Menú
IZQUIERDA LIBERAL

La exclusión lingüística que no cesa

A propósito del Decreto de enseñanzas mínimas de primaria en materia de lenguas en Cataluña. Para indignarse: “ERC e ICV-EUiA plantean recurrir el aumento de horas de castellano”. No me refiero al contenido de la frase entrecomillada, sino a la tergiversación que hace “el Periódico de Catalunya” al titular así el restablecimiento de la hora robada al estudio del castellano en los colegios de Cataluña.

A propósito del Decreto de enseñanzas mínimas de primaria en materia de lenguas en Cataluña. Para indignarse: “ERC e ICV-EUiA plantean recurrir el aumento de horas de castellano”. No me refiero al contenido de la frase entrecomillada, sino a la tergiversación que hace “el Periódico de Catalunya” al titular así el restablecimiento de la hora robada al estudio del castellano en los colegios de Cataluña.
Marta Cid, Consejera de educación de la Generalidad

Es como si le substraen a usted la cartera y cuando tiempo después el juez se la devuelve, la prensa de quienes te la han birlado titula que recurrirán la devolución de la cartera. En Cataluña hemos llegado a un grado de degradación moral por la verdad que lo evidente se niega o se altera. Veamos, si la inmersión acabó con la posibilidad de poder estudiar EN castellano, el truco de las estructuras lingüísticas comunes, además, le restó una hora de enseñanza DE castellano.

Aprovecho para aclarar lo que a menudo lleva a confusión, sobre todo fuera de Cataluña. Cuando decimos que en Cataluña no se puede estudiar EN castellano no estamos diciendo que no estudien castellano, sino que toda la enseñanza se da obligatoriamente en catalán sin que los niños catalanes puedan optar por hacerlo también en castellano como uno de Sevilla o de Santander. Hasta el punto que incluso la asignatura de castellano se da en ocasiones también en catalán. Hubo un tiempo, además, que no se daba en absoluto, ni en catalán ni en castellano. Ocurrió a finales de los ochenta, principios de los 90. No era generalizado, pero se daba. No era legal, pero se daba. Y para salvar la legalidad les ponían a todos los niños en la cartilla escolar un notable. Esta práctica fue denunciada a principios de los 90 por las primeras luchas en defensa de los derechos castellanohablantes y erradicada.

Otra práctica fraudulenta era dar las clases de castellano en catalán. Tampoco era generalizado, pero allí donde se producía o se produce suele consentirse porque nadie se atrevía o se atreve a llevar a los tribunales a los profesores que lo practican.

Y el último truco ha sido el que se instauró con la disculpa de las estructuras lingüísticas comunes que las diferentes lenguas latinas tienen entre sí. Ya que el contenido es el mismo en una y otra lengua (nos referimos a la sintaxis, gramática, tipología textual) el departamento de enseñanza de la Generalitat determinó que fuera en Catalán. De esa manera, las tres horas de castellano a la semana se reducían a dos horas y las de catalán se aumentaban a cuatro. (Debemos recordar una vez más para que no se equivoquen las cosas, que no critico que el catalán tenga más horas sino de que se le sustraigan al castellano las que le corresponden).

De manera cicatera se le arañaba en la propia materia de lengua española una hora, dejándola con una menos. O sea de tres a dos, cuando debían ser tres y tres.

Pues bien, ¿qué ha hecho ahora el Decreto de enseñanzas mínimas de primaria del Gobierno central publicado el pasado 7 de diciembre de 2006? Restaurar esa tercera hora de castellano que le corresponde por ley y disponer para que, en cualquier caso, no se detraiga hora alguna en nombre de disculpa alguna. En nada perjudica a la enseñanza del catalán que tendrá también 3 horas como también dice la ley.

A pesar de la evidencia y de la evidente injusticia, la señora Irene Rigau de CiU se indigna como yo, pero en sentido contrario: “Estamos ante una decisión –dice- de índole política, no pedagógica. Si las estructuras lingüísticas son similares en catalán y en castellano, hay que pensar que lo que se busca no es reforzar el conocimiento, sino que la lengua castellana tenga mayor presencia”. Evidentemente, señora, evidentemente. ¿Acaso es ilícito aspirar a que nuestros hijos estudien las horas de español necesarias para que lo dominen correctamente? ¿O acaso los niños catalanes sólo tienen derecho a estudiar las horas necesarias si es en y de catalán? Mas le digo, ¿acaso es vergonzoso aspirar y exigir que se cumpla la ley? Aunque si quieren que les diga la verdad, aún me preocupa más esa sentencia final: “…hay que pensar que lo que se busca no es reforzar el conocimiento, sino que la lengua castellana tenga mayor presencia”. Dicho de otra manera, ¿el castellano no es conocimiento..?

ERC y ICV deben sentirse también indignados porque, como CiU, amenazan con recurrir el decreto. La primera para llevarlo a la comisión bilateral que reúne al Estado y la Generalitat. Vamos, un sucedáneo de la bilateralidad entre Estados. Y la segunda, al Tribunal Constitucional. No nos caerá esa breva.

Extraña, tierra en la que vivo. ¿Qué paradójica circunstancia hace que lo que a todas luces es un manifiesto abuso de poder pueda expresarse con total impunidad? ¿No le da vergüenza a la Señora Rigau exigir para sí lo que no permitiría que ningún otro le impusiera a ella? Cada vez estoy más convencido que todos los textos, análisis y argumentos nacionalistas deben ser enfrentados a su propia imagen. Hagan la prueba con cualquier actitud y verán reflejados en su espejo la desvergüenza de su proceder. Por ejemplo: ¿Qué les parece que exigiéramos que las estructuras comunes de las lenguas se dieran en castellano? Este pasaría a tener 4 horas a la semana y el catalán, 2. La cuestión no es ya la estupidez del argumento, siempre será mejor tener tres y tres. La cuestión es por qué a una parte de la sociedad catalana le parece evidente la asimetría aplicada siempre contra el otro y es incapaz de ver las razones de los demás.

Cuando alguien es incapaz de percibir, digo bien, percibir, no respetar que eso es la consecuencia, los derechos de los demás es que hay una deformación o alteración de la realidad que le lleva a considerarse con más derechos que los demás, bien porque cree merecerlos, bien porque se siente legitimado por una cuestión de propiedad sobre los demás. Y si eso es así, estamos muy cerca de la exclusión cultural. Nos pretenden legalizar el atropello con los artículos 35, 111 y 131. del nuevo Estatuto. Que por artículos no quede. Aunque tal cosa lo amparase, seguiría siendo injusto.

antoniorobles1789@hotmail.com

0
comentarios