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Tres días de marzo en la Cadena Ser

11 de marzo, jueves

A las ocho de la mañana, veinticinco minutos después del atentado, Iñaki Gabilondo, director de Hoy por Hoy, el programa de mayor audiencia de la radio en España, informa a sus oyentes de que se han registrado «dos explosiones consecutivas en Atocha«. «De momento, las informaciones son confusas». Cinco minutos más tarde, comienza a ver las cosas algo más claras, dentro de la confusión: «Bien, parece que ETA está detrás de esto». La banda terrorista –prosigue el locutor– «asoma, en un momento como éste, con su lenguaje habitual, repugnante, de sangre, de miedo, de horror y de ira». A las ocho y veinte, el conductor de Hoy por Hoy, desolado, como el resto de los españoles, se pregunta: «¿Cómo controlaremos la información, la mesura, el equilibrio, las emociones? No lo sé, pero es nuestro deber hacerlo». Pasadas las ocho y media, ya en la tertulia, Gabilondo abunda en la autoría de ETA: a su entender, había incluido «este elemento de pánico, de desconcierto», en su «estrategia de terror». Toda España anda con la misma idea en la cabeza, no sólo la estrella de la cadena SER[1]. También Nicolás Sartorius, ex dirigente de Izquierda Unida y uno de los contertulios del programa: «Lo estaba buscando ETA desde hacía tiempo. Lo sabemos porque cogieron aquellas camionetas cargadas de explosivos», dice, en alusión a la furgoneta interceptada por la Guardia Civil en Cañaveras (Cuenca) el domingo 29 de febrero, con 506 kilos de cloratita y 30 de dinamita en su interior. Añade: «A mí me recuerda algo parecido a lo de Hipercor». Concluye: «ETA busca el terror, es evidente. Es importante no caer en esa trampa, mantener en lo posible la serenidad, la firmeza. ETA busca dividir. [Necesitamos] más unidad que nunca». Unidad «democrática», «de todas las fuerzas». Suscribe Gabilondo, ce por be, lo manifestado por Sartorius, pero no las tiene todas consigo, no acaba de fiarse de la reacción de los políticos. A su juicio, se hallan ante un «test»; del que podrían salir bien parados, «uniéndose más», o mal, muy mal, si, por el contrario, dan en manejar «elementos de fisura», lo cual sería «verdaderamente horroroso».

A las nueve menos cuarto se oye en la voz de Ana Terradillos que la Policía no tenía constancia de que los terroristas hubieran hecho llamada alguna de aviso. «Es decir, sea quien sea, aunque todo parece apuntar a ETA, en esta ocasión, por primera vez, ETA no ha llamado para avisar de la colocación [de las bombas]». «Sea quien sea», Terradillos no puede dejar de pensar en ETA. La periodista de la cadena SER, además, confirma que los artefactos han sido colocados «en las vías del tren». Es la primera de las confirmaciones que luego habrán de ser desconfirmadas. Recoge el testigo Gabilondo, con una frase confusa, abierta a diversas interpretaciones: «No pueden los muertos que se han producido, los heridos que están en ese momento ahí... no se pueden merecer que después, muy poquito después, empiecen a jugarse juegos como tantas otras veces se han jugado».

Nueve menos diez de la mañana. Los oyentes de la SER escuchan a José Luis Rodríguez Zapatero, candidato del PSOE en las elecciones del domingo, que se expresa en estos términos: «ETA ha intentado intervenir en la campaña. Pediría a todos los ciudadanos que el domingo, como reacción a ETA, hubiera una participación masiva en las urnas». Y en estos otros: «[Me gustaría] que la reacción de hoy de los partidos políticos fuera una reacción compartida, una reacción conjunta, (...) donde nadie hiciera una valoración política que pudiera dividir o enfrentar a los demócratas». Al poco, Gabilondo interviene para hacer un llamamiento: «Todos aguardamos el espectáculo [sic] de la política unida, y uniendo en torno a ella», contra el terrorismo, «a la sociedad».

Las nueve. Boletín informativo. Iñaki Gabilondo: «Estamos hablando de una masacre de extraordinaria importancia cuya autoría se desconoce, pero cuya autoría todo el mundo sospecha». Incluimos las redundancias porque no entorpecen la comprensión del texto. En todo caso la aclaran. A continuación, Javier Álvarez corrige la información facilitada (y confirmada) con anterioridad por su compañera Ana Terradillos. «Nos confirman [la Policía y el juzgado de guardia] que se trata de explosiones con temporizador, probablemente con unas mochilas depositadas en el interior de esos trenes». Las mismas fuentes le confirman también que no ha habido aviso por parte de los terroristas. Gabilondo, entonces, retoma el micrófono y dice: «Son detalles que iremos poco a poco conociendo, pero que no alteran lo sustancial del drama». «Lo importante –añade– es que todos debemos estar unidos en torno a la autoridad».

