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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

Dejémonos de planes y aprendamos de Irán

Estaba de viaje la otra noche y acabé viendo la cobertura de la CNN sobre Israel, el Líbano, Gaza, etcétera. Era el programa de Larry King; fue uno de esos programas en los que Larry pregunta a unos grandes hombres qué hay que hacer y los grandes hombres coinciden en que hay que hacer que el presidente haga que otros grandes hombres se impliquen para "arbitrar" un "acuerdo".

Estaba de viaje la otra noche y acabé viendo la cobertura de la CNN sobre Israel, el Líbano, Gaza, etcétera. Era el programa de Larry King; fue uno de esos programas en los que Larry pregunta a unos grandes hombres qué hay que hacer y los grandes hombres coinciden en que hay que hacer que el presidente haga que otros grandes hombres se impliquen para "arbitrar" un "acuerdo".
El senador Chuck Hagel proponía que Bush nombrase Enviado Especial a Colin Powell o a Jim Baker. La senadora Barbara Boxer proponía que Bush nombrase Enviada Aún Más Especial a Madeleine Albright. El senador George Mitchell, que ejerció hace unos años de Enviado Súper Ultra Mega Especial, proponía que Bush involucrarse en la cosa a la Unión Europea. Otro se decantó por el G-8. Y Larry sugirió a Putin. Ah, y un pedante maleante vestido con traje de raya diplomática apostó por Chirac, dado que Jacques y George habían estado de acuerdo, hará un año o dos, en una resolución de la ONU que trataba de no sé qué.
 
Nunca había escuchado tanta bazofia en una sola hora desde... bien, se me ocurre que desde que vi por última vez el programa de Larry. Pero entonces al menos se trataba de un especial con Heather Mills (la parienta de Paul McCartney), y Larry parecía mucho más interesado en la materia, especialmente después de que Lady McCartney dejase caer su pierna ortopédica sobre el escritorio y le invitase a sentir su textura, tan similar a la de la de verdad, que es mucho más de lo que uno puede decir por Larry hoy en día. El caso es que Larry y su enfoque de la geopolítica a lo Club de la Comedia son casi tan irrelevantes para lo que sucede allí como pueda uno imaginar; a menos que el senador Hagel proponga a Heather como su Enviada Especial, lo cual bien pudiera ser justo lo que se merecen Hamás y el Hezbolá.
 
Montar a un señor trajeado en un avión y mandarlo a celebrar una reunión es fácil. Anda que no hay tipos por ahí con "planes de paz" para Oriente Medio bautizados en su honor. El propio Bush cogió el pescante hace uno o dos años y anunció su "hoja de ruta". Antes fue Cheney, que voló para anunciar el Plan Cheney, que era un plan para abrir una hoja de ruta hasta el último plan, lo cual nos llevaría de vuelta al Plan Tenet, que nos llevaría de vuelta al Plan Mitchell, que nos llevaría de vuelta al Plan de Wye River, que nos llevaría de vuelta a Oslo, que nos llevaría de vuelta a Kansas.
 
Mahmud Abbás (Abú Mazen).Ninguna de estas reuniones de Grandes Hombres con Grandes Hombres nos ha llevado a parte alguna. Algunos de los Grandes Hombres no pueden hablar en nombre de sus pueblos (Mubarak), o de sus parlamentos (Abbás). Y un porrón de Grandes Hombres ni siquiera pueden hablar en nombre de sí mismos: desde el difunto Yaser Arafat hasta el rey Abdalá de Arabia Saudí, los hay que dicen una cosa en las reuniones con emisarios occidentales y otra completamente distinta cuando se dirigen a sus compatriotas. Y algunos de los Grandes Hombres que enviamos a negociar no son grandes ni por el forro: el miserable de Mohamed el Baradei, jefe del Organismo Internacional para la Energía Atómica, es en realidad un bufón de los mulás atómicos.
 
