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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

¿Dónde está el norte?

No se ha resaltado suficientemente el hecho de que en la primera etapa, en Iowa, de la precampaña para elegir un candidato demócrata para las presidenciales del próximo noviembre en USA hayan salido vencedores John Kerry, senador por Massachussets, y luego John Edwards, senador por Carolina del Norte. Ambos habían votado a favor de la intervención militar en Irak.

No se ha resaltado suficientemente el hecho de que en la primera etapa, en Iowa, de la precampaña para elegir un candidato demócrata para las presidenciales del próximo noviembre en USA hayan salido vencedores John Kerry, senador por Massachussets, y luego John Edwards, senador por Carolina del Norte. Ambos habían votado a favor de la intervención militar en Irak.
Howard Dean, apoyado por el ex presidente, “Peanuts” Carter, el actor Martín Shen, y otros pesos pesados del partido demócrata e intelectuales di lusso, llegaba muy por detrás en los "caucus" de Iowa. Desde luego, la campaña apenas ha comenzado, quedan semanas, y se votará en todos los estados, pero este simple hecho confirma que la prensa española, como la francesa y la de otros países, mentía cuando afirmaba que la opinión pública, el partido demócrata, los intelectuales, los actores de Hollywood, todos estaban contra Bush y “su” guerra. Pues resulta que Kerry y Edwards le apoyaron, y puede que uno de los dos senadores sea el candidato demócrata en noviembre.
 
Nosotros también estamos en campaña electoral y, como siempre, El País juega sucio. Es curioso constatar cómo su odio se expresa mucho más contra José María Aznar, que no es candidato, que contra Mariano Rajoy, que es el candidato oficial. Me pregunto si no es porque ya le consideran vencedor a Rajoy, se entiende. El profesor Moriarty, quien firma curiosamente con el seudónimo de Javier Pradera, acusa a Aznar de estar tan sometido en todo a los USA, política nacional, internacional, astronomía, que hasta copia su sistema electoral, sin decir, claro, que si en EEUU la limitación a dos mandatos (ocho años) es una obligación constitucional, en el caso de Aznar es una decisión personal, y además anunciada hace tiempo. La diferencia entre la ley constitucional y la voluntad personal no cabe en la mente de nuestro apartchik y no tiene la menor importancia; con tal de insultar a Aznar, todos los pretextos son buenos. Aznar se va, pero da lo mismo, el odio es irracional, y como no lo ha hecho del todo mal, incluso más bien, bien, más odio.
 
Hablando de otra cosa, pero siempre hablando del mundo, cada día menos ancho y ajeno, gracias a la mundualización, cabe preguntarse: ¿Quién paga? ¿Quién paga estos viajes en avión a Porto Alegre, ayer, a Bombay, hoy, pasando por Seattle y otros lugares exóticos? Los campesinos sin tierra del Brasil o los “intocables” en India, eran, se decía, los protagonistas de estos guateques antiyanquis, pero claro, no dijeron ni esta boca es mía, es la farsa perpetua. Pero insisto ¿quién paga? No es una pregunta de inspector de Hacienda, es una pregunta política. Antaño pagaba el KGB. Este tipo de conferencias que ahora se imitan tuvieron diferentes periodos y, antes de la Segunda Guerra Mundial, en el periodo de los Frentes Populares y de amplias alianzas antifascistas la crema y nata de los intelectuales, escritores como científicos, participaron con entusiasmo en la condena del nazifascismo y en la exaltación de la URSS. Hasta que el pacto nazisoviético echó por los suelos este tinglado.
 
Luego fue el Movimiento de la Paz, y todo se repitió, de la misma manera y con el mismo éxito, y nadie tuvo en cuenta la experiencia anterior, ni el pacto nazisoviético. Seguía dirigiendo y pagando Moscú, pero también los países satélites de Europa del Este, obligados por su amo a contribuir financieramente a estos vodeviles siniestros, cuyo objetivo seguía siendo la defensa y exaltación de la URSS. Con el cisma chino, las subvenciones se diversificaron y Albania se convirtió en tesorero, para Europa, del oro de Pekín. Pero, las cosas como son, jamás lograron, en Europa al menos, organizar multitudinarias ceremonias como supieron hacerlo el Comintern primero, el Cominform, después, y el KGB, siempre. De paso, y a propósito del tan violento, como pasajero, sarampión del maoísmo, siempre me ha extrañado la facilidad con la cual algunos que habían roto con los PC, debido a su rechazo del estalinismo, se convirtieron o reconvirtieron de la noche a la mañana al estalinismo, pero con salsa pekinesa.
 
Pero hoy, ¿quién paga? No será Putin, o no por ahora. Está demasiado ocupado en organizar su victoria electoral antes de que se celebren las elecciones, cosa que parece haber logrado ampliamente, para meterse en estos líos. Y además, pese a haber sido un jefecillo del KGB, este batiburrillo de la antimundualización debe desconcertarle; las cosas eran más sencillas, antes. Tampoco es un maquiavelo, más bien un “pitbull”. Claro que la viuda alegre, Danièlle Mitterand, no tiene problemas de dinero, y además, como presidenta de France Libertès, asociación que se dedica a defender tiranos como Fidel Castro y que está muy bien subvencionada, ni siquiera necesita sacar una pela de su bolsillo para pasear su imbecilidad por el ancho mundo. José Bove lo mismo, mordidas no le faltan. En Bombay declaró que había que defender “la autonomía alimenticia” para todos los países. Esto que strictusenso no quiere decir absolutamente nada, significa, sin embargo, que está en contra de los intercambios internacionales y es favorable a la autarcía agrícola, y que los países pobres sigan en la penuria o en la hambruna, pero de manera autónoma. Una organización abiertamente marxistaleninista india criticó duramente las consignas y discursos del paripé aquél, declarando, sin tapujos, que de lo que se trataba era de destruir el capitalismo y construir el socialismo, como si eso ya no se hubiera realizado en Rusia, China, y medio mundo, con los catastróficos resultados que todos conocemos. Lo divertido del caso es que ATTAC, con Ignacio Ramonet, Pepin Vidal, y demás señoritos progres, opinan más o menos lo mismo, pero consideran más hábil no decirlo así, a lo bestia, y se embrollan en bizantinismos que pueden ser rentables en París o en Madrid, pero mucho menos en India o en Brasil.
 
¿Qué tienen en común todos los famosos que charlaron en Bombay con los "intocables"? Absolutamente nada. ¿Qué tienen en común entre sí? Pocas cosas, salvo el odio a Estados Unidos y a Israel. Porque si no todos son radicalmente anticapitalistas y nostálgicos del GULAG, todos comulgan con las mismas ruedas de molino: la lucha contra “la conspiración mundial yanquisionista”. Se dijeron en Bombay, en este sentido, cosas que la prensa europea no se atrevió a reproducir. Cosas que la prensa árabe dice cada día. Sería interesante que algún periódico occidental se dedicara a traducir, no faltan traductores, algunos de los editoriales de dicha prensa árabe para que ese “velo” también se desgarre. No lo hará ni El País, ni Le Monde, pero alguien debería hacerlo para que sepamos exactamente con quién nos estamos jugando los cuantos. La política de la avestruz no ha dado nunca buenos resultados.
 
 
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