Nueve y diez. Vuelve la tertulia. Habla Josep Ramoneda: «Recuerda mucho lo de Hipercor (...) Sería bueno que los ciudadanos, el domingo, votasen lo que hubiesen votado ayer (...) Que esto no influya en un solo ciudadano, y que, en cualquier caso, el ciudadano sólo castigue al que rompa desde hoy al domingo la unidad o intente utilizar políticamente este atentado». Unidad, pues. Unidad ante y sobre todo. Contra el terrorismo. Sanción social contra los aprovechateguis de turno. Que el formidable atentado no perturbe las elecciones en ciernes. Alberto Surio, otro de los contertulios de Hoy por Hoy, sentencia: «Que la unidad política entre los demócratas se salve, por encima de todo. Que nadie trate de aprovecharse de esto». Gabilondo, por su parte, sigue pretendiendo conjurar, aireándolo, aquello que le tiene preocupado: «Vamos a ver los políticos y su altura, su capacidad de conducir a la sociedad, en un momento como éste, por el camino adecuado».

Diez de la mañana. Boletín informativo. Javier Álvarez. Las fuentes que la SER tiene entre los «investigadores» de los atentados dicen que «ETA está detrás». Minutos más tarde, los oyentes de la cadena escuchan, por vez primera, a un miembro del Gobierno. Se trata de Eduardo Zaplana, ministro portavoz, que califica lo sucedido de «atentado contra la democracia española»; «un asesinato colectivo –agrega– de esta banda criminal y asesina de ETA». Tercia Gabilondo: «El lehendakari Ibarretxe* también habla del asunto. Pide, más que nunca, que se hable de terrorismo, pero que no se hable de terrorismo vasco, sino de terrorismo de ETA y de alimañas». También Llamazares tiene claro por entonces, sin esperar a más confirmaciones policiales o ministeriales, quién ha cometido los crímenes. Dice el dirigente comunista, y reproduce Gabilondo: «ETA es un monstruo herido de muerte». Asimismo, el locutor más escuchado de la radio española informa de que la dirección de ERC ha «condenado de forma total y absoluta estos atentados». Josep Lluís Carod-Rovira, efectivamente, condena los atentados. Y pide diálogo. «Alguien debe hacer que la palabra se convierta en el instrumento definitivo para que se acabe la barbarie», dice el dirigente independentista en la cadena SER, poco después de que, allí mismo, se emita la consigna del momento: «Que nadie trate de aprovecharse de esto».

A las once menos cinco se procede a la explosión controlada de un artefacto en la estación de Atocha. Allí, a las once, Ángel Acebes, ministro del Interior, comparece por primera vez en público. La SER da cuenta de sus declaraciones. El ministro pide «calma, serenidad»; «el Estado de Derecho –afirma– dará respuesta adecuada y contundente a los responsables de esta acción criminal». Dice más. Por ejemplo: «Les iremos dando a lo largo del día toda la información, según vayamos teniéndola. De manera rigurosa, seria. Pero ahora hay que dejar trabajar a los servicios de seguridad y emergencias, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad».

En el boletín del mediodía, Javier Álvarez, citando «fuentes jurídicas de absoluta solvencia», informa de que «ETA pretendía volar» uno de los trenes. No lo consiguió porque había fallado la bomba colocada en el vagón de cabeza, explicaba aquél. A la una de la tarde, y luego de ofrecer a su audiencia las declaraciones de Luis Portero, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo («Estamos ante el más atroz, ante el más vil, ante el más salvaje, ante el más sangriento, ante el más criminal de todos los atentados de la banda terrorista ETA»), José Antonio Marcos, director de Hora 14, informa de que Arnaldo Otegi, portavoz del brazo político de ETA, ha negado, en una comparecencia pública, que la banda hubiera perpetrado la matanza. «Ha asegurado –amplía la información una periodista de la cadena– que no contempla, ni siquiera como mera hipótesis, que ETA esté detrás de la masacre de Madrid. También ha demostrado su absoluto rechazo a lo ocurrido». «¿Ha dicho que no es ETA, pero no ha explicado por qué razones está convencido de que ETA no está detrás de esta masacre?», replicaba al punto Marcos. Su compañera, entonces, repite lo sustancial de la deposición de Otegi, e indica que el proetarra no había empleado «en ningún momento la palabra condena». Marcos no cree al batasuno: «Es imposible verificar en qué se basa para hacer esa afirmación. Porque lo cierto es que, ya en las pasadas Navidades, ETA intentó realizar otra masacre en Madrid»[2]. Y la jefe de Documentación de la cadena, Ángeles Afuera, se encarga de refrescar la memoria a la audiencia: «ETA planeaba hacer estallar dos bombas, de 25 kilos cada una, en Chamartín, el día de Nochebuena. Además, en plena hora punta».

