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DESINFORMACIÓN PROGRESISTA

El Caso Plame y otras hierbas

En la noticia ‘Un alto cargo de Bush, implicado en la identificación de una agente de la CIA’ se dicen varias cosas que necesitan puntualización. Tienen más datos sobre esta artificial polémica en una Desinformación Progresista anterior.

En la noticia ‘Un alto cargo de Bush, implicado en la identificación de una agente de la CIA’ se dicen varias cosas que necesitan puntualización. Tienen más datos sobre esta artificial polémica en una Desinformación Progresista anterior.
Valerie Plame y Joseph Wilson.
Resumen de la historia: dos altos funcionarios de la Casa Blanca (Karl Rove y Scooter Libby) conversan con unos periodistas acerca de Joseph Wilson y su artículo en The New York Times contra el presidente Bush, y dicen que les suena que la designación de Wilson para ir a África a estudiar la posible búsqueda de uranio por parte de Sadam Husein la ha propuesto, empujado, planeado, o lo que sea, su esposa, funcionaria de la CIA.
 
La duda está en si la información la avanzaron esos altos cargos o si fue a instancias de los periodistas, y en si cuando hablaron de ello sabían o creían saber que el Gobierno daba activamente cobertura secreta a esta persona. Aunque nadie, ni siquiera los periódicos, cree que hubo delito de revelación impropia de secretos (vean la citada Desinformación), habría que investigarlo, por si acaso.
 
Primer comentario, que el titular muestra escasa familiaridad con el asunto, por ofrecer una explicación benévola, pues ya en agosto de 2005 era bien sabido que una de las personas que aparecen en esas informaciones sobre el "filtrado" de la identidad de Valerie Plame era Scooter Libby. Véase la noticia de CBS:
 
"Cooper es un periodista que cubre la Casa Blanca para Time y que ha informado sobre la controversia Plame [la esposa de Wilson], y que accedió en agosto [de 2004] a dar testimonio limitado sobre su conversación con Lewis 'Scooter' Libby, jefe de personal del vicepresidente Dick Cheney, después de que Libby liberase de su promesa de confidencialidad a Cooper".
 
¿Qué explicación maliciosa tiene este reciclado de acusaciones, aparentando que los hechos suceden más veces, cuando en realidad ya se había dado la noticia por primera vez hace unos veintidós meses? Una posibilidad es que se desea aumentar el contador interno que el lector lleva de "corrupción en el país X". En este caso, "X" es EEUU.
 
Jaime Altieri: SILENCIO (detalle).Segundo, que a pesar de lo que siente el corresponsal ("si es cierto lo que dice el abogado de Libby"), Scooter Libby había liberado de obligaciones de confidencialidad a Judith Miller ya el año pasado, en agosto de 2004. Además, lo había hecho con otro periodista (Cooper), como dice la cita de arriba. Y en una información anterior (octubre de 2004) de Associated Press se admite lo mismo:
 
"Algunos han accedido a testificar después de que sus fuentes –especialmente Lewis 'Scooter' Libby, que es jefe de personal del vicepresidente Cheney– les liberasen de su compromiso de confidencialidad".
 
En esas circunstancias, dudar de que Libby hizo lo que dice que hizo (liberar también a otra periodista en agosto de 2004, como al resto, de su compromiso de confidencialidad) es un poco raro. Quizá la pregunta debería por qué la señora Miller, la otra periodista, dice que esa liberación de confidencialidad era "insuficiente" en 2005, cuando era suficiente para el primer periodista, Cooper, en 2004.
 
En un interesante giro a la situación, las ideas que algunos habían expuesto sobre por qué Miller prefería seguir en prisión cobran más sentido aún del que ya tenían. Este mismísimo domingo, 16 de octubre de 2005, la periodista ha publicado en The New York Times que había dos razones para no declarar ante el gran jurado: la primera, la convencional, que no se sentía liberada de la obligación de confidencialidad. La segunda es muy interesante, viniendo de ella:
 
"Igualmente importante para mi decisión [de declarar] fue Mr. Fitzgerald, el fiscal. Había evitado constreñir sus preguntas al asunto de Mr. Libby. Esto significaba que podría haber sido incapaz de proteger otras fuentes confidenciales que habían proporcionado información –no relacionada con Mr. Wilson o su esposa– para artículos publicados en The [New York] Times. El pasado mes, Mr. Fitzgerald acordó limitar su interrogatorio".
 
Dos cosas sobre esto: es igualmente importante que el fiscal restringiese sus preguntas que el hecho de recibir la liberación de confidencialidad (que, al menos para otro periodista, fue suficientemente clara ya el año pasado). Segundo, al margen del rollo éste sobre Joe Wilson, Valerie Plame, etcétera, lo que preocupaba a la periodista es que le iban a preguntar por otros casos. En alguno de esos podría llegar a verse implicada ella misma en un problema. Ésta es la explicación que llevaba tiempo rodando por ahí y que no habrán podido leer en España, porque la prensa solidaria se niega a hacerse eco de ello (a lo mejor aciertan, igual la explicación no es la buena). Pero vamos, que hay que dejarse de explicaciones extrañas sobre lo malo que fueron Scooter Libby u otros desvelando el nombre de la no-agente no-encubierta Valerie Plame, que era en realidad una analista desde hacía tiempo (se supone que su trabajo era algo cercano a esto) porque demasiada gente sabía, hace años, su antigua posición en la CIA. El titular de este comentario podría haber sido perfectamente 'De Anacleto a chupatintas'.
 
