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LIBREPENSAMIENTOS

Ferlosio y "los americanos"

El único recado verdaderamente efectivo que pueden trasladar los hombres libres y las sociedades abiertas al terror y al totalitarismo, en cualquiera de las formas en que se manifiesten, es el de la no rendición. No importa el arma letal que empleen sus comandos, los discursos ininterrumpidos que utilicen sus memorialistas ni la presión y el poder de sus compañeros de viaje. No esperen rescate quienes secuestren la libertad. Porque la libertad no tiene precio.

El único recado verdaderamente efectivo que pueden trasladar los hombres libres y las sociedades abiertas al terror y al totalitarismo, en cualquiera de las formas en que se manifiesten, es el de la no rendición. No importa el arma letal que empleen sus comandos, los discursos ininterrumpidos que utilicen sus memorialistas ni la presión y el poder de sus compañeros de viaje. No esperen rescate quienes secuestren la libertad. Porque la libertad no tiene precio.
Rafael Sánchez Ferlosio.
Y, sin embargo, hay quienes están en otra onda, en otra frecuencia, modulada por sus fantasmas interiores, sus obsesiones, sus manías. Quienes, más allá del bien y del eje del mal, siguen con lo suyo, pase lo que pase y caiga quien caiga. No entienden, ni quieren entender, de política, de la Gran Política ni de la pequeña, pero se meten en política según les conviene; a menudo, como un elefante en la cacharrería. Comúnmente, dan el paso sólo para reafirmarse en sus prejuicios y ofuscaciones. Y cuidar la imagen.
 
Sobre la cultura española, sobre el pensamiento español, planean algunos nubarrones que enturbian la mente y nublan la mirada de hasta los más prudentes y discretos. Especialmente, sobrevuelan dos boinas negras caladas hasta más abajo de las cejas: el antiamericanismo y el antijudaísmo. A babor y a estribor, por el norte y por el sur, a sotavento o a barlovento, a cuento o sin cuento, en los escasos lugares físicos y mentales de España donde aún se piensa y no se ha perdido el juicio del todo, basta mentar a América o a Israel para acabar con lo que quedaba. Las campanas tocan a rebato, y portones y escotillas cierran España.
 
Dejo para otra ocasión el caso del antisemitismo, de profundas raíces y arcanos oscuros, y traigo ahora a colación la otra patología siniestra: el antiamericanismo. O, siendo más precisos, el antiamericanismo del Norte, pues hasta el maestro Ortega, ay, ebrio de europeísmo, dejó escrito en el 'Prólogo para franceses' que abre La rebelión de las masas que América, lejos de simbolizar el porvenir y encarnar la prosperity, no representa, en realidad, más que un remoto pasado, puro "primitivismo". A diferencia de "América del Sur, la hispánica", que es otra cosa.
 
Como se ve, en España el mal de altura afecta hasta a quienes están instalados en las cumbres, y pocos se libran del mareo, o aun del vómito, cuando divisan la bandera de las barras y estrellas ondeando en el horizonte.
 
Giuliana Sgrena.Tengo a Rafael Sánchez Ferlosio como a uno de nuestros autores más eminentes. Celebré con sumo gozo la concesión del Premio Cervantes 2004 a su persona y obra, a uno de los grandes de la literatura española, del ensayismo español. A Ferlosio lo he leído con devoción desde hace años, casi diría que desde siempre, lo he admirado, y confieso a mi improbable lector –y, de manera más inverosímil, a quien mis confesiones intrascendentes puedan interesar– que, junto a Guillermo Cabrera Infante, es el único autor al que he intentado imitar en el acto de escribir, con escaso éxito, no hace falta decirlo.
 
Resulta penoso y lamentable, por lo tanto, toparse con textos de un maestro infectados de odio y malasombra, escritos con zafiedad y vulgaridad, con inoportunidad e irresponsabilidad, con mal gusto. Este escritor grande en zapatillas a cuadros y desaliño indumentario publica en el diario ABC dos artículos consecutivos, 'Sgrena-Polinices' (I y II), ambos brutos, sin sentido de la medida y del decoro intelectual y moral. Tímido incorregible, Ferlosio no se corta un pelo cuando se trata de denigrar y maldecir a "los americanos". Es cosa deplorable, ciertamente, ver a un escritor ejemplar mal-decir cualquier cosa, leer a un lúcido pensador cegado por el odio y la ojeriza. Mas lo hemos visto y leído en estos días de mayo mediado. En la Tercera viene la derrota (del pensamiento).
 