Acebes tampoco está por la labor de creer al portavoz de la ilegalizada Batasuna. Cree que el proetarra pretende intoxicar, desviar la atención. De ahí que en su siguiente comparecencia –a la una y media, y desde el Palacio de la Moncloa– recuerde que ETA buscaba desde hacía tiempo cometer una «masacre en España». A las dos, José Antonio Marcos daba inicio a Hora 14 haciéndose eco de las palabras de Acebes: «El ministro del Interior considera que ha sido ETA. No admite, por tanto, con los datos que maneja en estos momentos, ninguna otra hipótesis». Y luego reproduce unas declaraciones del titular de Justicia, José María Michavila: «Es una masacre que ETA ha intentado en varias ocasiones. Esta vez no se ha podido impedir».

Hora y media más tarde, Ana Terradillos divulga esta exclusiva: «No se ha hecho público todavía, pero fuentes del Ministerio del Interior nos lo acaban de confirmar. La carga explosiva está compuesta por titadine[3] y dinamita reforzada». De inmediato, remacha: «Hablamos, por tanto, efectivamente de ETA, del modo de actuar de ETA»; «aunque –prosigue– hoy se han saltado uno de sus rituales: avisar de la colocación del artefacto». Tal modo insólito de actuar lo atribuyen las «fuentes de la lucha antiterrorista» consultadas por la cadena SER, entre otras causas, «a la gente joven, que no ha seguido las directrices de la cúpula».

Avanza la tarde. El boletín de las seis principia así: «Ciento ochenta y seis muertos. En torno al millar de heridos. Así se escribe hoy la matanza que la banda terrorista ETA ha cometido en Madrid». A las siete comienza el Especial Informativo programado por la radio de Polanco. Carlos Llamas, director de Hora 25, entra en antena haciendo la siguiente declaración: «Es el momento de sentir la democracia como la expresión más inamovible de los ciudadanos de este país. Es ese momento en el que proclamamos que el Gobierno se convierte en un Gobierno sin color político; es nuestro Gobierno, y al frente de él, nuestro presidente, José María Aznar». Poco después, y tras saber –por boca de su compañero Javier Ruiz– que el Ibex estaba perdiendo un 2’2% («es una caída muy fuerte») pero que hay «cierta calma» en Wall Street porque «el portavoz de la Casa Blanca ha salido a decir: no es Al Qaeda, no tenemos ninguna prueba de ello», Llamas comenta: «(...) la repercusión mundial hubiera sido de otro orden si el atentado tuviera distinta firma de la que parece tener»; «porque no tenemos la certeza, pero todo apunta a que ha sido la banda terrorista ETA –coincide Llamas con el Gobierno–, pese a que alguno de sus amigos dudara de que sus colegas de la pistola [llegaran] a hacer lo que [han hecho]». Se refiere, obviamente, a Arnaldo Otegi, que se decantaba por la «resistencia árabe» como autora de la matanza.

Las ocho. «¿Hay algún dato que podamos aportar en concreto, alguna novedad?», pregunta Carlos Llamas a Javier Álvarez. Sí las hay. Entre ellas, ésta, verificada por las fuentes de la casa: «Desde la Comisaría General de Información se tiene localizados, al menos identificados visualmente (...), a los presuntos autores de este asesinato». Para dar mayor relevancia a la exclusiva que las citadas fuentes habían proporcionado a la SER, Álvarez proclamaba: «Tengo sus nueve fotografías delante». «Es una lista que tenemos en nuestra mano, las fotografías de los nueve presuntos miembros de ETA que han podido intervenir en este macabro atentado».

Ocho y veinte. Tercera comparecencia de Ángel Acebes. Anuncia que se ha encontrado una cinta con versículos del Corán en el interior de una furgoneta[4] intervenida en Alcalá de Henares. Carlos Llamas, a las ocho y veintinueve, comenta: «Este dato es fundamental; tal vez en este dato esté una de las claves de la alocución del presidente del Gobierno, que, en ningún momento, y así lo habíamos notado, escuchando en la redacción, en ningún momento habla de la banda terrorista ETA». En ningún momento hasta entonces los oyentes de la SER habían tenido ningún indicio de que ellos hubieran notado que Aznar no había mencionado a ETA. El presidente había hablado a las dos y media de la tarde.

Ocho y media. Mensaje del Rey. Carlos Llamas: «El Jefe del Estado, al igual que hizo el jefe del Gobierno (...), no pronuncia la palabra ETA». Pocos minutos después confiesa a sus oyentes que alberga dudas: «Parece, en principio, demasiado obvio que dejaran allí colocada, en la furgoneta, esa cinta, pero la verdad es que nos ha sumido en la confusión». Y, acto seguido: «Hemos de reproducir aquello que nos dicen nuestras autoridades: el ministro del Interior nos dice que la hipótesis es la autoría de ETA, pero no se descartan otras. A raíz de ese (...) dato, de la localización de esa cinta, no se descarta la participación de grupos fundamentalistas: de Al Qaeda o vaya usted a saber, no quiero ponerle siglas a los posibles autores».