Por último, no es correcto decir: "El problema, por tanto, es mucho más complicado que si fuera un mero caso de protección de fuentes, amparado por la Primera Enmienda de la Constitución". La enmienda no dice nada parecido, por supuesto, pero parece que es mucho pedir que enseñen principios generales del Derecho a los periodistas, por lo que se ve. Los reporteros alegan merecer tal protección, pero los tribunales federales no han reconocido que descienda de tal enmienda (y por eso fue a prisión Miller, caramba, ¿o es que es tan difícil de ver?). ¿Es esto confundir deseos con realidad?
 
Actividades ilegales de la CIA en Europa
 
Sin relación con lo anterior, un par de desmentidos. El mismo día, en otro texto, 'Italia reclama la detención de un diplomático de EEUU como espía encubierto', se dice: "[La] Casa Blanca, por su parte, justifica de forma genérica la política de secuestros selectivos para aplicar torturas en países aliados como Egipto".
 
Una cosa es que el corresponsal y sus lectores disfruten con barbaridades semejantes y se las crean y otra es tratar esta explicación como una verdad histórica. No recordamos que el Gobierno de EEUU justifique la "política de secuestros selectivos" con la aviesa intención de que se apliquen torturas a nadie. Por el contrario, si el Gobierno de EEUU no puede ganar un caso criminal contra un saboteador extranjero que reside en el extranjero porque no puede usar información secreta en juicios ordinarios pero es posible devolverlo a un país porque hay causas pendientes contra él, o alegaciones de que ha vulnerado las leyes de ese país y es ciudadano del mismo, y se puede hacer obteniendo garantías de que no será torturado, como ese periódico dijo hace meses que parecía que había hecho el Gobierno italiano, ¿por qué hay que dejarlo suelto para que siga dañando a civiles inocentes y desarmados? Es razonable cubrir esta posibilidad y enviarlo allá, aprovechando los cargos contra él. Y si al Gobierno italiano le parecieron buenas las garantías, ¿por qué vamos los demás a meternos en medio?
 
Y esto no es secuestrar a gente para que se le aplique torturas, como en ese escrito, delirante como el resto de los que tratan este asunto, se dice.
 
Pero es que éste es el nivel entre los reporteros progresistas: "Según el diario Corriere della Sera, la fiscalía alemana de Zweibrücken ha abierto una investigación para determinar si la base de Ramstein fue utilizada en este secuestro y en otras operaciones ilegales de la CIA en Europa". Con esta frase se está dando a entender que las operaciones de las agencias de inteligencia suelen ser legales, cuando, en realidad, resumiéndolo mucho, podríamos decir que la obligación de las agencias de inteligencia es hacer trabajos que vulneran las leyes de los países donde operan con la intención de no ser descubiertas haciéndolos. Que haya que explicar estas cosas tan elementales dice mucho del triste estado de los profesionales.
 
No tienen ni idea cuando hablan de desvío de fondos
 
Segundo bulo que queríamos no dejar pasar. En el mismo medio, un titular del día 30 de septiembre de 2005 dice la siguiente barbaridad: "El líder del partido en el poder en la Cámara de Representantes desvió fondos electorales". No es así, sino que se trataba de un procesamiento. Otra cosa es que tenía muy pocas posibilidades de salir adelante, no había más que ver la vaguedad del auto, como ya dijimos a los periodistas. Dicho esto, sería de agradecer que las personas que ponen los títulos, que imaginamos no son los corresponsales, sepan distinguir entre "desvió" y "ha sido acusado de desviar". Por lo de la presunción de inocencia, ese pequeño detalle sin importancia.
 
Otro texto habla equivocadamente del "escándalo del líder del partido en el poder en la Cámara de Representantes, Tom DeLay, por desvío de fondos". Pero vamos a ver: no era acusación de "desvío" ni, como el interior del texto se dice, "por uso impropio de fondos para campañas electorales", sino una acusación de planear la recaudación de dinero para una campaña fuera de plazo, demasiado cerca de las elecciones. Las leyes electorales en cuestión establecen que desde los sesenta días anteriores a ciertos comicios no se recaudará dinero de ciertas organizaciones. Extraña esa limitación de no poder recaudar por estar a menos de dos meses de las elecciones, podrían decir algunos, pero es la ley.
 
Repetimos: no es uso impropio o desvío. Es acusación de planear la recaudación de dinero en periodo de limitaciones.
 
Lo más bonito es que, efectivamente, el auto de procesamiento era tan vago que el fiscal del caso ha buscado un nuevo cargo. Como al gran jurado inicial le expiraba su término, el fiscal buscó otro gran jurado al que pedir un nuevo procesamiento por cargos más graves. Y aquí viene lo bueno, que en ese medio progre no hemos leído: ese segundo gran jurado encontró demasiado débiles las pruebas presentadas (un único testimonio del propio implicado diciendo que estaba al tanto de forma genérica de las actividades de sus colegas). Así que el fiscal buscó un tercer gran jurado, del que finalmente obtuvo el procesamiento. Toda esta historia rocambolesca, fabricada para apartar de sus cargos a este político, no ha sido debidamente explicada. Esperamos, además, que se le pase factura a este fiscal politizado en extremo.
 
 
Peter Turner, cofundador de Atlantic-Pacific Alliance.
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