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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Partido Pusilánime

Como (casi) siempre, Esperanza Aguirre tenía razón cuando expresaba sus reservas en cuanto a un ataque frontal del PP contra los matrimonios homosexuales y su inconstitucionalidad, porque eso podría fácilmente transformarse, gracias a la prepotencia de los medios progres, en ataque frontal del PP contra los homosexuales, lo cual no es cierto en absoluto. En todo caso, por su parte y como presidenta de la Comunidad de Madrid.

Como (casi) siempre, Esperanza Aguirre tenía razón cuando expresaba sus reservas en cuanto a un ataque frontal del PP contra los matrimonios homosexuales y su inconstitucionalidad, porque eso podría fácilmente transformarse, gracias a la prepotencia de los medios progres, en ataque frontal del PP contra los homosexuales, lo cual no es cierto en absoluto. En todo caso, por su parte y como presidenta de la Comunidad de Madrid.
Esperanza Aguirre.
Se puede recurrir al Constitucional, digo yo, sin abrir ese campo de batalla ahora, en un momento en que estamos metidos hasta las narices en otras batallas constitucionales infinitamente más importantes que ese simulacro obsceno que insulta tanto al matrimonio como a la homosexualidad, que asume y reivindica su diferencia; con la certeza, además, de que una oposición radical y torpe trasformaría esa payasada en acto de resistencia política impulsando dichos "matrimonios", que sin tanto jaleo hubieran sido escasísimos. Más grave me parece la adopción, porque si puede tolerarse que dos adultos hagan de histriones, declarándose iguales y diferentes, el robo de niños con la máscara de la adopción es sencillamente intolerable.
 
Los sindicatos gays han jugado la baza del "derecho de las minorías", estafa rentable pero absurda, porque si un blanco, un negro, un moro, un amarillo, etcétera, muere como nace, los homosexuales no. La homosexualidad no es un estado permanente, y en este sentido ¿qué ha previsto la ley en caso de divorcio de una mujer con otra, para casarse con un hombre? ¿O un divorcio de hombres para casarse con mujeres?
 
Pasemos a cosas más graves, que yo definiría como la destrucción voluntaria de España, aunque pueda parecer exagerado a algunos. No sé cómo, ni cuándo, ni si va a finalizar la merienda de negros de la reforma del Estatuto de Cataluña, las Cortes aún no han votado, pero lo que ya es evidente es que, si se acepta la noción de "nación catalana", eso implica que toda nación tiene su Estado, y es obvio que toda nación-estado debe ser independiente. Cataluña será, si se aprueba el nuevo Estatuto, incluso con alguna enmienda semántica, una "nación" con más derechos y menos deberes, más finanzas y ninguna solidaridad, que el resto de España. Y se incrementará allí la masacre de bisontes, o del español, que hasta a Múgica indigna. Más que un aquelarre, un crimen.
 
Josep Piqué.¿Y qué hace el PP? Porque no basta con no votar dicha reforma: hubiera sido necesario combatirla con uñas y dientes. Aun respetando, mucho más que los catalanistas de todos los colores, las reglas democráticas y la Constitución, la oposición popular tenía que ser tajante, y no lo ha sido. A cambio, Piqué, su líder, por lo visto se ha hundido en la ciénaga de las componendas y compromisos, con resultados catastróficos. Si desean que el PP desaparezca de Cataluña, sigan por el sendero luminoso de Piqué y lo lograrán.
 
Aunque en el País Vasco el PP haya pagado su triste tributo de sangre al terrorismo etarra y demostrado en numerosas ocasiones su firmeza y valentía, la política de rendición del Gobierno provisional zapaterista está haciendo estragos. El siniestro paripé de las negociaciones sin negociaciones, los acuerdos sin acuerdos, la ilegalización sin consecuencias de Batasuna y todo lo demás no logra ocultar que el Gobierno cede al chantaje de ETA.
 
