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ECONOMÍA

El volátil dólar

En años recientes, el curso del dólar no ha sido plano ni regular. Entre noviembre de 2002 y julio de 2008, el billete verde perdió un 37% de su valor respecto del euro. Ese periodo de debilidad empezó cuando Ben S. Bernanke, gobernador de la Reserva Federal y ahora presidente de la misma, persuadió a su predecesor en este cargo, Alan Greenspan, de que EEUU estaba al borde de una deflación. Entonces la Fed pisó el acelerador monetario.

En años recientes, el curso del dólar no ha sido plano ni regular. Entre noviembre de 2002 y julio de 2008, el billete verde perdió un 37% de su valor respecto del euro. Ese periodo de debilidad empezó cuando Ben S. Bernanke, gobernador de la Reserva Federal y ahora presidente de la misma, persuadió a su predecesor en este cargo, Alan Greenspan, de que EEUU estaba al borde de una deflación. Entonces la Fed pisó el acelerador monetario.
Para julio de 2003, la tasa de interés de los fondos federales (federal funds rate) había sido reducida al 1%, y ahí se mantuvo por un año. Esa tasa artificialmente baja dio iicio a todos los ciclos de liquidez monetaria. Las tasas artificialmente bajas alentaron a los inversores a tomar riesgos excesivos, en busca de cualquier retorno disponible. Para sacar provecho de estos pequeños retornos, el apalancamiento (la relación entre capital propio y crédito invertido en una operación financiera) se convirtió en el pan nuestro de cada día.

Los carry trades también se hicieron muy populares. Créditos, créditos, créditos. La montaña de deuda resultante tenía que reventar... y lo hizo. Desde mediados de julio de 2008 hasta finales de noviembre del mismo año, el dólar se apreció un 28% respecto del euro. Fue durante ese período que las burbujas creadas anteriormente empezaron a explotar. Como consecuencia, la demanda de dólares se disparó, mientras los carry trades colapsaron y los inversores empezaron a buscar refugio para capear el temporal.

Cuando el panorama empezó a despejarse, en diciembre de 2008, el dólar cambió de nuevo su curso. Efectivamente, en el período comprendido entre aquel diciembre y junio de 2009, el billete verde se depreció un 11% respecto del euro. La volatilidad del dólar ha causado, entre otras cosas, subidas y bajadas bastante significativas en los precios de las commodities.

La relación entre el precio del dólar y el de las commodities se explica porque la mayoría de éstas se comercializan en dólares. Como consecuencia, incluso cuando los fundamentos de la oferta y demanda de las commodities no cambian, su precio nominal cambia si lo hace el valor del dólar. Si éste cae, el precio nominal de una commodity sube, y viceversa.

Observando los movimientos de la tasa de cambio dólar-euro y el devenir del índice elaborado por el Commodity Research Bureau (una empresa de investigación de commodities y futuros), vemos que las commodities suben cuando el dólar cae. En efecto, la debilidad del dólar fue en buena medida el responsable de la subida de precios de las commodities hasta julio de 2008. El crudo se comercializaba a 19,84 dólares por barril el 28 de diciembre de 2001. Si ajustamos este precio al cambio del valor del dólar y asumimos que no hay cambios en la oferta y demanda de crudo, el 11 de julio de 2008 el precio nominal del barril hubiera sido de 81,45 dólares. Sin embargo, ese día su precio fue de 145,66. Por lo tanto, la caída del valor del dólar contribuyó en un 51% a la subida del precio del crudo en el período que va de finales del año 2001 hasta mediados de julio de 2008; los cambios en la oferta y la demanda contribuyeron al incremento del precio en un 49%.

La volatilidad del dólar, la principal moneda internacional, ha sido objeto de críticas. Para empezar, a los productores y consumidores de commodities les desagrada la inestabilidad de precios inherente a dicha volatilidad. No es una sorpresa, por tanto, que Rusia y China hayan iniciado el debate acerca de la sustitución del dólar como moneda mundial de reserva. Moscú y Pekín han sugerido utilizar en su lugar los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los DEG fueron creados en 1969. Hoy en día un DEG es una cesta que se compone de 0,6 dólares, 0,4 euros, 18,4 yenes y 0,09 libras esterlinas. Su valor fluctúa con las tasas de cambio. Hoy, un DEG equivale a 1,54 dólares. El DEG no es un método de intercambio tangible, pero es que tampoco pretende serlo. Es sencillamente un sistema contable utilizado por el FMI. No tiene aplicación comercial real alguna. Esto llevó al economista brasileño Alexandre Kafka, que fue director ejecutivo del FMI por más de tres décadas, a lamentar que la "canasta monetaria" del FMI se convirtiera en una "canasta inútil". Hasta hace unos meses, parecía que ese experimento de más de 40 años había fracasado. Pero ¿lo ha hecho realmente?

El dólar no va a ser remplazado por los DEG como moneda de reserva mundial en el futuro cercano, pero las condiciones parecen ser perfectas para un debate acerca del rol éstos en lo porvenir. Por lo pronto, la reunión del G20 en Londres, el pasado abril, concluyó con la promesa de incrementar la asignación de DEG por parte del FMI en unos 250.000 millones de dólares: eso es casi 8 veces más que la reserva actual de DEG (32.000 millones). Además, los rusos y los chinos han ganado terreno en el juego del poder económico. Ambos claman por un uso más significativo de los DEG.

Y eso no es todo. El director general del FMI es el socialista francés Dominique Strauss-Kahn, firme partidario de los DEG. Es interesante que la última vez que los DEG recibieron un apoyo importante fue en la segunda parte de los años setenta, cuando el director general del FMI era el distinguido ciudadano francés Jacques de Larosière. La hegemonía del dólar nunca ha sido popular en París. Con el apoyo de Moscú y Pekín, los DEG prometen ser un asunto predilecto de debate en numerosos foros.


© Cato Institute

STEVE HANKE, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins y senior fellow del Cato Institute.
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