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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Demócratas de todos los países, ¡uníos!

Si la idea de una "Europa, potencia antiyanqui" domina sectores de la socialburocracia europea, se expresa, más bien hipócritamente, en ciertos gobiernos y se ve ampliamente difundida en muchos medios, resulta, si embargo, minoritaria a nivel de los gobiernos y de los partidos. La opinión pública, sin embargo, parece más bien indecisa frente al dilema de una Europa antiyanqui, o de una Europa aliada de los EE.UU.

Esto se comprobó el año pasado durante la crisis iraquí cuando Francia y Alemania, firmemente apoyados por Bélgica, intentaron monopolizar la opinión pública y las decisiones gubernamentales en contra de la guerra y de los USA. Aullaron tan fuerte que consideraron, y bastantes se lo creyeron, que eran mayoritarios, que hablaban en nombre de "toda Europa", cuando lo cierto es que eran minoritarios, ya que los gobiernos de Reino Unido, Italia, España (mientras Aznar fue presidente del Gobierno), Holanda, Dinamarca, Polonia, República Checa, Hungría, etcétera, o sea una clara mayoría europea no compartía las tesis pro Sadam y antiyanquis francesas, entonces apoyadas por Alemania. D
 
La "palma de oro" de la decisión y del compromiso democrático se la llevó el gobierno británico, y Toni Blair personalmente, quien se enfrentó con valentía y sin escatimar esfuerzos, ni explicaciones (no ocurrió lo mismo en España), a una oposición en su propio partido, y a un pacifismo "muniqués" en la calle. Hoy, con motivo del debate en torno a la Constitución europea, resurge el dilema sobre el futuro de Europa, y todos se preguntan si este proyecto constitucional favorece o obstaculiza la creación de una Europa, potencia antiyanqui. Porque éste es el meollo del problema. Claro que los antiyanquis, favorables al "no", como Laurent Fabius, en Francia, después de explicar que dicha Constitución impide la creación de una Europa potente y antiyanqui siempre añaden como colofón embustero: "Somos los aliados de los USA, no sus súbditos."
 
Resulta que Chirac, partidario del "sí", dice más o menos lo mismo. Semejantes "aliados" más vale evitarlos. Lo que nadie confiesa, pero está implícito en todas las declaraciones sobre el tema, es su fuerte nostalgia de la URSS, potencia enfrentada a los EEUU, y la necesidad de colmar ese vacío, creado por la desaparición del Imperio Soviético, construyendo una potencia europea lo más "soviética" posible. De todas formas, el problema me parece mal planteado, los asuntos del mundo no se limitan a las relaciones amistosas o conflictivas entre Europa y los USA. La guerra mundial contra el terrorismo supera esa cuestión, por importante que sea.
 
De lo que se trata, a mi modo de ver, es de la creación de una alianza mundial de democracias, que incluye, desde luego, a Europa y los USA, pero que va más allá, porque debería incluir también Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Chile, Japón, India, etcétera, o sea todos los países capitalistas, con mercado libre y democracia representativa. Y eso sólo puede realizarse –tome las formas institucionales que sean, o ninguna– al margen de la ONU, en donde la mayoría de los países miembros son dictaduras, y en el propio Consejo de Seguridad, con derecho a voz y veto, está China, cuya evolución será todo lo interesante que ustedes quieran, pero que no es una democracia parlamentaria. Y aunque su situación sea más compleja y más ambigua, tampoco creo que pueda considerarse a Rusia, hoy, como modelo de democracia.
 
Esta alianza democrática internacional ya ha funcionado, en parte, en la guerra de Irak, en donde, si lo esencial de los combates corrió y corre, a cargo de los norteamericanos y británicos, han participado, más o menos simbólicamente, tropas de otros países europeos, pero también australianas. Y no citaré Filipinas por pudor ajeno. Además, yo no veo esa alianza como una mera ampliación de la OTAN –aunque nada tenga contra la NATO, al revés–, no sería únicamente militar, debería preocuparse asimismo de desarrollo económico, de desarrollo democrático, de todas las cuestiones al orden del día de la mundialización, y en primer lugar de la lucha contra el terrorismo islámico, que no tiene sólo aspectos militares o policiales. Cuando se lee la prensa europea, cuando se vieron las manifestaciones "pacifistas", en las que dominaban los gritos de "¡Bush, Sharon, asesinos!", "¡Israel, USA, nazis! , y otras lindezas, se puede medir todo lo que queda por hacer, por convencer, en la batalla de las ideas.
 
Entre las toneladas de mierda embustera vertida sobre Bush, su gobierno, el partido republicano y el ejército norteamericano, me llamó la atención la acusación de que estaban destruyendo la democracia y la libertad de expresión en los EEUU, y a renglón seguido o a la imagen siguiente, se informaba, como si nada tuvieran que ver, que el bodrio de Michael Moore, se veía con éxito por doquier, que más de la mitad de Holywood escupía contra Bush, que parte importante de la prensa lo criticaba duramente, etcétera. Resumiendo, que existía debate, y que la libertad de expresión seguía siendo absoluta, con sus habituales exageraciones y hasta falsificaciones.
 
Cuando un grupo de soldados yanquis cometió barbaridades contra presos iraquíes, en una cárcel de ese país en guerra, estos fueron detenidos y procesados. Y un español de París como yo, no podía sino comparar la reacción rápida de las autoridades norteamericanas castigando dichos atropellos, con las de Francia, cuando, durante la guerra de Argelia, su ejército aplicaba sistemáticamente la tortura, sin que ningún soldado torturador, ningún oficial que había ordenado la tortura y la protegía, fueran mínimamente molestados. Al revés, los altos mandos de ejército responsables, ascendieron en la jerarquía militar, como el general Massu, por dar un solo ejemplo.
 
El hecho de preferir Bush a Sadam (o mejor dicho la democracia, a la tiranía), Bush a Chirac, e incluso Bush a Kerry, no significa que todo lo que diga o haga la Casa Blanca se merezca nuestro aplauso. No somos súbditos de nadie, pese a lo que digan los memos de El País. En este sentido, podría tratar de varios temas, pero me limitaría a uno: Turquía. Washington, como Londres, consideran que Turquía debe formar parte de la UE. Pues, no, Turquía, por razones geoestratégicas, fue miembro de la OTAN durante la guerra fría, y se entiende que eso creó lazos, que aún perduran, pero no bastan, porque Turquía no es europea, Turquía no es democrática, y, en cambio, Turquía ha cambiado, ha enterrado de nuevo a Ataturk, y se islamiza a marchas forzadas.
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