Su mensaje no puede ser más claro: para que Madrid pase por el aro de sus exigencias independentistas, lanzan su campaña de bombas "políticas", manifestando claramente que si no logran imponer sus exigencias volverán a los atentados mortales. Pueden permitírselo: son ellos quienes tienen la sartén por el mango, y el Gobierno claudica. Avanzando de dos en fondo con plomo en las calaveras, los escritores del imperio Polanco nos tiran a la cabeza el ejemplo del IRA: lo que se ha logrado en Irlanda mediante negociaciones lo lograremos nosotros mediante negociaciones. ¿De veras? Pues que ETA entregue sus armas, todas sus armas, y luego se verá. Bueno, con el actual Gobierno, está visto.
 
El Gobierno de José María Aznar tuvo sus defectos y cometió errores, pero en tres sectores de actividad, por lo menos, demostró una indudable superioridad al actual: una política económica y social que obtuvo buenos resultados, heredados por los socialistas, que los están despilfarrando; una lucha firme y eficaz contra ETA, respetando siempre la legalidad democrática, totalmente abandonada por los zapateristas; una valiente política internacional de alianza con las democracias, que tuvo su punto culminante y polémico en la guerra de Irak. Desgraciadamente, me parece que llevando a cabo esta política justa, junto a los USA, Reino Unido y otros países democráticos solidarios, Aznar estuvo muy solo en España, no únicamente frente a la jauría socialcomunista, también entre sus propios compañeros, que se asustaron. Porque si bien no Aznar, o Aguirre, u otros (no voy a meterme demasiado en detalles y personas de un partido que no es el mío), el PP manifiesta demasiadas veces una prudencia pusilánime.
 
José María Aznar.Dando un brinco a los temas, recordaré lo del referéndum sobre la Constitución europea. Evidentemente, el PP, por su naturaleza, sus ambiciones, su ideología, debía haber votado claramente "no", en vez de hacer campaña a favor del "sí", y refugiarse tantos en la abstención, que resultó mayoritaria, sin que eso cuente. No se atrevieron, fueron demasiado conformistas e insuficientemente audaces, se equivocaron gravemente y lo están pagando.
 
Teniendo en cuenta los resultados posteriores y la defunción de esa pésima Constitución burocrática, no resulta difícil imaginar las ventajas que el PP hubiera sacado de una campaña, seguramente vencedora, a favor del "no". Pero les faltó audacia, les falta audacia. Ahora, José María Aznar constata que la Constitución ha muerto y añade que no llora su muerte.
 
El presidente de la Comisión, Durao Barroso, opina más o menos lo mismo, y me han dicho que el "padre de la criatura", Giscard D'Estaing, confiesa, en privado, haber votado "no", descontento con las adendas que el Consejo de Ministros había añadido a "su" texto. ¡A buenas horas, mangas verdes!
 
Algo parecido ocurre con la apertura de negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE. Ante la arrogancia turca, la inverosímil postura británica, las mentiras y contradicciones de toda índole, ¿ha declarado el PP algo diferente, claro, tajante, evidente, sobre el tema? No se ha oído. La misma pusilanimidad se nota en el PPE, que además ha admitido en su seno al partido musulmán turco de Erdogán, como "observador", primer paso obligatorio para la adhesión. ¿En qué mundo sin principios ni audacia vivimos?
 
No se trata, como piensan Piqué y Ruiz-Gallardón, y probablemente otros, de copiar cada vez más a la socialburocracia como camino de "renovación", que bastante lo han hecho, en cuestiones "culturales" y en subvenciones absurdas, por ejemplo, ni se trata de convertir el PP en partido confesional, ni de reivindicar a Blas Piñar como emblema; se trata (¡se trataría!) de ser, sencillamente, liberales. Pero esto exigiría demasiada audacia para un partido que no la tiene. Otros, en el PP, o en su entorno, prefieren el término de "derecha liberal" incluso al oficial de "centro reformista". Ya hablaremos, porque éste es el cuento de nunca acabar.
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