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LIBERALISMO

La madre de todas las batallas

Poco después de la Segunda Guerra Mundial, Sir Anthony Fisher se encontró por casualidad con una versión resumida de la famosa obra de Friedrich Hayek Camino de servidumbre.


	Poco después de la Segunda Guerra Mundial, Sir Anthony Fisher se encontró por casualidad con una versión resumida de la famosa obra de Friedrich Hayek Camino de servidumbre.
Hayek.

Hayek, a quien Fisher no había oído siquiera nombrar, alertaba sobre el avance del socialismo en Inglaterra de manos de intelectuales y políticos que pregonaban las virtudes del dirigismo estatal. Impactado por el mensaje del libro, Fisher contactó con el autor, a la sazón profesor de la London School of Economics, para entrevistarse con él.

En la entrevista, Fisher le dijo a su interlocutor que compartía totalmente su diagnóstico acerca del avance del socialismo en Inglaterra, y agregó que para frenarlo pensaba entrar en política. ¡De ninguna manera!, replicó Hayek:

El curso de la evolución social sólo podrá enmendarse con el cambio de las ideas. Primero debe llegar a los intelectuales, los profesores y los escritores, con argumentos bien razonados. Será la influencia de éstos sobre la sociedad lo que prevalezca, y los políticos los seguirán.

La de las ideas, sugirió Hayek, es la madre de todas las batallas. Y Fisher se sumó a ella en primera línea. Así fue como este exalumno de Eton se convertiría en uno de los promotores de intelectuales más influyentes del siglo XX.

Hayek y Fisher entendieron que si no cuenta con intelectuales y defensores que lo legitimen y prestigien, el sistema de libre empresa no puede subsistir. Y es que, como ha afirmado el Nobel de Economía Douglass North, no basta que la gente se beneficie del sistema: además debe creer en él.

Quien pretenda defender el capitalismo no puede olvidarse de las ideas ni de la lucha cultural. De lo contrario, como advierte North, el sistema de libre empresa se encuentra a merced de las ideologías, que son "materias de fe antes que de razón y subsisten pese a las abrumadoras pruebas en contrario".

En Chile, por ejemplo, la ideología ha avanzado de tal manera, que está poniendo en jaque la credibilidad del sistema de libre empresa. La razón es que no se libró en su momento la batalla de las ideas. Una visión reduccionista del ser humano llevó a asumir que mientras hubiera consumo no había de qué preocuparse. Como resultado, hoy, los que sí hicieron el trabajo de penetración cultural han logrado minar peligrosamente la credibilidad del modelo. Se ha llegado al punto de que la palabra empresario es prácticamente sinónimo de sinvergüenza. Y lo más preocupante es que quienes pueden dar la lucha por las ideas no reaccionan. Parecen no ver que lo que necesitamos para contrarrestar esta nefasta evolución son líderes de la talla de Sir Anthony Fisher.

 

© El Cato

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