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DESARROLLO

La verdadera ayuda

William Easterly, profesor de economía de la Universidad de Nueva York, y economista del Banco Mundial desde 1985 hasta 2001, demostró el fracaso de la ayuda extranjera de los gobiernos.

William Easterly, profesor de economía de la Universidad de Nueva York, y economista del Banco Mundial desde 1985 hasta 2001, demostró el fracaso de la ayuda extranjera de los gobiernos.
EEUU y sus aliados han destinado más de un billón de dólares a la ayuda externa desde 1945, pero los países que más recibieron tienen hoy más problemas, porque la "ayuda" estatal no sólo fracasó, sino que sirvió para financiar y fortalecer a gobernantes y políticos contrarios al mercado.
 
Además del mercado, cuya naturaleza es, precisamente, el desarrollo de las personas, empezando por las necesidades más básicas, las ayudas que sí funcionan provienen del sector privado. Es decir, son el resultado del accionar voluntario de las personas, en contraposición con el Estado, que quita coactivamente, vía impuestos, para "dar a los pobres". El principio metafísico, ontológico, es obvio: ya decía Santo Tomás que la violencia es contraria a la naturaleza de las cosas; por tanto, nunca podrá construir algo positivo.
 
La principal ayuda proviene, sin duda, de los 200 millones de inmigrantes que hay en el mundo, que en 2005 enviaron fondos a sus familiares residentes en sus países de origen por valor de 380.000 millones de dólares. De ellos, 250.000 fueron remitidos a países en desarrollo, según el Banco Mundial. Si se cuentan los flujos enviados a través de canales informales, se puede elevar esa cifra un 50%.
 
Moldavia, por ejemplo, obtuvo en 2004 el 27% de su PIB del dinero enviado por sus emigrantes; Haití, el 25; Jamaica, el 17,4; El Salvador, el 16; Honduras, el 15; la República Dominicana, el 13,2, y España el 0,5. México recibió 25.000 millones de dólares, y la India 17.000: son los países que más remesas reciben. Por otra parte, los que más dinero remiten son Estados Unidos (44.000 millones) y Arabia Saudita (24.000).
 
Muhammad Yunus.Otra ayuda importante proviene de grupos como el Fondo Esperanza, una fundación del Hogar de Cristo en Chile que entrega microcréditos para financiar iniciativas emprendedoras y que hoy cuenta con 7.000 clientes. La mayoría son mujeres, con un promedio de escolaridad de 8,5 años, que viven por debajo o bordean la línea de pobreza y son excluidas por la banca tradicional.
 
En promedio, el grupo familiar de las beneficiarias consta de 4,5 integrantes, así que los beneficios del programa llegan a 31.500 personas. Para lograr un impacto aún mayor, el directorio de la institución aspira contar con 50.000 clientes en los próximos cuatro años, para lo que se requiere un capital adicional de 5 millones de dólares. En 2001, la visita a Chile del bengalí Muhammad Yunus, creador del exitoso Grameen Bank, "el banco de los pobres", sirvió como impulso para el lanzamiento de esta institución.
 
"Les ofrecemos una oportunidad de aumentar sus ingresos y superar su autoestima", declaró al diario El Mercurio el sacerdote Agustín Moreira, director del Fondo Esperanza, institución que ha permitido que 912 familias superen la línea de la pobreza. "No intentamos hacer beneficencia, sino ofrecer oportunidades a personas que no tienen acceso a servicios financieros... Cobramos una tasa de interés del 2,7%", explica el gerente general.
 
Según un estudio realizado con la colaboración de Adimark GfK, el impacto social del Fondo Esperanza ha sido enorme. Gracias a la capacitación que reciben, el 80% de las socias ha reducido sus costos, el 92% ha ampliado la cantidad de productos que vende y el 85% ha diversificado su oferta. La recuperación de los créditos es del 100%. Algunas ya han logrado dar el salto hacia la banca comercial, lo que significa un gran triunfo.
 
Actualmente, el Fondo Esperanza cuenta con el aporte de donantes particulares y empresas, pero la idea es que sea autosustentable; es decir, que los ingresos de las colocaciones cubran los costos y, así, funcione cada vez más como una sana empresa comercial.
 
Entonces, la verdadera ayuda por parte del Estado sería eliminar los gastos en transferencias a los necesitados, con lo que se reduciría la carga impositiva, que recae con mayor fuerza sobre los más pobres, ya que las empresas tienen que subir los precios o bajar los salarios para pagar los impuestos.
 
 
© AIPE
 
Alejandro A. Tagliavini, analista político argentino.
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