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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

"Guerracivilismo"

El término está de moda: no se puede hojear un periódico sin toparse con eso del "guerracivilismo". Y, como siempre ocurre, los que más lo utilizan son los más fanáticos y los más rabiosos. He notado en mi selección personal que Santiago Carrillo y Felipe González forman parte de los más intolerantes con el PP, al tiempo que tienen el cinismo de darle consejos.

No les diré aquello de que los consejos, la mitad en dinero porque, francamente, no viene a cuento, pero les preguntaré si no tienen un espejo en su casa, porque Santiago Carrillo es un criminal de guerra que hubiera merecido comparecer ante tribunales militares, si no fuera por el tiempo transcurrido desde Paracuellos y las consiguientes amnistías, y Felipe González fue el presidente de cuando los GAL y la corrupción a gran escala.
 
Mientras tanto, y con el apoyo mayoritario de la imbecilidad, el conformismo y el Imperio polancosociata, Carrillo recibe premios y "honoris causa", y González sigue haciendo negocios sucios, pero privados, y ejerciendo de consejero moral de la izquierda, el centro y la derecha europea y latinoamericana. No "exijo" que vayan a la cárcel, pero como referentes morales y democráticos, por favor...
 
Como no podía faltar en este chantaje, las referencias a 1936 son espeluznantes, melodramáticas y aterradoras: la derecha, hoy, sería igual a la de ayer; y como la de ayer era fascista, criminal y guerracivilista, la de hoy también lo es. Pues no nos inmutemos ante ese maloliente chantaje y digamos un par de cositas sobre 36. De entrada, me autorizo una precisión: yo formo parte de la minoría que considera que hay que dejar los muertos en paz, sin intentar sacar tajada y beneficios de sus muertes. O, dicho sea más políticamente: si nuestra historia, y concretamente nuestra guerra civil, constituyen territorios libres y abiertos, que todos pueden investigar, comentar y utilizar sin límites y, obviamente, sin censuras, al mismo tiempo considero que prácticamente nada de ese pasado reciente puede considerarse como ilusión, enseñanza y ejemplo para el presente. Más bien diría que la crítica tajante, despiadada, de ese pasado constituye una de las condiciones para construir no sólo el futuro, también el presente.
 
Pero basta de generalidades y vamos a algún caso concreto. La derecha, por los años 30, era "guerracivilista", se nos dice. Pues la izquierda también, o más. Dejando de lado, es un decir, el asesinato de Calvo Sotelo y otros pistoletazos, volvamos un segundo a la tan traída y llevada insurrección de Asturias en 1934. Fue, sin lugar a dudas, un golpe de estado revolucionario. No descubro mediterráneos, ni es necesario citar a otros autores; eso lo proclamaban los propios protagonistas de la rebelión: UGT, CNT, PSOE y PC. Era el asalto a un Gobierno burgués, y que fuera democráticamente elegido les importaba un bledo.
 
Desde luego, los objetivos de los insurrectos no eran los mismos, ni muchísimo menos. Si todos estaban de acuerdo en destruir la democracia "burguesa" y "formal", y su Gobierno, unos –para resumir– querían un Gobierno obrero, otros la dictadura del proletariado, según el modelo soviético (incluyendo sectores del PSOE), y otros el comunismo libertario, sin Gobierno ni Estado. Lo cual abría infinitas perspectivas de nuevos conflictos entre "obreros" y "revolucionarios". El bulo según el cual el Gobierno de la CEDA era fascista o fascistoide fue una mentira posterior, una de tantas invenciones comunistas que perduran hasta hoy y sientan cátedra. Entonces, en 1934, nadie se lo creía, y lo que se pretendía destruir era la democracia parlamentaria (que todos odiaban, incluyendo amplios sectores de la derecha), y lo que juzgaban intolerable era un Gobierno de derechas, y además surgido de las urnas, ¡el colmo! Mucho peor que la dictadura de Primo de rivera, con la que la UGT colaboró.
 
CEDA significa "Confederación Española de Derechas Autónomas", todo el mundo lo sabe y las cosas estaban claras. Lo que está menos claro es que tanto ayer como hoy hay muchos facinerosos que consideran que la derecha no tiene derecho (!) a gobernar. Esto es algo que distingue a España de países más civilizados, como el Reino Unido, pongamos. Y ya que he citado a Carrillo, recordaré que en sus memorias mantiene íntegra la mentira comunista sobre la CEDA, reivindica la insurrección del 34 y sólo lamenta su rotundo fracaso.
 
