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El legado del presidente Reagan

Los logros económicos fueron los más importantes de la presidencia de Ronald Reagan. Cuando asumió el cargo, en enero de 1981, la economía de Estados Unidos sufría de muchos males, incluyendo poco crecimiento, alta inflación, creciente desempleo y tasas de interés más altas que nunca antes. Los economistas pensaban que tomaría varias décadas arreglar tantos problemas y que el costo político de hacerlo era imposible para una democracia. Sin embargo, bastante antes de entregar la presidencia en 1988, Reagan había logrado revertir todos los problemas que había heredado, colocando a EEUU en el camino de una economía sólida y sin inflación que sigue siendo el caso hoy.

Para apreciar la magnitud de los logros de Reagan debemos recordar lo mala que era la situación económica en 1980. Hubo una recesión ese año que comenzó en enero y terminó en julio. Como consecuencia, el crecimiento real fue negativo en 1980, con una tasa promedio de desempleo de 7% y la inflación seguía peligrosamente alta. Para diciembre de 1980, el índice de precios al consumidor era 12,4% más alto que un año antes. Las expectativas de inflación unidas a la restricción monetaria por parte de la Reserva Federal hicieron que los intereses alcanzaran el nivel más alto de la historia de EEUU. La tasa preferencial pasó de 20% a mediados de año y se mantenía sobre 15% cuando Reagan asumió la presidencia en enero de 1981.

Jimmy Carter, predecesor de Reagan, estaba desconcertado por la combinación de problemas económicos. Muchos economistas consideraban que se requeriría una nueva Gran Depresión para dominar la inflación y restaurar la salud económica, lo cual ningún político consideraría hacer. Muchos basaban sus estimaciones en la llamada ley de Okun. Según el economista Arthur Okun (1928-1980), bajar la inflación un 1% hace que la economía se contraiga un 10%, por lo cual eliminar una inflación de un 12,4% tomaría mucho tiempo y causaría un daño impensable.

Sin embargo, para 1986 la inflación en EEUU era de sólo un 1,1% y el PIB estaba creciendo a una tasa muy saludable. El desempleo y los intereses seguían altos, pero la tendencia era a la baja. Aunque la economía sufrió de una recesión entre julio de 1981 y noviembre de 1982, ésta resultó mucho menos severa de lo que los economistas esperaban, dada la caída de la inflación.

Reagan jamás se apartó de su cometido de acabar con la inflación, aun en los días más oscuros de la recesión de 1982, cuando el Partido Republicano estaba descendiendo precipitadamente en todas las encuestas. Reagan se mantuvo firme porque estaba seguro del resultado y porque mucho estaba de por medio. Reagan creía firmemente que la tambaleante economía soviética se mantenía a flote por los altísimos precios de sus exportaciones de petróleo, oro y otras materias primas. Por lo tanto, acabar con la inflación no era solamente vital para la salud de la economía de EEUU, sino también para derrotar al comunismo.

La Reserva Federal fue el luchador principal contra la inflación, pero Reagan siempre la apoyó y nombró a directores, incluyendo a Alan Greenspan designado presidente en 1987, que apoyaban la estabilidad de precios. Además, Reagan creía, correctamente, que aumentar la producción de bienes y servicios era otra manera de acabar con la inflación. Con ese propósito, insistió en bajar los impuestos para promover el trabajo y la inversión, fomentó el libre comercio y la desregulación para promover la competencia.

Los críticos de Reagan siguen apuntando al alto déficit fiscal de los años 80 como el precio de su éxito. Eso también le preocupaba, pero comparado con la magnitud de los logros de Reagan al acabar con la inflación y hacer que la Unión Soviética colapsase, no creo que se le pueda culpar por ello.

Otros éxitos menos visibles de Reagan también marcarón la diferencia. Junto a Margaret Thatcher restauró la idea de que los individuos y las empresas privadas son la verdadera fuente de la prosperidad, no el gobierno. Ambos mandatarios dieron legitimidad al libre mercado y a monedas sólidas, en oposición a la planificación y los controles de precio de los socialistas que habían dominado las políticas económicas alrededor del mundo por más de medio siglo. El renacimiento económico y la libertad en Europa del Este y en el Tercer Mundo deben mucho a que Reagan y Thatcher desacreditaron las ideas socialistas y defendieron incansablemente la libertad económica.

Reagan fue un gran líder que cambió positivamente el curso de la historia.

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