiene lo hiciera mientras está leyendo sus escrituras sagradas –práctica que requiere 50 horas y que no puede ser interrumpida–. Y los maridos musulmanes que golpean a sus esposas tienen que ser tratados de modo un distinto al consignado para otros casos de violencia doméstica por una cuestión de sensibilidad cultural. "En incidentes tales como la violencia doméstica –dice el manual–, la policía necesita tener un cierto grado de conocimiento de las tradiciones, estilo de vida y hábitos de los musulmanes".
 
El texto ha sido publicado, como era de esperar, en el estado australiano de Victoria, donde a finales del año pasado dos pastores cristianos fueron víctimas de las nuevas y pérfidamente elásticas leyes de odio religioso. Fueron encontrados culpables de vilipendio a los musulmanes por crímenes tales como citar versos del Corán que, obviamente, los mahometanos de Victoria preferían que los no musulmanes desconocieran.
 
La censura de la libertad de expresión ya era bastante mala; ahora, la distribución del manual preocupa a Joumanah el Matrah, del Consejo de Bienestar de la Mujer, porque las mujeres están en peligro: "La implicación –explicaba– es que una tiene que ser más tolerante con la violencia contra las mujeres musulmanas, pero deberían recibir la misma protección. La policía no debería aconsejar a otros funcionarios que sigan este tipo de protocolos. Sólo puede traerles perjuicios".
 
Los maridos musulmanes, por supuesto, pueden señalar el pasaje 4:34 del Corán para justificar la violencia contra la esposa: "(…) las mujeres buenas son por lo tanto obedientes, protegiendo lo oculto como Alá lo ha protegido; y [en cuanto a] esas por las cuales temes la deserción, amonéstalas, y abandónalas en el lecho y pégalas (…)". Este castigo ha llegado a ser inculcado culturalmente: el Instituto de Ciencias Médicas de Paquistán ha determinado que, hoy, más del 90% de las esposas paquistaníes han sido golpeadas, apaleadas, o sido víctimas de abusos sexuales, por ofensas como haber preparado una comida insatisfactoria. Otras fueron castigadas por no dar a luz un varón.
 
Si el policía de Victoria va a tolerar tal comportamiento por parte de los musulmanes con el argumento del multiculturalismo, incluso aunque contravenga el Derecho australiano, con certeza tendrá que tolerar también muchos otros. Después de todo, la ley islámica permite, asimismo, la poligamia. Los gobiernos occidentales europeos ya han cerrado los ojos ante los acuerdos polígamos entre musulmanes, y los británicos hasta han considerado legalizar la poligamia, con propósitos fiscales. ¿La permitirá también el estado de Victoria? ¿Cerrará los ojos la policía de Victoria ante los ladrones cuyas manos hayan sido amputadas según el pasaje 5:38 del Corán? Ese versículo es claro: "En cuanto al ladrón, tanto varón como mujer, amputa sus manos. Es la recompensa por sus propias obras y el castigo ejemplar de Alá. Alá es poderoso y sabio".
 
Mahoma es igualmente claro en que cualquiera que abandone el Islam tiene que ser asesinado. ¿También vacilará la policía de Victoria, o incluso rehusará investigar, ante los casos de asesinato si la víctima es un apóstata del Islam?
 
Esta aprobación indirecta de la violencia contra las esposas en Australia ha arrojado nueva luz cruda sobre la bancarrota del multiculturalismo relativista. ¿La violencia contra la esposa es intrínsecamente errónea? Evidentemente, en el estado de Victoria, no. De hecho, es dudoso que los doctos miembros de la Oficina de Asesoría Multicultural piensen que las categorías morales tienen alguna relevancia en el mundo moderno. Aun así, si algo aprobado por un gran número de personas y convertido en ámbito cultural no puede ser condenado, entonces los Aliados no tenían motivo para oponerse a la Alemania nazi, o para condenar a Hitler. ¿Antisemitismo criminal? Bien, sí; pero, verá usted, tenemos que ser sensibles a las tradiciones, estilo de vida y costumbres de los nazis.
 
No todos los maridos musulmanes son violentos con sus esposas, y el que la Oficina de Asesoría Multicultural conceda carta blanca a quienes lo son, en lugar de denunciar inequívocamente la práctica, es condescendiente e irresponsable. Es la misma irresponsabilidad condescendiente que rehúsa desde el principio confrontar los elementos del Islam que utilizan los terroristas de la yihad para justificar la violencia por temor a ofender a los musulmanes moderados –y socavando, así, cualquier posibilidad de que los moderados sinceros puedan hablar abiertamente en favor de la reforma del Islam–. ¿Por qué deberían hablar, si no hay nada que necesite ser reformado?
 
La locura del estado de Victoria revela, por lo demás, una debilidad profunda en la defensa de Occidente frente a la yihad global. Esto amenaza con convertirse no tanto en un choque de civilizaciones como de barbaries. Una parte afirma determinados valores, que son, en una palabra, monstruosos: la subyugación de la mujer y de los no musulmanes, la desaparición de la libertad de credo, etcétera. Pero el otro bando no afirma ningún valor en absoluto, y se opone a ese gran torbellino sólo con un vacío intelectual y moral por el cual ningún comportamiento se sale de las normas, sin que importe lo atroz que sea.
 
¿Qué bando ganará? Bien, la naturaleza aborrece el vacío. Pero no tiene que ser así como concluya todo. Es el Occidente judeocristiano el que ha dado al mundo las grandes ideas de igualdad de todos en dignidad y derechos, libertad de credo, santidad del individuo, todo lo cual sería barrido por los yihadistas. En lugar de barrer por ellos, como el estado de Victoria parece determinado a hacer, quizá quienes aprecian esos valores se unan algún día en su defensa. Pero se está haciendo tarde, muy tarde.
 
 
Robert Spencer, director de Jihad Watch y columnista de Frontpage Magazine, ha escrito cinco libros, siete monografías y centenares de artículos acerca de la yihad y el terrorismo islámico.
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