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LIBERTADES

Gobiernos obesos, pobres flacos

El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, no del Estado. Pero, lamentablemente, hemos llegado a creer que la acción del individuo puede ser superada a través del Estado, lo cual no es más que otra forma de paganismo o idolatría, que cada día nos cuesta más caro. Y es que la responsabilidad personal no es plenamente delegable en el Estado.

El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, no del Estado. Pero, lamentablemente, hemos llegado a creer que la acción del individuo puede ser superada a través del Estado, lo cual no es más que otra forma de paganismo o idolatría, que cada día nos cuesta más caro. Y es que la responsabilidad personal no es plenamente delegable en el Estado.
Detalle de LA CREACIÓN, de Miguel Ángel.
Hay cosas que el Estado puede hacer y otras que no. Entre estas última se encuentra el reparto de la riqueza; a punto tal, que cuando intenta hacerlo termina repartiendo pobreza.

La gente le temía tanto al rey, que los Estados Unidos fueron poblados por hombres que escapaban de la conscripción militar. ¿Hemos perdido ese miedo? ¿Acaso los mismos mecanismos que condujeron al exceso de poder y al abuso de la autoridad por parte del rey han dejado de existir? ¿Acaso no vemos con sistemática regularidad los excesos que cometen nuestros desgobiernos?

No hace tanto, el hombre común sabía que cuando se da excesivo poder a los politiqueros germinan los demagogos. A los gobiernos hay que vigilarlos, lo mismo que se vigila una usina nuclear: sin control, pueden ser letales.

La libertad es una cualidad del individuo, no del colectivo. Si una persona no es libre, tampoco puede serlo la sumatoria de todas las personas. En el pasado, muchos esclavos perdían el deseo de libertad y llegaban a abrazar su sumisa situación. El problema es que hoy día, sin ser conscientes de ello, seguimos esclavizados, por obra y gracia de todo un andamiaje de leyes e instituciones cuya finalidad no está orientada a la creación de hombres libres y productivos, sino de masas serviles adictas al pan y al circo.

El grave problema de esta realidad es que se acerca el día de rendir de cuentas, y si seguimos por el mismo camino el coste de la vida seguirá disparándose hasta volverse insoportable.

Existen mecanismos para la reducción de costes. No es un problema económicamente insoluble, sino políticamente infranqueable, ya que los politiqueros no parecen dispuestos ceder en sus torcidas maniobras, ni la comunidad quiere soltar la ubre del clientelismo, que es la única que conocen. Frente a todo esto, las salidas que se les ocurren a los perversos gobernantes son cosas como el aumento general de los salarios, los controles de precios y el aumento del empleo público. Pero todo eso equivale a recetarle mucho azúcar a un diabético.


© AIPE

JOHAN A. BENNETT NOVEY, analista panameño.
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