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IZQUIERDA LIBERAL

El Govern d'Entesa y el suicidio del PSC

La primera víctima del nuevo Tripartito es el lenguaje. Es una vieja táctica del nacionalismo made in Spain, cambiar la palabra para enmascarar el contenido. Ya no se llamará Tripartito el pacto de gobierno de PSC, ERC e ICV-EUiA: ahora será Govern d'Entesa Nacional i de Progrés. Tratados enteros se han escrito de estos atajos gramaticales para enmascarar o blanquear. Parece que no han tenido suficiente con la desautorización real recibida de los votantes en las autonómicas del 1 de noviembre. Los dos socios mayoritarios perdieron votos; los socialistas, a sacos: 250.000. Pero como si nada. El Poder.

La primera víctima del nuevo Tripartito es el lenguaje. Es una vieja táctica del nacionalismo made in Spain, cambiar la palabra para enmascarar el contenido. Ya no se llamará Tripartito el pacto de gobierno de PSC, ERC e ICV-EUiA: ahora será Govern d'Entesa Nacional i de Progrés. Tratados enteros se han escrito de estos atajos gramaticales para enmascarar o blanquear. Parece que no han tenido suficiente con la desautorización real recibida de los votantes en las autonómicas del 1 de noviembre. Los dos socios mayoritarios perdieron votos; los socialistas, a sacos: 250.000. Pero como si nada. El Poder.
Posiblemente estemos ante el principio del fin del PSC. Un suicidio inevitable. Tiempos remotos que persisten en una realidad que ya no les pertenece. Hace ya muchos años que el PSC aceptó desangrarse lentamente como pago a plazos para conseguir teñir de catalanismo las bases obreras y españolas. Con la firma del Tripartito 2, eso que llaman ahora Govern d'Entesa ha quemado definitivamente todas las naves. Tras esa decisión, sólo los aturdidos o los interesados le seguirán al precipicio. Algunos articulistas incluso aún les salvan los trastos, con aquella disculpa de que es un partido que quiso fundir dos almas en una. Inútil esfuerzo. Sobre todo por ser falsa la tesis. Nunca se quiso fundir alma alguna, sólo asimilar una en otra. La mentira no da más de sí.
 
La presencia de Ciudadanos en el Parlamento es y será un recordatorio diario de su fraude. Un torrente de artículos de fondo lo han dicho a la vez. De pronto han comprendido que la realidad acaba siempre por imponerse. "Lanzarse a los brazos de ERC es una insensata huida hacia la nada". Ésta ha sido la manera de exponerlo de Antoni Puigverd, en La Vanguardia el 6 de noviembre, en un artículo cuyo título lo decía todo: "¡Qué error, qué inmenso error!".
 
Ahora se han dado cuenta de que el sentido común de Ciutadans ha devuelto a su electorado la cordura que le robaron lentamente durante años de chantaje nacional. Pero es demasiado tarde para un partido que ya sólo es una empresa de contratación administrativa. Agotarán la vela hasta que les dé. Regenerar el partido sería tanto como renunciar al poder durante años. Inútil insistir por ahí. Demasiada gente a sueldo de la administración nacional.
 
Ciudadanos asusta. Los análisis no dejan lugar a dudas: si Ciutadans hubiera contado con la capacidad económica para llegar a todos los pueblos de Cataluña, la campanada hubiera sido descomunal. La razón es sencilla: allí donde contó con una agrupación o mínima infraestructura para hacerse conocer pasó del 4%.
 
Repasando las fuerzas puestas por la dirección de campaña, se comprueba cómo las pocas localidades que tuvieron la posibilidad de conocer el discurso de C’s bastaron para conseguir 90.000 votos, mientras que en aquéllas que no fueron tocadas no se obtuvo nada, ni mucho ni poco. Lo cual significa que el éxito de Ciutadans residió más en la capacidad de hacerse conocer que en su discurso. O lo que es lo mismo, el discurso de Ciutadans convenció sólo cuando fue conocido. Para ser más exactos: el discurso de Ciudadanos es irresistible para un tanto por ciento de población que, si tiene la oportunidad de conocerlo, lo acepta, incluso lo vive como tabla de salvación en una sociedad nacionalista sofocante.
 
De esto se han dado cuenta todos, y todos se han aprestado a simular sorpresa por la sorpresa. Les tranquiliza el ánimo, aunque la procesión vaya por dentro. Lo demuestra el giro radical del Govern d'Entesa Nacional (Tripartito 2 para los amigos) hacia posiciones ciudadanas. Nunca se había dejado de lado con tanta rapidez y extensión el discurso identitario. Un truco más. Es el mundo de las palabras: las obras desmentirán todo.
 
Por de pronto, los de ERC se han quedado con la política lingüística, TV3 y Catalunya Ràdio, todo ello envuelto en la Conselleria de Cultura. Para echarse a temblar. Busquen referencias históricas para estos forjadores de pueblos desde el ministerio de propaganda. Y encontrarán a Josep Carod Rovira diseñando un campo de minas para dejar en muñones al PSC. Hay quien aún se echa las manos a la cabeza, viendo cómo engañan al PSC. Pobres ilusos: el PSC nunca ha sido engañado; el PSC nos ha engañado a todos. Nos sigue engañando a todos.
 
La militancia socialista merece un respeto, los votantes socialistas merecen un respeto: no parece lógico que hayan desviado sus votos en aquellas cuestiones que posiblemente más les duelen hacia ERC; es decir, que dejen las decisiones políticas de aquello que para ellos es fundamental a quienes más daño les pueden hacer. Con este último comentario quiero delimitar el respeto que me merecen los votantes socialistas de sus dirigentes. Y no de todos: algunos están muy enfadados con esta nueva reedición del Tripartito. Aunque no lo digan públicamente.
 
 
antoniorobles1789@hotmail.com
 
ANTONIO ROBLES, secretario general de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía y miembro electo del Parlamento autonómico catalán.
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