Ahora reproduciré uno de los llamamientos iraníes a la negociación que más me gustan, para recordar a qué se reduce la diplomacia del Gran Hombre en Oriente Medio; el reporte es del New York Times, de hace justo un año:
 
"Irán reanudará el enriquecimiento de uranio si la Unión Europea no le reconoce el derecho a hacerlo, declararon dos negociadores iraníes en una entrevista publicada el jueves".
 
Si no dejamos que Irán se nuclearice, se nuclearizará. Negocia eso, Chuck Hagel.
 
Las fuerzas en juego en Oriente Medio están mucho más allá del Club de la Comedia Geopolítica. La edad media en Gaza es de 15,8 años. ¿Qué probabilidades hay de que uno de esos palestinos "moderados" con butaca fija desde hace 30 años en los debates sobre Oriente Medio de la CNN o la BBC tenga algo útil que decir a una población de adolescentes parados y sin educación pero adoctrinados en el culto a la muerte? Israel se retiró de Gaza y, en lugar de poner en marcha un Estado palestino modélico, Hamas convirtió la Franja en un campamento islamista. Israel se retiró completamente del Líbano en el año 2000, y ahora el Hezbolá lanza cohetes sobre Haifa.
 
¿Por qué? Porque ambos territorios son hoy, de hecho, las fronteras de Irán con la Entidad Sionista. Son "territorios ocupados", pero no por los judíos, precisamente. Así que tienes que elegir entre hablar con las sucursales o acudir a la sede central: Teherán. Y, como han demostrado las conversaciones interminables con la UE, los ayatolás utilizan las negociaciones con el mundo civilizado para echarse unas risas. Como en la televisión iraní no reciben las salvas que dedica un Larry King a un Red Buttons, entablar conversaciones con el ministro francés de Exteriores es la manera que tienen los mulás de partirse el pecho a carcajadas.
 
Husein de Jordania.Uno de los puntos interesantes de la presente escalada es la prudencia de los vecinos árabes de Israel. Tiempo atrás, habría sido Egipto, o Jordania, quien amenazase a los usurpadores sionistas. Pero estos países han sido un enorme bluff frente a la Entidad Sionista desde que el rey Husein despidiera a Sir John Glubb como jefe de la Legión Árabe. Así pues, desde 1973 han invertido su dinero en terrorismo y en terroristas suicidas femeninas en edad escolar: es el tipo de "resistencia popular" que te granjea publicidad de la buena en los salones de Occidente. A resultas de todo ello, el pseudonacionalismo palestino se ha alejado de la influencia árabe y ha ido a parar a los brazos de los islamistas iraníes.
 
Es Teherán quien quiere la guerra, no El Cairo o Ammán. De modo que mandar a Jim Baker a estrechar la mano de, digamos, el rey Abdalá de Jordania es perder el tiempo, porque Abdalá no puede influir en el escenario de ninguna manera útil.
 
En el tiempo en que los Grandes Hombres han estado volando de acá para allá se ha producido una especie de globalización tóxica: el "movimiento" palestino (nunca fue un verdadero movimiento nacionalista) fue infectado y finalmente tomado por el islamismo más duro, y las más depravadas técnicas palestinas de terror fueron exportadas a todos los confines del mundo. Puedes erigir una "barrera de seguridad" en la región, pero lo que podríamos llamar palestinismo ha levantado una barrera psicológica en las comunidades fundamentalistas musulmanas de todo el mundo: ahora los que se hacen saltar por los aires en el transporte público no son sólo los palestinos, también lo hacen sus colegas de Yorkshire.
 
Lo que pasa en Gaza, en el Líbano, en Siria y en todas partes es que las debilidades de los politicastros han sido explotadas por Irán y por otros a través de grupos feudatarios y de una ideología muy potente que en realidad es un virus.
 
Esa es una estrategia mucho más aguda y eficaz que mandar a un señor con traje a redactar un plan que lleve su nombre. Tenemos que aprender de los iraníes. Tenemos que librar la guerra ideológica: mientras tanto, la fétida "estabilidad" de Oriente Medio, su demografía, su nuclearización inexorable, su militarización por poderes, todo favorece a los enemigos de Israel, que son los nuestros.
 
 
© Mark Steyn, 2006.
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