Al filo de las nueve, el director de Hora 25 declara: «A partir de ahora, yo creo que, en aras de la prudencia, vamos a hablar en el mismo sentido que han hecho el Rey y el presidente del Gobierno: no descartar ninguna hipótesis y hablar de acto terrorista en Madrid. No ponerle firma a la barbarie ocurrida esta mañana en la capital».

Las nueve. Javier Álvarez rectifica una información de las confirmadas por la cadena SER: el explosivo ya no era titadine, «como hemos venido manteniendo, sino (...) dinamita». «Bien es cierto que titadine es dinamita –continuaba Álvarez, con cierto atropello–, lo que pasa [es] que ahí, el trabajo incesante de los Tedax, está trabajando para determinar de qué explosivo tenemos que hablar». Inmediatamente sale al quite Carlos Llamas: «Voy a ahondar en el llamamiento, ahora también –catorce horas después de los atentados– extendiéndolo al ámbito informativo, a la prudencia (...) Nosotros, con toda honradez, les trasladamos todos los datos que nos van llegando, por parte de las autoridades y de nuestras fuentes. Todo lo que vayamos diciendo puede ser confirmado o desmentido con las horas». Incluso lo previamente confirmado. Piden comprensión.

Un tertuliano, Carlos Mendo, da cuenta de lo que ha escuchado en la BBC, esa misma tarde, a «una persona que fue jefe del contraespionaje británico». «Daba tres posibilidades: una (...), que hubiera sido ETA; segunda (...), que no hubiera sido ETA y hubiera sido un grupo árabe; y tercera posibilidad: que hubiera sido una combinación de las dos cosas. (...) este almirante, cuyo nombre se me ha olvidado, decía que, a partir del 11-S, todos los grupos terroristas del mundo estaban actuando como una especie de mafia internacional, y que unos se copiaban a otros, y que el 11-S fue la culminación de un efecto para mostrar al mundo que los atentados individuales no servían para nada, y que lo que realmente causaba conmoción en la opinión pública era la matanza indiscriminada de civiles». «Él –finaliza Mendo su exposición– se apuntaba a la tercera tesis: autoría [de] ETA; logística [a cargo de otro] grupo. Él hablaba abiertamente de Al Qaeda».

Carlos Llamas cae entonces en la cuenta de que ETA habría tenido francamente complicado anunciar la matanza que previó cometer en la capital de España el día de Nochebuena: «En la estación de Chamartín lo quería hacer también [con] los trenes. Y tuvimos conocimiento de un pequeño detalle: que la cinta con un supuesto aviso de la bomba iba en un cassette que no llevaba pilas; las pilas estaban gastadas, de manera que no hubiera habido aviso. De manera que se habría truncado el mínimo límite moral de la banda terrorista en relación con sus atentados».

El director de Hora 20, Pedro Blanco, también está en los estudios centrales de la cadena SER, en la Gran Vía madrileña. «Absoluta cautela, dice. Lo sirve Reuters. Cita al periódico Al Quds Al Arabi, en Londres, y asegura que Al Qaeda[5], en una carta, reivindica los atentados de España. Ya les digo que con absoluta cautela. Las fuentes son esas». Esas son las fuentes.

Cunde el ansia por desvelar quiénes son los responsables de la barbarie. Ignoramos si, a esas alturas de la jornada, Javier Álvarez sigue teniendo en las manos las fotografías de los etarras que, según las fuentes de la cadena SER en la Comisaría General de Información, podrían haber cometido la matanza. Sí sabemos que José María Ridao, tertuliano habitual de Hoy por Hoy, pide a Interior que, «en la medida de lo posible, se vayan aclarando las cuestiones de la autoría. Es muy importante». Carlos Llamas, con un punto de desconfianza, dice: «Quiero creer, porque si no me sentiría muy mal, que cuando (...) el ministro del Interior ha aportado ese dato [el hallazgo de la furgoneta], que ha cambiado el escenario al que nos enfrentábamos, era el momento más temprano [en] que lo podía dar».

Según los documentos sobre el 11-M desclasificados por el Gobierno, a las 10’50 horas un ciudadano se puso en contacto con la Policía de Alcalá de Henares para dar cuenta de las sospechas que le infundía una furgoneta aparcada en las inmediaciones de su lugar de trabajo. La inspección ocular in situ del vehículo concluyó a las 14’15. Una hora y cuarto más tarde era depositado en el Complejo Policial de Canillas, donde fue objeto de una nueva inspección, a resultas de la cual se hallaron siete detonadores (debajo del asiento del conductor) y una cinta de casete (en la guantera) con caracteres árabes en la carátula. El registro tuvo lugar entre las 15’30 y las 18’00 horas. Con posterioridad se envió la referida cinta a los Servicios de Información de la Policía, para que se tradujera al español. A las 20’20 horas, como ya se ha señalado, el ministro del Interior comparecía en público para informar del hallazgo. Diez minutos antes, el presidente del Gobierno había telefoneado al secretario general del PSOE y a los directores de los principales diarios para comunicarles las novedades.

