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DRAGONES Y MAZMORRAS

El problema judío

Todavía bajo el impacto de la lectura de Amos Oz. Esa historia de amor y oscuridad que es su vida familiar y que nos desvela en su libro remueve muchas cosas en sus lectores porque pocos son los que no tienen algún muerto en el armario.

Todavía bajo el impacto de la lectura de Amos Oz. Esa historia de amor y oscuridad que es su vida familiar y que nos desvela en su libro remueve muchas cosas en sus lectores porque pocos son los que no tienen algún muerto en el armario.
Amos Oz
Al leerla recordé todas las frases sobre/contra la familia que he ido recogiendo a lo largo de mi trayectoria literaria: "contra la familia todo lo que se diga es poco", decía Luis Cernuda. "Ninguna familia vista de cerca es normal", dice Leonor Pimentel, personaje de mi novela Nadie dijo que fuera fácil (era indispensable la cita) y muchas otras que se deducen de las anteriores y que suelen salir a relucir sobre todo durante las navidades.
 
Que la familia sea un mal menor e incluso necesario no la hace menos conflictiva ni, a veces, menos destructiva. También es el mayor sustento literario de la literatura universal. Porque no se tenga ninguno, o porque se tengan demasiados, padres, madres, tíos y abuelos pueblan nuestros sueños y nuestras pesadillas, nos remiten a lo mejor y a lo peor de nosotros mismos y nos lo devuelven en forma de grito, llanto, carcajada o libro. Pero además de la evocación de esos fantasmas, hay muchas otras cosas interesantes en esta obra de Amos Oz (su verdadero nombre es Amos Klausner), pseudónimo literario que significa, en hebreo "Fuerza y Coraje", y es el importante trasfondo político que describe desde la muy personal perspectiva del recuerdo. Aunque nacido en 1939 en Jerusalén lleva sobre sus espaldas la herencia europea. Israel no existe todavía en el concierto de las naciones.
 
La ONU, urgida por el genocidio nazi busca una solución al problema judío, que es "el problema" por antonomasia. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General aprueba la partición de Palestina entre un estado judío y un estado árabe. El primero se crearía el 14 de mayo de 1948, el segundo todavía está esperando por culpa única y exclusiva de los propios árabes quienes –lo señala Amos Oz en su libro- siete horas después de la decisión de la Asamblea General iniciaron una guerra que no ha terminado todavía.
 
No me extenderé más al respecto, les remito a su libro, Una historia de amor y oscuridad (editorial Siruela). Muchos de quienes consideran que Amos Oz es esto o lo otro se van a llevar una sorpresa morrocotuda. Como complemento a su lectura les recomiendo, verdadera primicia editorial, otro libro, titulado En defensa de Israel. Lo publica Libros Certeza y no creo que esté todavía en las librerías. Es lo que los anglosajones llaman un reading, es decir, una recopilación de artículos de diferentes autores.
 
Al principio puede producir cierta perplejidad la ausencia de prólogo explicativo pero, reflexionando mejor, lo cierto es que huelga. El título es ya toda una declaración de intenciones, aunque, tal vez por deformación profesional, personalmente me gustaría saber si las colaboraciones (de autores como Gabriel Albiac, Roberto Blatt, José Jiménez Lozano, Enrique Krauze, Reyes Mate, Marta Pesasarrodona, Caros Semprún Maura, Horacio Vázquez-Rial y otros) son verdaderas novedades o proceden de publicaciones anteriores. Ya saben por aquello de Rilke de "era poeta y odiaba lo impreciso". Pero el resultado está ahí, una aproximación "al problema", cuya necesidad de enfrentarlo y, en este caso, defenderlo, se impone a gritos. Máxime en este mundo al revés en el que los verdugos son ensalzados y las víctimas insultadas. En este mundo en el que una novelista que se pretende exquisita escribe un libro a favor de la Cuba de Castro con el aplauso unánime de la crítica, no por sus cualidades literarias (ignoro si las tiene) sino porque es a favor de Castro y la consideran muy valiente y muy a contra corriente.
 
En este mundo cada vez más dividido, en el que todo consenso haber desaparecido pues así como no puedes dialogar con los que ponen bombas tampoco puedes hacerlo con quienes aplauden a que se meta en la cárcel a la gente por expresar su opinión. Un mundo de belenes gopeguis, rosas regases y josés saramagos que odian la democracia, que añoran las dictaduras y de estas añoran precisamente los gulagues y las cárceles. Y hablando de Rosa Regás, me ha llegado íntegra la entrevista que concedió a La Prensa, de Buenos Aires. Es la entrevista a una auténtica comisaria política (me cuentan que la han oído criticar el nombramiento de Muñoz Molina como director del Cervantes de Nueva York porque lo considera muy del PP) y de una ignorante que ni siquiera sabe que el edificio que tan arbitrariamente dirige se empezó a construir en 1866 y se inauguró en 1892 con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América.
 
No es, por tanto, como dice al periódico argentino, un "edificio del siglo XVIII", a no ser que desconozca como se computan los siglos. Esta criaturita adorable manifiesta en la entrevista haberse sentido muy "asustada" durante los últimos años del PP, años durante los cuales ocupó cargos públicos en la Casa de América y privados en editoriales, años durante los cuales recibió premios millonarios y estuvo jaleada, mimada y ensalzada muy por encima de sus méritos literarios y humanos. Por eso, si ganaba el PP las elecciones del 14-M, esa víctima del sistema estaba dispuesta a exiliarse a Francia, conocido país de izquierdas presidido por un presidente de derechas. Al parecer le atraía el hecho de que ahí sí hubiera extrema derecha. ¡Qué alivio para una defensora de las libertades!
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