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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

¡Muera ETA!

El eco de las bombas hizo estallar mis argumentos, poniendo en evidencia lo esencial: la guerra contra ETA, porque de eso se trata, de una guerra contra el terrorismo, como en Israel, como en Irak, como en Afganistán, como en el mundo entero.

Me disponía a escribir esta crónica cuando oí por radio la noticia del tremendo atentado en Madrid. Pensaba escribir, de manera casi civilizada, un balance muy resumido, claro, del segundo Gobierno de Aznar. Su destino, incluso si no es él quien lo lidera, está en manos de los electores este domingo 14. Hasta pensaba aportar mi humilde contribución a la campaña electoral explicando por qué consideraba mejor, en las circunstancias actuales, votar PP que PSOE. Estaba en eso cuando el eco de las bombas hizo estallar mis argumentos, poniendo en evidencia lo esencial: la guerra contra ETA, porque de eso se trata, de una guerra contra el terrorismo, como en Israel, como en Irak, como en Afganistán, como en el mundo entero.
 
(Entra Nina en mi despacho y me pregunta: ¿qué hay de nuevo? Le doy la cifra de muertos, que va aumentando cada hora, 62, 93,174, 194... ¿cuántos serán al final? Y le digo que el Gobierno ha decretado tres días de luto nacional. "Más valdría que envíen el Ejército al País Vasco", me contesta). Este es un grito de rabia legítimo, pero no sé si es la solución. De lo que en cambio estoy seguro es que así no se puede seguir. Vivir en tiempos de guerra no es lo mismo que vivir en tiempos de paz. Esta perogrullada significa, sin embargo, que hay que tomar medidas drásticas, policiales, judiciales, políticas, que se ha terminado la tolerancia para los batasunos, que hay que prohibir tajantemente el “plan Ibarretxe”, que hay que poner fuera de la ley a ERC, y algunas medidas más. Lo digo totalmente en serio, consciente de que estas medidas limitarían durante un periodo la vida democrática, pero no se puede aceptar que se mate impunemente a humildes ciudadanos que van a su trabajo o a sus estudios.
 
Ante una masacre tal, pienso que no soy el único que considera que lo que hasta ahora se ha hecho contra ETA no basta. Oyendo innumerables testimonios y comentarios sobre el crimen gigantesco de ETA me detuve un momento en el de Gorka Landáburu, quién también es corresponsal de la radio France Info, en el País Vasco. Él mismo, herido en un atentado de ETA, desde luego se indigna ante estos, pero dijo cosas que me dejaron alelado. Declaró, por ejemplo, que si ETA se dice de izquierdas, ¿cómo puede matar, y al mal tuntún, a trabajadores y estudiantes? ¿Si hubiera asesinado a banqueros, hubiera sido legítimo? Y sobre todo insistió en el hecho de que estos tremendos atentados a tres días de las elecciones, iban a permitir la victoria electoral del PP.
 
Cabe preguntarse si Gorka opina que atentados que hubieran permitido la derrota del PP serían bienvenidos O, incluso que es el PP quien ha puesto las bombas para ganar las elecciones. La infamia no tiene límites.
 
Desde luego considero que las elecciones deben desarrollarse como estaba previsto y espero que gane el PP, por mayoría absoluta. Y espero asimismo que Carod-Rovira, el cómplice de ETA, que estará frotándose las manos porque no han muerto catalanes, sea rotundamente derrotado. Pero me pregunto si el futuro gobierno, probablemente del PP, será capaz de dar el “salto dialéctico” necesario, de tomar las drásticas medidas que se imponen para acabar con ETA de una vez para siempre. Bien sé que muchos son quienes consideran que la represión no es la solución y que la negociación se impone. Yo no soy contrario, por principio, a las ideas de negociación, o incluso de amnistía, pero como en toda guerra, primero hay que vencer antes de negociar.
 
¿De qué se trata ahora, hoy? ¿De negociar con los asesinos autores de esta tremenda matanza o de detenerlos? ¿Se trata de negociar con los cómplices del crimen, los batasunos como Otegi y demás, o de detenerlos? ¿Se va a seguir tolerando que gentuzas como Carod-Rovira conspiren con ETA y, como si aquello no tuviera la menor importancia, llegue a ser diputado en las Cortes, o de impedirlo? Yo no tengo, evidentemente, el poder de decidir cuales serían las medidas concretas necesarias para acabar con ETA, sólo puedo repetir que, en mi opinión, lo que se ha hecho hasta ahora, no basta.
 
A las tres de la tarde de este jueves veo por TVE Internacional a José María Aznar declarar que nada de vacilaciones o negociaciones, que la guerra contra ETA será implacable y que a fin de cuentas la democracia triunfará. Bueno, yo también estoy convencido de que la democracia triunfará, pero se trata de saber cómo y cuando. Los discursos, las manifestaciones rituales de protesta, los minutos de silencio, no bastan. Hay que liquidar a los asesinos de ETA. Sin trapicheos, sin GAL, basándose en las leyes democráticas, pero una ofensiva generalizada me parece necesaria.
 
 
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