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MIEDIOAMBIENTE

La ONU insiste: reducir las emisiones de CO2 no detendrá el calentamiento global

El llamado U. N. Environment Programme (Programa de Medioambiente de Naciones Unidas) encargó uno de esos famosos estudios para policy-makers o, como les llaman ahora, decision makers. Para los que cortan el bacalao, vamos: zapateros, rubalcabas, obamas, sarkozys y demás prohombres de nuestra época.


	El llamado U. N. Environment Programme (Programa de Medioambiente de Naciones Unidas) encargó uno de esos famosos estudios para policy-makers o, como les llaman ahora, decision makers. Para los que cortan el bacalao, vamos: zapateros, rubalcabas, obamas, sarkozys y demás prohombres de nuestra época.

Las conclusiones del estudio fueron... ¿hilarantes? Bueno, permítanme que lo deje en contradictorias. Paso a las citas:

– "A fairly aggressive strategy to reduce carbon dioxide emissions under current reduction scenarios does little to mitigate warming over the next 20 to 30 years", que en nuestra lengua materna significa que, a la luz de los escenarios actuales, las estrategias agresivas de reducción de emisiones de CO2 apenas sirven para mitigar el calentamiento global en los próximos 20 o 30 años.

– "With carbon dioxide reductions alone, global temperatures are still projected to rise by more than 2 degrees Celsius by 2050 over pre-industrial levels"; en la lengua de Cervantes: aun reduciendo las emisiones de dióxido de carbono, en 2050 las temperaturas globales proyectadas aumentarán más de 2°C en relación a los niveles preindustriales.

¿Cómo? ¿No habíamos decidido ponernos a desmontar los motores de la prosperidad para contener las emisiones de CO2? ¿No era absolutamente necesario para salvar el planeta? ¿No habíamos decidido que, con tal de emitir menos dióxido de carbono a la atmósfera, merecía la pena reducir nuestra producción y nuestra riqueza, nuestro bienestar y nuestro confort?

Pero no se preocupen, ya tenemos nuevos enemigos públicos: el hollín, el ozono troposférico y el metano.

Lean, por favor, "Integrated Assessment of Black Carbon and Tropospheric Ozone. Summary for Decision Makers". Está en formato PDF y alojado en nuestro servidor de Desde el Exilio, no sea que lo cambien, lo alteren, lo republiquen. Y es que, si ya nos intentaron engañar y robar una vez, con el dióxido de carbono, ¿por qué íbamos a creerles ahora?

Si nos basamos en los voluminosos y periódicos informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climatico (IPCC), el aumento paulatino de CO2 en la atmósfera se ha convertido en un peligro monumental; no sólo para la humanidad, también para el medio natural. El cuadro que se nos presenta no es hermoso: olas de calor matarán a los pobres y los mayores y arrasarán los campos de cultivo; la desaparición de los casquetes polares provocará un aumento del nivel del mar, cambiando las líneas de costa en todo el planeta; los huracanes serán cada vez más frecuentes y más devastadores; aumentará el número de patologías infecciosas; muchas especies animales y vegetales se verán obligadas a migrar o a desaparecer; nos veremos abocados a guerrear por el dominio del agua...

No es sorprendente que, leyendo las amenazas, sus propagadores sean considerados alarmistas. La cuestión es: ¿debemos creer en estas profecías, tan manoseadas por la prensa y nuestros políticos? ¿Conocemos realmente el comportamiento del clima, del medio natural en toda su complejidad, como para poder preverlo, predecirlo? ¿Tienen ustedes la certeza de que somos capaces de crear modelos que nos permitan saber lo que ocurrirá en los próximos 100 años? La mejor respuesta a estas cuestiones es comparar los modelos climáticos del IPCC con los datos que la realidad nos sirve. Y todo parece indicar que aún no estamos en posesión de la piedra filosofal que nos permita hacer predicciones. La ciencia no es esoterismo. No podemos hacer políticas económicas, energéticas, sociales, como si fuéramos magos o chamanes.

PS: Considero que colocar los hollines en el centro de una política de aire limpio es positivo. Repito: es positivo. Estoy a favor de reducir las emisiones de hollines a la atmósfera. Es mi opinión, claro.

 

© Desde el Exilio

LUIS I. GÓMEZ, editor de Desde el Exilio y miembro del Instituto Juan de Mariana.

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