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DESINFORMACIÓN PROGRESISTA

Política exterior de EEUU: prioridades sanitarias

Al margen de la situación sanitaria en el interior, que, como en el resto de los países desarrollados, mejora un poco cada día, Estados Unidos tiene también una preocupación por la salud en el exterior. Esto obedece a dos razones: la muy humana de la piedad por los demás y la también muy humana del interés propio.

Al margen de la situación sanitaria en el interior, que, como en el resto de los países desarrollados, mejora un poco cada día, Estados Unidos tiene también una preocupación por la salud en el exterior. Esto obedece a dos razones: la muy humana de la piedad por los demás y la también muy humana del interés propio.
Imagen tomada de la campaña antisida de The Luteran World Federation.
Algunos consideran un desdoro de nuestra naturaleza humana tener intereses además de valores. Que la razón para ayudar a otros sea dual, que incluya el interés propio, tiene tintes indudablemente pecaminosos para estas personas. Por el contrario, para otros es un reconocimiento de que la realidad no es monacal,  búsqueda perpetua de la santidad, sino que más bien debe haber un ten con ten, una moderación de los apetitos pero un reconocimiento claro de que hay una tendencia al provecho propio.
 
Dicho de otra forma: tenemos médicos, enfermeros, conductores de ambulancias, etcétera, porque son oficios y se paga un dinero por hora trabajada. Si no, no habría suficientes monjas, sacerdotes, etcétera, para tener la sanidad de hoy en día. ¿Es esto para llorar? Ni para llorar ni para reír, sino para entender que es parte de la naturaleza de las cosas.
 
Entre las prioridades de la política exterior de EEUU en esta área hay dos especialmente importantes: la prevención de una pandemia de gripe y la lucha contra el sida. Complementaria de la primera es la mejora de la red de vigilancia.
 
Pandemia de gripe
 
El reciente problema de la gripe aviar, que afecta ya a once países asiáticos, es particularmente grave, principalmente porque no se ha encontrado inmunidad humana específica contra el virus H5N1, y no tenemos razones para pensar que habrá un alto número de población inmune a las mutaciones que irán apareciendo. Además de esto, el coste de la destrucción de centenares de millones de aves (principalmente de corral), en el intento de impedir la propagación del virus, es enorme.
 
En prevención de una pandemia de tal gripe, los Estados Unidos están haciendo un esfuerzo muy importante, especialmente a través de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades: se ha llevado expertos a varios países afectados para que colaboren con los especialistas locales en sus laboratorios. También se ha empezado a fortalecer y extender la red de vigilancia en todo el mundo, especialmente en Extremo Oriente y el Sudeste Asiático.
 
Muchos expertos, por no hablar de la abrumadora mayoría, creen que es cuestión de tiempo que haya una pandemia de gripe, pero nadie puede decir cuándo ocurrirá. Lamentablemente, se espera que, cuando tal cosa ocurra, lo haga con un alto grado de simultaneidad geográfica, es decir, que será difícil disponer de suficientes recursos para movilizarlos hacia un foco concreto.

Aunque hay una vacuna en desarrollo, ya en fase de pruebas clínicas, no se puede asegurar protección completa ante mutaciones aún por llegar de este virus. En todo caso, y en la esperanza de que las mutaciones sean sensibles, al menos en parte, a la acción protectora que dispara la vacuna en pruebas, la obligación de las autoridades sanitarias es conseguir esa vacuna y generar dosis masivas para una eventual pandemia. De hecho, la preocupación es tan grande que, sin haberse acabado las pruebas clínicas, ya se ha decidido fabricar dos millones de dosis, con los costes que eso significa de manufactura, almacenamiento, transporte... Y no sabemos si funciona, es sólo para una emergencia:

Algunas razones para fabricar dos millones de dosis de una vacuna sin saber si funciona: estimaciones de impacto en la salud de una pandemia de gripe común en EEUU
  • Hasta 200 millones de personas infectadas (sobre un total de población de unos 280 millones cuando se hicieron los cálculos).
  • Entre 40 y 100 millones tendrían síntomas clínicos.
  • Entre 18 y 45 millones requerirían cuidados en centos de salud.
  • Entre 300.000 y 800.000 personas necesitarían ser hospitalizadas.
  • Entre 88.000 y 300.000 personas morirían.
Fuente: US Dept. of Health and Human Services, National Vaccine Program Office, 1996 (con modificaciones de 2004)
 
Es sólo un estudio, un cálculo, por supuesto, pero son estimaciones no descabelladas, comparadas con pandemias anteriores. El trabajo que dio lugar a estas cifras se concluyó en 1996 (mucho antes de la gripe aviar), se probó su adecuación a la realidad durante la etapa de gripe de 1997-1998 en cinco estados y se incorporaron las sugerencias de las autoridades de salud de los 50 estados de la Unión. La última versión incorpora correcciones de agosto de 2004.
 
Ni que decir tiene que EEUU transmite su preocupación a los demás gobiernos del planeta, y que se está urgiendo a preparar mecanismos de respuesta. Los trabajos sobre la vacuna en pruebas se compartirán cuando acaben las pruebas clínicas con éxito. Claro que no sabemos si lo habrá, pero ese el compromiso del Gobierno de los Estados Unidos.
 