De nuevo en la tertulia nocturna de la cadena SER. Allí, luego de que Carlos Llamas haya dicho aquello de «quiero creer...», María Esperanza Sánchez, periodista de la casa y tertuliana en Hoy por Hoy y Hora 25, ejercita la memoria: «A media mañana el ministro dijo que, en estos momentos, no hay ninguna duda de que la autoría es de ETA». Le sucede en el turno de palabra el propio Llamas: «Todo lo que vaya ocurriendo hoy lo apunto al comportamiento humano, (...) cualquiera puede, si quieres, meter la pata». «Sobre todo –tira del hilo Mendo–, porque era una suma de indicios que llevaban a eso (...) Si hay un atentado terrorista, sobre todo cuando ha habido una pauta de acontecimientos, es que ha sido ETA». Y tras él, de nuevo Llamas: «Otegi (...) ha restado credibilidad a la autoría de ETA. Pero algunos recordaban que, tras el atentado de Hipercor, algunos dirigentes de Batasuna expresaron iguales dudas; no podían creer que la banda, para ellos gudaris, [hubiera] caído en esa inmoralidad».

Más tarde, Emilio Contreras, otro integrante de la tertulia de Hora 25, comparte con la audiencia sus reflexiones: «Me temo que en 72 horas no se va a saber [quiénes son los autores de la matanza. El plazo alude a lo que quedaba para el 14-M]. Por lo tanto, lo que hay que hacer es dejar trabajar con profesionalidad a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. A mí me ha tranquilizado que haya sido el propio ministro [del Interior], en una rueda de prensa, el que ha dicho que se ha encontrado una cinta (...) Cabe la posibilidad de que sea Al Qaeda, pero cabe la posibilidad de que ETA haya dejado ese señuelo para confundir a las fuerzas del orden. En cualquier caso, si ha sido ETA, nunca reivindicaría este atentado. Nunca (...) Ya sabe (...) la crisis interna que le [produjeron los] veintitantos muertos en Hipercor».

Terrorista suicida

Las diez de la noche, tiene lugar la nueva y estremecedora exclusiva de la radio propiedad de Jesús Polanco. Le pone voz Ana Terradillos: «Tres fuentes distintas de la lucha antiterrorista han confirmado a la cadena SER que en el primer vagón del tren que explotaba antes de llegar a Atocha iba un terrorista suicida[6]. Interior no lo confirma».

A partir de este momento, como impulsadas por un resorte, comienzan las alusiones a la guerra. Así, Ángeles Afuera dice: «Desde que finalizara la intervención en Irak, grupos islámicos han actuado (...) contra los países que apoyaron a Estados Unidos». Cita en primer lugar el atentado de Casablanca (16 de mayo de 2003), en Marruecos, país que no apoyó la intervención. Tampoco la apoyó Arabia Saudí, ni Túnez, ni el propio Irak postsadamita, que también han sufrido el terrorismo islámico, pero Afuera, jefe de Documentación de la cadena SER, no recurre a estos ejemplos. Carlos Llamas, haciendo un uso peculiar de la prudencia que preconizaba con anterioridad, se despacha con esta frase-recordatorio: «Existencia, presunta existencia [sic], de un terrorista suicida entre las víctimas del atentado de hoy». Y José María Ridao asevera, categórico como sólo puede serlo un experto: «La existencia de un presunto terrorista suicida... eso para el Ministerio del Interior es de comprobación rápida. De hecho, hay tres fuentes que nos lo han confirmado». «Interior puede saber –abonaba la duda recién sembrada–, si no lo sabe ya, si ha existido un terrorista suicida». Miguel Ángel Aguilar, por su parte, aporta un dato inaudito, en el que nadie ha reparado: «Hasta ahora, en ningún atentado de ETA ha habido ningún terrorista suicida». En cambio, Félix Bayón se decanta por «mirar con lupa» cualquier reivindicación de la matanza. «Tened en cuenta –advertía– [que] el atentado de Hipercor, que se queda pequeño comparado con esta barbaridad, tardó en reivindicarse bastantes semanas».

De nuevo Ángeles Afuera. De nuevo la guerra de Irak. Recuerda que Tarek Aziz, ministro de Exteriores de la tiranía baasista, había advertido a España de las consecuencias de su alineamiento con EEUU: «El ataque a Irak –afirmaba o amenazaba Aziz, el 4 de febrero de 2003– provocará la extensión del terrorismo, y eso afectará a la vida y a la paz de los españoles». La responsable de Documentación de la radio de Polanco rescata también una grabación atribuida a Ben Laden y fechada el 18 de octubre de 2003: «Nos reservamos el derecho a responder, en el momento y el lugar oportuno, a todos los países que participan en esta guerra injusta», amenazaba en la misma el criminal saudí. «La información del señor Tarek Aziz se cae por los pies –replicaba Carlos Mendo–, porque los tres atentados más sangrientos llevados a cabo durante y después de la guerra se cometieron en tres países que no habían participado en la guerra, y que además estaban en contra de ella: Turquía, que negó el paso a las tropas norteamericanas, Marruecos e Indonesia».