Como el movimiento se demuestra andando, el "guerracivilismo" del bando opuesto se demostró –dejando de lado torpes intentonas golpistas como la de Sanjurjo, en agosto de 1932– con el levantamiento de julio del 36 y la consiguiente guerra civil. Nada de realmente ejemplar para hoy, repito. Pero como el Gobierno y el PSOE, con la ayuda de los nacionalistas, están empeñados en que la derecha, o más precisamente el PP, no vuelva jamás al poder, y están empleando todos los métodos y todas las mentiras para lograrlo, pese a las inmensas diferencias entre la España de los años 30 y la de hoy, esa voluntad destructora y antidemocrática recuerda, quiérase o no, la de la izquierda revolucionaria de los años 30, mientras que la derecha (o el "centro reformista") se mantiene hoy a la defensiva, no como en 1936.
 
A los asaltos a las sedes del PP no han respondido con asaltos a las sedes del PSOE. Más recientemente, a los asaltos a los mítines del PP, durante la campaña sobre el referéndum en Cataluña, el PP no ha respondido. A los ataques, personales y violentos, por ejemplo, a Pío Moa, a Arcadi Espada, que no son del PP, o al propio Mariano Rajoy, el PP ha respondido con comunicados a la prensa. En cambio, han montado el tinglado de la agresión (física, casi física, verbal) al ex ministro Bono, pero el tiro les ha salido por la culata: sus mentiras y falsificaciones han sido duramente condenadas por la Justicia.
 
Mariano Rajoy.No pueden ni compararse las violencias y agresiones contra el PP con la actitud del PP, que, todo hay que decirlo, yo considero demasiado timorata. No es que desee que copie los métodos gangsteriles de sus adversarios, ni su "dialéctica de los porrazos" (¿en espera de la de las pistolas?), pero si la campaña de firmas me parece muy bien, si el apoyo decidido a las exitosas manifestaciones de AVT me parece muy bien, pienso que todo ello es insuficiente. Lo mismo, pero más. Y es insuficiente porque España está al borde del abismo.
 
Incluso si el Estatuto catalán no ha sido aprobado por mayoría, legalmente lo ha sido.  Las consecuencias nefastas para España, y por lo tanto para Cataluña, porque Cataluña es y está en España y, a menos de unirse a Montenegro o las islas Fidji, en España seguirá, pero en una España rota, más conflictiva y empobrecida; dichas consecuencias, tal vez, no serán evidentes para los catalanes hasta dentro de unos años. Mientras tanto, euforia para los rinocerontes catalanistas, que gobernarán, sin mayoría pero autoritariamente, en una sociedad ultraburocratizada y donde se dará rienda suelta a la caza al español –y no sólo a la lengua–. Cuando despierten de esa pesadilla, ¿qué pasará?
 
Pero el aquelarre es, y sigue siendo, ETA y sus cómplices nacionalistas. Con la soberbia de los que se consideran vencedores –no sin motivos–, exigen y ordenan a los gobiernos español y francés que cumplan sin rechistar sus exigencias. Dichas exigencias pueden resumirse en una: el reconocimiento de Euskal Herria. Ese barbarismo significa que hay que entregarles "pacífica" y "democráticamente" Navarra y una región de Francia. Si no, volverán a explotar pacíficamente las bombas y se reanudarán los asesinatos democráticos. Y el Gobierno responde que todo va por buen camino y que el "proceso de paz" es irreversible. Pero Francia no, y tampoco es por casualidad si la enérgica juez Levert ha desmantelado la red de extorsión de ETA, lo cual ha enfurecido a Otegui, porque no es lo que Zapatero le tenía prometido.
 
Con tantas dimisiones y cobardías, envueltas en amenazas "guerracivilistas", el Gobierno y el PSOE pretenden que el PP se siente a la mesa de negociaciones y firme la rendición absoluta de todos los partidos ante los delirios nacionalistas y terroristas de ETA, con el silencio cómplice de los corderos del PNV, y eso para que Rodríguez Z. pueda seguir en el "poder" de una España hecha añicos. El PP será blando, en mi opinión, pero a esa infamia no va a llegar.
 
Terminaré declarando, en mi nombre personal, a todos los que nos acusan (a los de Liberad Digital, me refiero) de "guerracivilistas", mientras fomentan la "guerra fría" ente españoles: Chiche! (Que consulten un diccionario de expresiones populares francesas).
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