Menú
ECONOMÍA

El espejismo del PIB

El mundo se encuentra obsesionado con el PIB. Periodistas, economistas y políticos lo tratan como si fuera una verdad incuestionable. Sin embargo, un alto crecimiento del PIB puede hablar más de la incubación de serios problemas que de una realidad económica sólida. Esto se debe tanto a la forma arbitraria en que se calcula como a su naturaleza puramente cuantitaiva.


	El mundo se encuentra obsesionado con el PIB. Periodistas, economistas y políticos lo tratan como si fuera una verdad incuestionable. Sin embargo, un alto crecimiento del PIB puede hablar más de la incubación de serios problemas que de una realidad económica sólida. Esto se debe tanto a la forma arbitraria en que se calcula como a su naturaleza puramente cuantitaiva.

Un crecimiento elevado del PIB se puede lograr a través de una política monetaria altamente expansiva que inunde el mercado de liquidez y abarate el crédito. He aquí el origen de los famosos booms. Invariablemente, estos acaban reventando, generando recesiones o depresiones que limpian el sistema de los excesos crediticios: pan para hoy, hambruna para mañana. El hecho de que antes de 2008 varios de los países que hoy están en crisis exhibieran crecimientos espectaculares del PIB dice mucho al respecto.

Así que, al hablar del aumento del PIB, no sólo hay que fijarse en la cantidad, también cuenta la calidad. La calidad es fundamental, porque si el crecimiento es fruto principalmente de políticas monetarias de estímulo y del gasto fiscal, más que generar riqueza, la destruye.

También hay que tomar en cuenta la fiabilidad de los datos. Como sabemos, los gobiernos manipulan las cifras de inflación por razones políticas. Y como el PIB a su vez se corrige por la inflación, entonces una inflación oficial baja producirá un PIB mayor de lo que la realidad consignaría.

Va un ejemplo que expongo en mi libro La miseria del intervencionismo con mayor detalle. En 1983 el Buró de Estadísticas Laborales (BLS) de EEUU decidió excluir el precio de los inmuebles de la canasta de inflación; en su lugar incluyó la price to rental ratio. En 2004 la inflación calculada por el BLS fue de un 3,3%. Según el Nobel de Economía Vernon Smith, si la inflación se hubiera medido según la fórmula antigua, habría alcanzado el 6,2%, lo cual habría forzado a la Fed a subir las tasas de interés mucho antes, lo que habría redundado en el pinchazo de la burbuja y adelantado la recesión. Pero lo que realmente sucedió fue que la inflación se subestimó y el crecimiento del PIB se sobreestimó, lo que permitió a la Fed mantener tasas artificialmente bajas mientras los políticos incrementaban el gasto. La catástrofe vendría después.

La lección para Chile es que debemos ser escépticos respecto a los fantásticos números que hemos visto. Una razón obvia es que ese crecimiento depende en buena parte del alto precio del cobre, que va a desplomarse cuando se frene la economía china. Otra razón es que hemos tenido un crédito artificialmente barato. Evidencia anecdótica –a veces la más confiable– sugiere que en zonas urbanas se han incubado burbujas inmobiliarias. A esto se suma un creciente nivel de endeudamiento privado y un expansivo gasto fiscal en los últimos años, lo cual no es sostenible. Tampoco la cifra de inflación es totalmente confiable.

Ya sea por razones internas, externas o de ambos tipos, el espejismo de nuestro ascendente PIB podría romperse en cualquier momento.

 

© El Cato

AXEL KAISER, investigador del Instituto Democracia y Mercado (Chile).

0
comentarios