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ASUNTOS EXTERIORES

La pulsión totalitaria

Un amigo mío piensa que si los talibanes hubieran respetado los Budas del valle de Bamiyán, la opinión pública occidental no habría respaldado la intervención militar en Afganistán. Si se le presiona mucho, admite que también el burka tuvo algo que ver en aquella posición.

Pero no porque a los occidentales les importara en lo más mínimo la suerte de las mujeres obligadas a llevarlo, sino porque era algo antiestético, desagradable de ver, feo. Ni que decir tiene que este amigo mío está convencido de que los occidentales han perdido los papeles y sólo esperan, como mansos corderos, la implantación definitiva del totalitarismo en el mundo.

Las ideas de este amigo mío parecen algo radicales y extremistas. Pues bien, él mismo me ha indicado que le eche un vistazo a la prensa iraquí de estos días, para ver cómo trata el Gobierno de Irak a la opinión pública occidental, y cómo ésta se deja tratar por el régimen de Bagdad. La prensa iraquí en Internet —al menos la traducida al inglés— no tiene la virulencia que caracteriza a la prensa escrita. Hay excepciones, como Babil (por Babilonia), el diario de Uday Sadam, el hijo de Sadam Husein. En su último número Babil publica un artículo sobre los lacayos de los americanos, que, como serpientes venenosas, se disponen a inocular su veneno en el “cuerpo lozano” [sic] de la “nación Árabe”. Se refiere a algunos de los políticos presentes en la última cumbre de la Liga Árabe. El aviso es inequívoco. Babil tiene también una sección religiosa, que imparte doctrina musulmana, la misma religión contra la que se fundó el partido de Sadam Husein. Estos días ha estado exponiendo los pasos del arrepentimiento de los grandes pecados y detallando los ritos de enterramiento. En su cabecera, Babil informa de que se publica “con la autorización del Pueblo”.

Lógicamente, el gran tema de la prensa electrónica iraquí es la movilización occidental en contra de la intervención. INA, la agencia de noticias oficial de Bagdad, recoge puntualmente las manifestaciones y las declaraciones que se producen en este sentido. La sección se llama “Voces libres de todo el mundo rechazan la amenaza contra Iraq”.El diario Iraq Daily hace lo propio. Los famosos “escudos humanos” han merecido varios artículos y reportajes, aunque nada ha dicho del chasco que esos mismos escudos se llevaron cuando empezaron a comprender que el régimen iraquí no tenía la menor intención de dejarles hacer lo que les diera la gana, como hacen las instituciones occidentales que los subvencionan.

Cualquier visita, cualquier declaración significa un apoyo al régimen de Bagdad: un telegrama de un dirigente venezolano, un plan de ayuda de UNICEF, las declaraciones de los socialistas europeos o una visita de una activista francesa de los derechos humanos llamada Eve Bionic [resic]. Iraq Daily (11.03.03) saca incluso a relucir a la cantante Shakira, que va a dar varios conciertos en Marruecos. Shakira, obviamente, no tiene nada que ver con esta propaganda. Los demás sí. Así como sorprende que las comunidades musulmanas no alcen la voz contra Husein y su manipulación de la religión, no deja de ser asombroso que los occidentales acepten con tanta docilidad como lo hacen formar parte de la máquina de propaganda del régimen iraquí. El peso principal de la propaganda iraquí no lo lleva la prensa del país, sino otros sitios web occidentales, mucho más sofisticados, con más medios y que presumen todos, cómo no, de independencia. El mismo reflejo creado por el estalinismo, la misma ceguera voluntaria, la misma solicitud hacia el totalitarismo se han disparado ahora sin necesidad de coartada ideológica. Ya no hace falta. Es cuestión de estética.

Iraq Daily dedica también una sección diaria (“Horizontes”) al patrimonio artístico iraquí. El régimen de Sadam Husein ha descubierto el valor propagandístico de la cultura, y el mensaje es inequívoco: los “invasores” tendrán la culpa del destrozo que se avecina. Algo parecido anunciaba el pasado sábado Souren Melikian, el crítico de arte de The New York Times. Melikian advertía por anticipado del estrago que se avecina. Los Budas de Bamiyán van a ser destrozados de nuevo, pero ahora por los norteamericanos… En fin, parece que a mi amigo no le falta buena parte de razón.


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