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DRAGONES Y MAZMORRAS

El intenso cromatismo otoñal

Recientemente estuve en Tarazona para acudir a las Décimas jornadas en torno a la traducción literaria, cita a la que soy escrupulosamente fiel –y ya son años– movida por un indudable interés profesional, pero también por el placer de contemplar el intenso cromatismo otoñal del trayecto que conduce de Madrid hasta esas tierras aragonesas, enclavadas entre la extremadura soriana y Navarra

El meollo de estos encuentros consiste en confrontar a un autor español y a sus traductores extranjeros con un público de especialistas y profesionales de la traducción literaria, unidos por el español ya sea de ida o de vuelta, incluyendo también las demás lenguas vernáculas. Han pasado por ahí a lo largo de estos años (y quiero enviar aquí mi sincero homenaje a Francisco Uriz, creador y primer director de la Casa del Traductor de Tarazona) escritores como Bernardo Atxaga, Luis Mateo Díez, Bryce Echenique, Miguel Sánchez Ostiz, Enrique Vila Matas y, cuando no había autor vivo disponible, se echaba mano de autores muertos, que también son muy agradecidos o más, como Cervantes, Gracián e incluso de la Biblia.

La estrella invitada en esta ocasión ha sido la novelista catalana de expresión española Rosa Regás, famosa también por sus ecuánimes columnas y su equilibrada postura política, como demuestra el hecho de que acabe de formar una especie de Liga de Intelectuales Antiimperialistas con el también reputado liberal José Saramago. Sin embargo, durante su intervención estuvo "muy cañera" (así la calificó entre bastidores una joven estudiante) y acusó al sempiterno presidente Pujol de mentir al afirmar que Cataluña fue siempre antifranquista, cuando es sabido que, durante el pronunciamiento, San Sebastián y Burgos estaban llenas de catalanes acomodados y que fue esa misma burguesía catalana franquista la que contribuyó grandemente a la merma de las libertades.

También lanzó un viaje a aquellos editores e intelectuales catalanes que la acusan de falta de patriotismo por no escribir en la amada lengua materna, a lo que ella no puede oponer más que su desconocimiento de la misma para usos que no sean exclusivamente de andar por casa y que son de poca utilidad metafórica, o sea, literaria. Supongo que de esa deficiencia, también considerará responsable a la muy franquista burguesía catalana de su infancia. Aunque ha sido traducida a varios idiomas, la acompañaban solamente dos de sus traductores: la siria Malak Sahioni, que la traduce lógicamente al árabe, y Claude de Frayssinet que la ha traducido al francés. Les ahorraré los detalles para no alargarme, pero una vez más las principales dificultades se centran en los contextos culturales, verdadero talón de Aquiles de todo traductor, incluso de los más avezados.

A la vuelta, animada por la admiración que había despertado entre muchos amigos míos la exposición sobre el Exilio, acudí al Palacio de Cristal del Retiro para contemplar la muestra. Confieso que me ha decepcionado. Me ha parecido demasiado pequeña para un tema tan grande. Piezas escasas y mal presentadas, testimonios pobres e interpretación algo sesgada de ciertas realidades; me refiero al hecho de que se nos presente al Partido Comunista como afecto al régimen constitucionalista de la República, cuando sus intereses eran contrarios a la misma, como queda bien documentado en el libro España traicionada. Stalin y la guerrra civil, que acaba de publicar Planeta y del que Octavio Ruiz Manjón ha hecho una crítica abyecta en el suplemento cultural del periódico El Mundo, sobre la que espero poder extenderme en otra ocasión. Para resumir, no entiendo por qué no se han expuesto muchas de las fotografías que, sin embargo, aparecen en el Catálogo, el cual se convierte por eso mismo en un documento algo más presentable que la propia Exposición.
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