En este tiempo de vesania, cuando Estados Unidos, casi en soledad, intenta reconstruir en Irak un país arruinado por una tiranía cruel y asegurar en la zona un orden democrático y estable, Ferlosio aplaude al director de Le Monde refunfuñando contra la "actual amenaza mundial americana". La amenaza mundial no proviene, pues, del terrorismo, sino de "los americanos". El heroísmo y la ejemplaridad se traducen ahora en huir como una rata de Irak, en claudicar y en aceptar las condiciones onerosas que impone un villano con kaláshnikov.
 
En estos años de plomo y de plastas, cuando en España, desde las más altas y más bajas magistraturas, se abre una negociación con ETA y con los enemigos de la democracia española a fin de emprender un viaje a ninguna parte, Ferlosio arremete contra "los americanos" porque se niegan a pactar con el villano armado e idolatran, en cambio, "la amenaza, la violencia, el ejercicio del poder, la guerra". Igualitos, dice, que aquel caudillo guatemalteco que, negándose a parlamentar con la guerrilla, aducía como argumento: "Quien negocia, pierde". Luego hay que negociar con el terror y el villano. Esto viene a decir el Premio Cervantes 2004, y se queda tan ancho.
 
María San Gil.Pero, claro, Ferlosio no es un intelectual y no se mete en política (nacional). Como simple escritor, odia el Estado (en realidad, sólo los Estados Unidos). También la "violencia legítima". La "otra violencia", u "otra fuerza" –como también la denomina–, "siempre ilegítima" –se lamenta–, acaso no merezca crítica, siguiendo ahí los pasos de Walter Benjamin, aunque no sea necesariamente hasta el final, pues tal cosa nos conduciría literalmente al suicidio. ¿O se trata de eso? Si no, entonces la disputa está en si cortar o desatar el nudo gordiano: guerra o diplomacia, firmeza o diálogo, Marte o Venus.
 
En su alegato contra "los americanos" y los Estados (Unidos), Ferlosio saca a relucir al personaje trágico de Antígona. Pero no se refiere a María San Gil ni a Consuelo Ordóñez, sino a jóvenes pacifistas y multiculturalistas italianas sin fronteras, liberadas de un fastidioso secuestro por la guerrilla local iraquí, previo liberador, bienhechor y solidario pago de rescate (¿impuesto revolucionario?). Ni una palabra tampoco contra el Estado italiano pagador de recompensas a los bandoleros. Ferlosio, de origen italiano, se preocupa por la suerte de "las dos simonas", del secuestro de Giulena Sgrena y, por supuesto, de la muerte del mediador Calipari, "señalado por los americanos", quienes saben mucho de negocios (¡el petróleo!), pero nada, los muy primitivos, de negociación.
 
"Quien negocia, pierde": he aquí la consigna del Pentágono, atacado el 11 de septiembre de 2001 por la "otra violencia" o la "otra fuerza". Lo justo, lo heroico y lo antiamericano es, entonces, pagar el rescate: el precio de la paz y la libertad. Misión cumplida. Conciencia tranquila. Buen trabajo. Hasta la próxima. Liberadas "las dos simonas" y la Sgrena, otra cooperante italiana, Clementina Cantoni, es secuestrada en Afganistán.
 
Veo la foto de la joven en la prensa, idealista y feliz, en acción, luciendo sonrisa envuelta en un chador, entre una nube de fantasmales burkas en movimiento pidiendo su liberación. Supongo que Ferlosio exigirá también al Estado italiano que salvaguarde el "fin jurídico" de Clementina y pague un precio, o sea, que la "libere" a cambio de una sustancial suma en metálico, un dinero, que, por lo visto, para Ferlosio esta vez “non olet”, y sin embargo es producto del chantaje y la coacción terrorista. Esto viene a decir Ferlosio, y se queda tan pancho.
 
Nuestro Premio Cervantes 2004 no es un intelectual. Lo suyo no es la ética ni la política. Es la estética. Vale, pero entonces que no sea un escritor simple, y cuide el estilo y las formas, y no sólo la gramática. Habla de "los americanos", sin más. Se refiere a Condoleezza Rice como "Sor Bombardeos", y de José María Aznar dice que "corrió inmediata e incondicionalmente a poner su bigote al lado de Putin". Ésta no es la escritura de un Cervantes ni el lenguaje de un maestro.
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