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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

La maldición de los Bush

Bush senior no supo concluir la Guerra del Golfo y Bush junior parece incapaz de iniciarla. La maldición de los Bush. Senior logró una amplia, bastante estrafalaria, alianza contra Sadam Husein y una relativamente rápida victoria militar, pero lo echó todo a perder al detenerse a las puertas de Bagdad, dejando la tiranía en pie.

Desde entonces, la situación de Irak desde el punto de vista del tan cacareado estos días Derecho Internacional es totalmente ambigua. Ni paz verdadera, ni guerra declarada: embargo, rituales y minúsculos bombardeos angloamericanos, inspectores de la ONU, toda una serie de medidas que, según ese mismo derecho internacional, cualquier estado soberano tendría sobrados motivos para rechazar, pero es que Irak vive en un no man’s land jurídico, político y militar absurdo, por culpa, esencialmente, de Bush senior.

Además y, como siempre, detrás de las bambalinas la realidad es diferente: la tiranía sigue sojuzgando a los iraquíes, Sadam sigue fusilando hasta a sus propios yernos, el embargo es inexistente, pero muy útil para la propaganda pro iraquí; un millón, 500.000, 400.000, según las “fuentes”, niños iraquíes muertos de hambre por culpa del embargo. Mentira absoluta. La principal riqueza de Irak es el petróleo, todo el mundo lo sabe, pues pese al “embargo”, Irak vende petróleo a China, gran consumidor, a Francia, a Egipto, a Siria y a muchos otros países. Y lo vende caro, aprovechándose de la crisis. Claro, en la situación actual los precios del petróleo se disparan y eso, desde luego, beneficia a muchos, aunque moleste a otros.

Ya tuve ocasión de decir aquí que, en mi humilde opinión, si había que concluir militarmente esa Guerra del Golfo, iniciada en 1991 e inconclusa, la menos mala de las soluciones hubiera sido una “operación relámpago”, masiva, pero lo más breve posible, con el objetivo de tumbar a Sadam Husein y a su tiranía. Digo tumbar y no matar, no soy un partidario frenético de las guillotinas, y hasta el Tribunal de La Haya me parece bastante absurdo.

Liquidar al régimen dictatorial y confinar a Sadam son, desde luego, objetivos dignos de ser aplaudidos y apoyados, incluso si sólo se trata de artículos. Es cierto que el presidente Chirac, pero también Tony Blair, cuyas intenciones no son idénticas, insistieron para que todo transcurriera en el seno del Consejo de Seguridad, pero ¿qué ocurre desde hace casi seis meses? Una campaña internacional contra la guerra de amplitud bastante considerable y que va creciendo. Si la intervención militar hubiera tenido lugar y logrado su objetivo de tumbar a Sadam, lo cual no parece tarea imposible, teniendo en cuenta las fuerzas en presencia, también hubiera habido protestas contra esa “agresión imperialista”, pero infinitamente menores que ahora. El hecho consumado es desmovilizador.

Estoy totalmente convencido de que la indecisión de Bush senior, que convirtió su victoria en derrota, ha sido uno de los factores esenciales de la explosión del terrorismo islámico internacional y hasta me pregunto si no tiene alguna relación con los atentados del 11 de septiembre. Lo absolutamente seguro es que si los USA se “rajan” ahora, si aparecen como “tigres de papel”, eso no conducirá a negociaciones de paz, al menor apaciguamiento de las tensiones internacionales, en ningún lugar del mundo, ni en Oriente Próximo, ni entre India y Pakistán, ni de las guerrillas en Filipinas, ni del terrorismo en Indonesia, por poner varios ejemplos, sino que por el contrario conducirá a una agudización de los conflictos y tensiones, y a un nuevo “salto cualitativo” del terrorismo internacional.

Sería absurdo negar la importancia de la campaña mundial por la paz, pero tan o más absurdo sería considerar que se trata de una campaña por la paz, que lo que dominaría sería el “no matarás” cristiano, o la oposición a toda guerra de los Testigos de Jehová y otras sectas. Esta es una campaña por la paz profundamente bélica. Basta con haber observado, de cuerpo presente o por televisión, algunas de las manifestaciones “pacifistas” para cerciorarse del odio que rezuma en ellas, odio mortal contra los USA, contra Israel, contra el capitalismo y hasta contra los infieles, ya que este aspecto integrista islámico aparecía claramente en las calles de París, de Londres y de otras capitales. Las “masas” que desfilaban, esencialmente de izquierdas, no transportaban en su inconsciente colectivo imágenes de paz, simbolizadas por héroes científicos como Pasteur o Einstein, por poetas como Rimbaud o García Lorca, etcétera, no, en absoluto, lo que les entona y da adrenalina son las referencias a la revolución bolchevique, a la “larga marcha” de Mao, a Ho Chi Min y su guerra, o a la guerra sucia palestina subvencionada y dirigida tanto por Irak como por Arabia Saudí y otros países árabes. Y por la UE.

Eso no quita para que, dando “tiempo al tiempo”, los obstáculos se acumulen, las oposiciones se envalentonen. No me refiero, claro, a la última reunión de la Liga Árabe, donde las delegaciones presentes se declararon, como se podía suponer, en contra de una agresión militar a Irak. Aunque desde un punto de vista periodístico fue bastante folclórica, con los insultos intercambiados entre el sangriento payaso Gadafí y el príncipe heredero saudí, Abdulá, uno de los más siniestros personajes del mundo actual. O como cuando los emiratos propusieron pedir a Sadam y a su sequito abandonar el poder para evitar la guerra. Sería magnífico, desde luego, la solución ideal, pero me temo que no fuera muy realista. Además de los muchos obstáculos diplomáticos que conoce la Casa Blanca, sobre todo con ciertos países europeos, como Francia y Alemania, ha surgido otro en Turquía, más serio incluso desde el punto de vista militar, con el rechazo por el Parlamento turco, con mayoría musulmana “moderada”, a que nuevas tropas norteamericanas se instalen en su país con vistas a un ataque de Irak, por el norte. Dicho sea de paso, el plan que preveía que tropas yanquis ¡y turcas! entrarían en Irak a través de la zona autónoma kurda resultaba ser un aquelarre, teniendo en cuenta el largo y sangriento conflicto entre turcos y kurdos, que no se borraría porque así lo hubiera decidido el Pentágono.

Pero bueno, este caos tiene algún aspecto positivo. Turquía, al aparecer cada vez más claramente como país musulmán, miembro o en todo caso candidato a formar parte de la “gran nación árabe”, sus absurdas pretensiones a entrar en la UE se verán caducas antes de que se entablen negociaciones concretas al respecto. Giscard D’Estaing refuerza así su posición y con él muchos más. Otro aspecto positivo de la crisis actual en torno a Irak, y no hay tantos, es la cuestión del petróleo, porque pese a todos los matices y diferencias que existen, y ya pueden decir lo que quieran diferentes gobiernos, la ecuación petróleo-países árabes-terrorismo es una realidad tan evidente como peligrosa, y desde hace tiempo. La única vía para liberarse del chantaje petrolero, la única solución seria —que no me vengan con las cursilerías de las energías “alternativas”— es la energía nuclear. Cosa que ciertos gobiernos parecen haber entendido.

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