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Cómo crear una crisis energética

Hasta mediados del siglo XVIII, el conocimiento económico no apareció como disciplina valiosa. Hasta entonces, algunas consecuencias económicas se podían deducir de los escritos sobre religión, política y jurisprudencia. El trabajo del escocés Adam Smith marcó un hito en el desarrollo del pensamiento económico.

En Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, libro publicado en 1776, Smith explicó que "el precio de mercado de cada mercancía en particular se regula por la proporción entre la cantidad de ésta que realmente se lleva al mercado y la demanda de quienes están dispuestos a pagar el precio natural del artículo, o sea, el valor íntegro de la renta, el trabajo y el beneficio que es preciso cubrir para ofrecerlo". En los corredores del gobierno del estado de California no conocen todavía este sencillo principio económico.

El principio de la oferta y la demanda muestra tres maneras de crear una crisis energética:

1. Los legisladores y reguladores fijan las tarifas de energía eléctrica por debajo de su precio de mercado.

2. Los legisladores y reguladores impiden que los productores satisfagan una creciente demanda imponiendo estrictas reglas de emisiones y de zonificación de la industria, lo cual hace que las tarifas se disparen.

3. Los legisladores y reguladores fijan las tarifas eléctricas por debajo del precio de mercado e impiden que la oferta se ajuste a una mayor demanda, lo cual magnifica la crisis. Esto es exactamente lo que los políticos de California han venido haciendo.

En 1996, los legisladores de California promulgaron unánimemente una ley de reestructuración eléctrica de 67 páginas y la apodaron "desregulación". El término fue un engaño porque se trataba más bien de una re-regulación, dándole algo a cada uno de los participantes. El número de agencias reguladoras fue aumentado con la creación de dos nuevas agencias: la PX que controla todas las transacciones entre los distribuidores y generadores de electricidad y Cal-ISO que opera el sistema de intercomunicación eléctrico, adquiere la energía necesaria y cobra por ella a las distribuidoras.

Los grupos representantes de los consumidores consiguieron un recorte inmediato de 10% en las tarifas y la fijación de precios máximos a nivel de 1995. A los ambientalistas se les prometieron más regulaciones y una estricta zonificación industrial. Mientras que a las empresas eléctricas les ofrecieron incentivos financieros para que vendieran las plantas eléctricas que utilizan carbón y petróleo. Estas redujeron así su producción propia de electricidad de 72% a 20%, comprando la diferencia a terceros.

Temiendo arreglos por debajo de la mesa, la ley prohibió los contratos a largo plazo en la compra de energía, obligando a las empresas eléctricas a pagar el precio del momento, llamado "spot", el cual tiende a ser muy volátil.

Mientras los precios al consumidor fueron fijados por los reguladores, los precios al mayor serían negociados a través de la PX. Y mientras los precios al consumidor estaban fijados en 12,5 centavos el kilovatio-hora, el precio al por mayor se disparó por encima de los 40 centavos.

Las pérdidas acumuladas de las empresas eléctricas de California alcanzaron así 15 mil millones de dólares, obligando a Pacific Gas & Energy (PG&E) a declararse en bancarrota el 6 de abril.

La fórmula de Adam Smith hubiera resuelto la crisis de inmediato. Pero no es probable que los políticos que la crearon quieran resolverla. Su visión es más política que económica y lo que buscan es mantener sus posiciones de poder. Frente a una crisis, su primera prioridad es sobrevivir políticamente. Admitir culpabilidad sería suicida, por lo que la reacción es culpar a los empresarios.

Desde entonces, cada medida de la legislatura y cada decisión del gobernador sólo ha complicado el problema. Estando las empresas de electricidad al borde de la quiebra, es ahora el gobierno quien compra la energía con el producto de la venta de bonos estatales por 12 mil millones de dólares. Es decir, los contribuyentes del futuro están pagando por la electricidad consumida hoy y para que puedan funcionar los aires acondicionados durante este verano en California.

Cada vez que hay escasez de alimentos en Cuba, Fidel Castro despotrica contra la avaricia de los malvados capitalistas y contra el mal tiempo. El gobernador de California hace lo mismo.

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