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DRAGONES Y MAZMORRAS

Desmentidos no pedidos…

Como saben, este año se celebra el III Congreso Internacional de la Lengua Española, esa que cada vez servirá más para comunicarse fuera de España que dentro. Esto no es una boutade sino un hecho más que probable.

Gregorio Salvador ha señalado hace unos días el deterioro del español, en España, por efecto del bilingüismo. Cada vez son más los españoles que utilizan su lengua vernácula y relegan la española castellana, que diría Covarrubias, a un segundo plano.
 
No tiene nada de malo, por supuesto, y cualquiera tiene derecho a preferir una lengua a otra. En la práctica privada, hable cada cual como pueda y sepa y todos contentos. Pero cuando se trata de escribir o de traducir, es harina de otro costal, en especial lo segundo que es tarea de gran responsabilidad moral, pues la diferencia entre un escritor y un traductor consiste en que así como el primero puede expresar sus pensamientos como le dé la real gana, aún a expensas de la propia lengua, el segundo se debe enteramente a ella porque su texto es en realidad de otro. Es un hecho demostrable, con los textos en la mano, que muchos traductores catalanes de hoy, que por otra parte copan la mayor parte de las traducciones al español, cometen en este su ya segundo idioma todo tipo de barbaridades. Los catalanohablantes son totalmente libres de traducir al español, faltaría más, pero sería preferible que algunos lo hicieran al catalán, como manda la muy aconsejable práctica de traducir al idioma materno, pues maltratan el castellano como si se tratara de una venganza. En esto, y en tantas otras cosas que se refieren al libro y a la lectura, la culpa la tiene la poca exigencia de los editores y, en última instancia, la falta de sensibilidad o la infinita paciencia de los lectores.
 
Pero  volviendo al Congreso de la Lengua Española, recordarán que el primero tuvo lugar en Zacatecas (ahí donde dijo tantas chorradas García Márquez, según su inveterada costumbre)  y el segundo en Valladolid. Toca, pues, allende los mares y el lugar elegido es la ciudad de Rosario, en la más que deprimida Argentina. El desarrollo de este congreso, anunciado y esperado con la misma indiferencia y rutina de siempre, no parecía despertar ninguna alarma. Hasta ese momento estaba, al menos para mí, perfectamente asumido que el citado III Congreso se celebraría con la misma parafernalia de los anteriores congresos (participé en el II y doy fe de ello), dando más importancia a la señora que a la cativa, es decir, ocultando los verdaderos trabajos de investigación y aireando los oropeles y las grandes palabras de los grandes hombres, en su verdadera acepción gramatical (mujeres, haylas, pero están en las mazmorras trabajando; las que salen a la palestra forman parte del atrezzo), todo con mucha ceremonia de apertura y de clausura y mucho discurso. Pues bien, hace unos días recibí un comunicado procedente del Instituto Cervantes ante el que sentí la misma perplejidad y suspicacia que podría haber experimentado si alguna amiga se empeñara en desmentir, sin que mediara sospecha por mi parte, que no se acuesta con mi marido. Lo voy a reproducir íntegramente para que me entiendan:
 
“El III Congreso Internacional de la Lengua Española cuenta con la financiación suficiente para llevarlo a cabo”
 
"En relación con el comentario realizado ayer en Buenos Aires por don Humberto López Morales sobre la falta de recursos para hacer posible el III Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará el próximo mes de noviembre en la ciudad de Rosario, podemos afirmar que su temor carece de fundamento.
Tal como el pasado mes de julio, en la presentación oficial del Congreso, declaró la senadora Cristina Fernández de Kirchner, presidenta honoraria del Comité ejecutivo argentino responsable de su organización, se dispone de todos los recursos necesarios para que se desarrolle de acuerdo con el programa hecho público."
 
Firmado: Magdalena Faillace, Subsecretaria de Cultura de la nación argentina y Presidenta de la Comisión Ejecutiva para el III Congreso Internacional de la Lengua Española; Víctor García de la Concha, Director de la Real Academia Española y César Antonio Molina, Director del Instituto Cervantes.

Al parecer el académico hispano cubano Humberto López Morales, Secretario General de la Comisión Permanente de las Asociaciones de Academias de la Lengua Española (sic) puso en duda que se pudiera celebrar dicho Congreso porque el presupuesto previsto (1,5 millones de euros) estaba muy lejos de ser alcanzado. Según mis informantes, el desmentido, aún más que las declaraciones a las que pretende salir al paso, han destapado ante la opinión pública las grandes tensiones que hay en la propia organización. El antiespañolismo del presidente Kirchner es de sobra conocido, y hasta se ha propuesto que en vez de Lengua Española se pusiera Lengua nacional. En cuanto a los dineros, como siempre, saldrán de las arcas españolas. El Ministerio de Cultura aportará algo pero también Endesa, Repsol y el Santander Hispano y otros ayudarán sin duda a reforzar “las grandes dotes de improvisación del pueblo hispanoamericano” (así se expresó López Morales) para que el Congreso de la Lengua, ya sea Nacional o Española, pueda llevarse a cabo. Ya se sabe, desmentidos no pedidos…conflicto manifiesto.    

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