Pasadas las once menos diez, Carlos Llamas dice: «No sería este el momento, si fuera ETA, de andar tirando los trastos por el comportamiento de tal o de cual, si lo ha hecho mejor éste o el otro o si utiliza o no utiliza el terrorismo éste o el otro. Eso, lo mismo si fuera realmente Al Qaeda quien estuviera detrás. No creo que sea éste el momento. Me decían algunos compañeros: hay gente que está llamando en este sentido. Bueno, pues no quiero rebotarlos en antena... el pedir cuentas de por qué, mire usted, nos metió en... No, mire usted».

Las once. Carlos Cala, redactor de la cadena SER, insiste: «Varias fuentes de la investigación aseguran que, en el tren en el que se produjo la primera explosión, viajaba un terrorista suicida, aunque Interior no lo confirma». Varias fuentes. (Tres). De la investigación. Aseguran. E Interior sin confirmarlo.

A las once y cuarto, declaraciones de Llamazares: «Espero que el ministro del Interior nos explique algunas cosas, para que no tengamos que seguir mordiéndonos la lengua». Que nos las explique «mañana, antes de que vayamos a las elecciones». Que nos explique «por qué ahora, al final del día, cuando ha sido constante el argumento del Ministerio en todos los medios de comunicación [en el sentido de que ETA estaba detrás de la matanza], ahora, al final del día, el ministro acepta como posible la hipótesis de Al Qaeda». Que nos lo explique, porque «ya no estamos hablando del atentado (...) Estamos hablando de la política de información del Ministerio; estamos hablando de una política de información muy delicada, en un momento aún más delicado: el momento electoral».

Carlos Mendo muestra plena confianza en Ángel Acebes y aboga por respetar los tiempos y las pautas de la investigación: «No se puede, para contentar a unas personas (...), acelerar los trámites para luego dar un paso en falso, que sería todavía peor de lo que pide el señor Llamazares».

Once y treinta y siete de la noche. La audiencia de la cadena SER escucha a Alfredo Pérez Rubalcaba, que dice: «Nosotros, cuando salió José Luis Rodríguez Zapatero, habíamos visto la información que había dado a los españoles el ministro del Interior, que había asegurado con mucha firmeza que era ETA. Incluso había dicho con mucha firmeza que nadie podía poner en duda la autoría de ETA. (...) nosotros en esto siempre creemos al Gobierno, y por tanto nosotros, cuando salimos, hablamos de ETA (...), del atentado más horrible que ETA ha realizado jamás en España». Zapatero salió a las nueve menos diez, dos horas antes de que lo hiciera Ángel Acebes; salió incluso una hora antes de que José María Aznar le informara de la situación, según se desprende de los documentos desclasificados por el Gobierno[7].

Un cuarto de hora antes de la medianoche, la radio de Polanco informa de que las autoridades españolas han pedido ayuda a Israel[8] para identificar los restos de las víctimas mortales de los atentados. Miguel Ángel Aguilar se pregunta: «¿No podría tener algo que ver (...) con la identificación de ese suicida que se dice que iba en el ferrocarril?». El suicida. Carlos Llamas opta por la contención: «Ni siquiera ese dato que hemos aportado es incontrovertido [sic] (...) Tres fuentes son tres fuentes, pero no es la garantía del 100%».

12 de marzo, viernes

A la una y media de la noche se ha practicado la autopsia a todos los cadáveres. El Instituto Anatómico Forense (IAF) confirma entonces que no se ha hallado nada que permita especular con la existencia de un terrorista suicida entre las víctimas mortales. En palabras de Carmen Baladía Olmedo, directora del IAF, «en ningún caso se han encontrado datos o signos indiciarios con base científica que permitan suponer la existencia de un suicida entre las víctimas»[9]. No obstante, los oyentes de la radio de Polanco todavía escucharán a Iñaki Gabilondo, en Hoy por Hoy, expresarse en estos términos: «Fuentes de la lucha antiterrorista han apuntado a la cadena SER la posibilidad de que un terrorista se haya inmolado [sic] en uno de los trenes. Sin embargo, tanto el Ministerio del Interior como el portavoz del Gobierno niegan esta información, al menos por el momento». A decir verdad, tanto Interior como el portavoz del Gobierno desmentían tal información; la desmentían, no la negaban. Tampoco es lo mismo perpetrar un atentado suicida, matarse uno mismo y asesinar a los demás, que inmolarse. Un locutor de la casa recoge el testigo de la locución e hila más fino: «Las fuentes consultadas por la SER confirman que una persona llevaba tres capas de ropa interior y estaba muy afeitada, una práctica muy habitual entre los comandos suicidas islámicos antes de inmolarse». Sic, de nuevo.