El cuadro hace referencia a algunas razones, pero hay más. Además del coste inasumible en impacto sobre las personas, los fabricantes necesitan adquirir capacitación para que, llegado el caso, tengan las habilidades y buenas prácticas necesarias para responder a una pandemia. ¿Por qué los fabricantes carecen de esa capacitación? ¿Es que no conocen su oficio? Por supuesto que lo conocen, pero hay razones históricas para esta pérdida de conocimiento.
 
Con objeto de que haya más fabricantes que dediquen tiempo a la manufactura de estas vacunas, es decir, en reconocimiento de esa pérdida de capacitación, el Gobierno de EEUU ha invertido 100 millones de dólares en incentivos. Esta enormidad les sonará bien en Europa, con su énfasis en la dirección burocrática de cualquier actividad humana, pero para nosotros es trágico comprobar el efecto de la mentalidad socializante que (y aquí vamos a las razones históricas), especialmente desde la época Clinton, ha multiplicado los desincentivos a la fabricación de vacunas de tal forma que este año pasado, 2004, para la campaña antigripe de octubre, sólo quedaban dos fabricantes para el mercado estadounidense. Con tan mala suerte que uno de ellos tuvo problemas de fabricación en una planta en Reino Unido y sólo quedó el otro para suministrar vacunas de la gripe a una población de 295 millones de habitantes.
 
Como pueden imaginar, no ha habido suficientes vacunas para todos y ha habido que racionarlas. Es increíble que esto pase en 2004 en el mundo desarrollado, pero aquí tienen los efectos de las ventas obligatorias de medicamentos con precio tasado. Esto, a escala mucho mayor, es lo que los solidarios preparan para nuestras sociedades si hacemos caso de sus propuestas progresistas.
 
HIV/SIDA
 
La segunda gran preocupación de EEUU es el virus de inmunodeficiencia humana y la enfermedad que produce. El compromiso de los Estados Unidos es emplear 15.000 millones de dólares en cinco años. Además de esto –la mayor cantidad empleada por nadie en atender este problema de salud–, hay, entre otras medidas, un programa de aprobación acelerada de medicamentos copia (los que suelen llamarse "genéricos", pero que en este caso son copias de medicamentos todavía protegidos por patentes).
 
En dichio programa se han reducido drásticamente los plazos de aprobación para estos medicamentos de uso compasivo. Se les llama así porque, en realidad, la toxicidad es tan alta que los usuarios firman un entendimiento acerca de lo fuertes que son los efectos secundarios y de que los medicamentos no son necesariamente la solución a su problema (es decir, pueden morir igualmente). Por supuesto, tales medicamentos no se venden en farmacias, sino que se dispensan en farmacias de hospital. Bueno, pues ya se han aprobado de forma acelerada unos medicamentos copiados por una compañía surafricana. Se espera ver más aprobaciones aceleradas durante 2005.
 
En cumplimiento del programa, y aunque sólo se ha conseguido una compañía autorizada, el objetivo de 200.000 personas para 2005 se ha cumplido en mayo. O sea que, aunque se puede hacer mejor, vamos por delante de los planes del año completo antes de acabar el primer semestre. Para ello, los funcionarios de la FDA (la agencia federal de medicamentos y alimentos) han visitado incontables países, fábricas, ministerios, etcétera, para facilitar a esos fabricantes de copias que sean aprobadas.
 
¿Por qué sólo una compañía autorizada? Lamentablemente, sólo una, hasta la fecha, ha hecho bien las pruebas y el papeleo para garantizar la alta calidad de medicamentos tan delicados. Recuerden el fiasco de la aprobación provisional que WHO dio a varios medicamentos copia que luego tuvo que retirar, cuando los tratamientos ya estaban empezados.
 
ABCD
 
A partir de aquí empieza otra polémica, la de la iniciativa ABCD (Abstinence, Be faithful, Condoms, Diagnostic testing, o Abstinencia, Fidelidad, Preservativos, Diagnóstico). Donde vean "abstinencia" y "fidelidad" lean, en realidad, "procure no ser promiscuo, o tendrá que pasar al tercer elemento". No hace falta ser una persona religiosa o conservadora para admitir que esto es razonable, pero los políticos progres y la élite intelectual están obsesionados con que esta propuesta oculta un programa de introducción de la moralidad cristiana en la sociedad.
 
El votante de izquierdas, normalito, no lo ve así, sino que le preocupa que sus hijos sean promiscuos, pero los profesionales de este nuevo protestantismo del siglo XX se han acostumbrado a luchar no ya por propuestas, sino por parágrafos o frases sueltas, o aun palabras, como si fuese una guerra, donde perder cada trinchera cuenta.
 
Así, por ejemplo, Brasil ha rechazado 40 millones de dólares de ayuda para un programa antisida por la condición del énfasis en, vamos a decir, la reducción del tráfico de personas. Ni que decir tiene que a la mayoría de los corresponsales de prensa en Washington DC les parece que la culpa no es de la intransigencia del Gobierno receptor, que prefiere no tener el dinero antes que participar en un programa contaminado de religiosidad, sino que, claro, la culpa es del que lo ofrece, que tiene la desfachatez de hablar de compromisos internacionales en la reducción del tráfico de personas y datos (PDF, 1 Mby) y no de intenciones.
 
Hay que ver, estos plebeyos americanos, qué groseros y poco elevados. Esa insistencia en que los programas de abstinencia funcionan (especialmente entre jóvenes, los adultos tienen otras prioridades), esa manía de fijarse en las cifras...
 
 
Peter Turner, cofundador de Republicans in Spain.
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