Este párrafo de la presentación que Gabilondo hace a las siete resume bien la cobertura que hizo esta edición de Hoy por Hoy: «España no vive un día cualquiera; vive la antevíspera de una jornada de elecciones generales, que no debe tampoco olvidarse. Por otro lado, una línea de enorme importancia, y que está planteando ahora mismo un gigantesco interrogante, (...) es la autoría de los atentados. Porque, por el momento, no se descarta que sea ETA y no se descarta que sea Al Qaeda. Las investigaciones del Ministerio del Interior tratan ahora de esclarecer la pista que podría llevar a Al Qaeda. Recuerden ustedes que ayer, a eso de las dos de la tarde, el ministerio del Interior, Ángel Acebes, aseguraba que los atentados eran perpetrados por ETA, y que en ese sentido se movieron todas las interpretaciones, y también las páginas de las ediciones especiales de los periódicos que se pusieron en circulación antes de la hora de comer. Pero, horas después, pasadas las ocho de la tarde, el propio Acebes compareció ante los medios de comunicación para anunciar que se había hallado en Alcalá de Henares una furgoneta, (...) en la que se habían encontrado (...) siete detonadores y (...) una cinta con versos del Corán. Decía Acebes que esto no cerraba la investigación en torno a ETA, pero que abría una segunda línea de investigación».

Pasadas las doce del mediodía, las fuentes de la SER en la lucha antiterrorista le permiten hacer pública la siguiente información, cinco horas antes de que lo hiciera el ministro del Interior: «La Policía ha podido recuperar una mochila cargada con 10’2 kilos de un explosivo plástico fabricado (...) en España, del tipo especial C, con el sello ECO, que se corresponde con la antigua marca de Explosivos Riotinto. El detonador (...) es también de fabricación española, (...) de cobre (...) Según los responsables de la investigación para los explosivos, la mochila[10] fue encontrada en uno de los trenes (...) Se trasladó a la comisaría de Vallecas, y allí, de madrugada, fue (...) investigada por los Tedax». «Interior ha dicho –continuaba Javier Álvarez en el mismo boletín (13’00 horas)– que le consta únicamente la existencia de esta mochila, cargada de explosivos, pero no nos confirma ni la composición del artefacto ni el origen de sus componentes. Sin embargo, las otras fuentes consultadas aseguran que ya todo parece indicar que no se trata de los componentes utilizados por ETA y (...) sostienen que [pudiera] ser otro grupo terrorista vinculado con el extremismo islámico. Nos dicen que Al Qaeda».

«Demandas de información al Ejecutivo». Así empezaba el boletín de las cinco de la tarde. «Hoy, el presidente del Gobierno (...) ha justificado al ministro del Interior, que ayer, a primera hora, responsabilizaba de los atentados a la banda terrorista ETA. José María Aznar ponía un ejemplo desmentido inmediatamente por un portavoz de los Mossos de Esquadra». Aznar había hecho alusión a los atentados que pretendía perpetrar la banda terrorista, con mochilas bomba, en la estación de esquí de Baqueira Beret, en el Pirineo leridano. El portavoz de la Policía autonómica catalana requerido por la cadena SER declaraba, a este respecto: «(...) en ningún momento se detectó ni se montó ningún dispositivo especializado para desactivar ningún artefacto explosivo durante todo este período [las pasadas Navidades] (...) En el valle de Arán hace muchísimo tiempo que no se monta ningún dispositivo generado por la existencia de algún artefacto explosivo».

Entre los papeles desclasificados por el Gobierno, hay una nota informativa del CNI, fechada el día de la matanza –«Atentados terroristas en Madrid»– en la que se argumenta por qué parece «casi seguro» la autoría de ETA[11]: «A falta de resultados de los análisis periciales sobre la composición y características de los artefactos, el procedimiento es el que ETA ha empleado en buena parte de las acciones terroristas que ha realizado o intentado en los últimos años. En este sentido, hay que recordar la intención de hacer volar el tren Madrid-Irún las pasadas Navidades mediante maletas bomba, así como la confesión de los terroristas detenidos en la madrugada del 29.02.2004 –cuando trasladaban a Madrid una furgoneta bomba con 536 Kg. de explosivo–, quienes reconocieron que en las mismas fechas navideñas intentaron diseminar varias mochilas con explosivos en la estación de esquí de Baqueira-Beret.[12]

A las siete de la tarde, Carlos Llamas abre el Especial Informativo de la cadena SER con estas palabras: «ETA acaba de emitir un comunicado negando su participación en los atentados, en tanto que el ministro del Interior insiste en que la vía etarra [sic] sigue siendo la principal sospechosa»[13]. Acto seguido, añade: «Da igual, sea quien sea. Aunque ya sabemos que políticamente no da igual quién sea el asesino». Tras reproducir las declaraciones que hizo Acebes a las seis (cuando informó del hallazgo de la mochila), el conductor de Hora 25 comenta: «Según el ministro, la principal vía sigue siendo la de ETA, aunque todo vuelve a estar en el terreno de la incertidumbre, porque el ritmo de las investigaciones puede ser mucho más lento que la avidez que tenemos todos por saber». Un periodista de la casa informa a continuación de que no hay tal comunicado de la banda terrorista vasca: «ETA hace una llamada a Gara, a eso de las seis de la tarde, y otra a ETB [Euskal Telebista], (...) diez minutos después. Nos hemos puesto en contacto con los dos medios. No hay comunicado. Se trata de una llamada de un comunicante que dice ser el mismo que aparecía en el vídeo donde los terroristas declaraban la tregua en Cataluña. El comunicante ha pedido a ETB que le grabase, pero según ETB ha sido imposible por la rapidez de la comunicación».

De nuevo Llamas: «Horas antes, el presidente Aznar, de algún modo, preparaba el terreno diciendo que no hay que dar ninguna credibilidad a ETA». Y otra vez Llamas: «Aznar pedía nula credibilidad a ETA. Comportamiento que contrasta con un hecho reciente: la credibilidad y difusión que obtuvo el comunicado de ETA en el que daba cuenta de la reunión con Carod Rovira y de la tregua en Cataluña». Conviene recordar que el célebre encuentro de Perpiñán fue dado a conocer en un primer momento por el diario ABC, después por el propio dirigente independentista catalán y, finalmente, por la banda terrorista.

El director del informativo nocturno de la cadena SER fija más tarde su atención en la titular de Exteriores, Ana Palacio: «(...) ayer [enviaba] una circular a todos los embajadores españoles (...), en la que les ordenaba que confirmasen ante las autoridades y medios de comunicación la autoría de ETA. La circular fue remitida (...) poco después de las cinco de la tarde, es decir, cuando ya se había abierto la hipótesis de que Al Qaeda pudiera estar detrás de los atentados de Madrid». Carlos Carnicero, con tales datos, sentencia: «Si la ministra no sabía a esas horas que había dudas es una irresponsable, y si lo sabía es una mentirosa. Indujo a los embajadores a que intoxiquen [sic]». La circular en cuestión fue remitida a nuestros diplomáticos a las 17’29; antes (tres horas antes) de que Acebes hiciera público el hallazgo de la furgoneta de Alcalá; antes (una hora y cuarto antes) de que éste se reuniera con los responsables policiales para valorar la importancia de lo descubierto en la furgoneta; antes (media hora antes) de que se procediera al tratamiento y reproducción de la cinta coránica. La circular en cuestión –que forma parte de los documentos desclasificados por el Gobierno– decía: «En relación con el brutal atentado que se ha cometido hoy en Madrid y los esfuerzos que desde alguna fuerza política [declaraciones de Otegi] se han hecho para intentar confundir sobre la autoría del mismo, señalo lo siguiente: El ministro del Interior ha confirmado la autoría de ETA. Así lo confirma el explosivo utilizado[14] y el patrón utilizado en los mismos [atentados], que es el habitual en ETA, así como otras informaciones que aún no se han hecho públicas por razones obvias (...) Deberá V.E. aprovechar aquellas ocasiones que se le presenten para confirmar autoría de ETA de estos brutales atentados, ayudando así a disipar cualquier tipo de duda que ciertas partes interesadas puedan querer hacer surgir en torno a quién está detrás de estos atentados. Y si lo considera oportuno, acudir a los medios para exponer estos hechos».

¿Quién ha sido? Media España se había echado a la calle la tarde de aquel viernes, convocada por el Gobierno. Según Carlos Llamas, en la manifestación de Madrid «el eslogan más coreado» ha sido uno de orden inquisitivo: «¿Quién ha sido?». Cuando, pasadas las diez de la noche, el director de Hora 25 da paso a la tertulia: «Ayer dijimos que no era el momento de [hacer] determinadas declaraciones políticas. Yo creo que lo cumplimos. Nos autodisciplinamos para que fuera así. Pasan las horas, se van acumulando una serie de datos y todo ello conforma un escenario que sí merece comentario». Carlos Carnicero se despacha contra el Gobierno: «Es importante no caer en la trampa de decir que el duelo puede evitar hablar de algo tan fundamental y que va a marcar la vida de este país durante los próximos cuatro años (...) Me niego a creer que en el banco de datos del Ministerio del Interior (...) no se tenga conocimiento de en qué fecha fue robada [la dinamita] (...) Creo que estamos ante una maniobra que tiene pinta de intoxicación, y el drama es que lo que suceda el domingo no tiene remedio y va a estar condicionado por la generosidad de los españoles (...) Toda esta mala voluntad va a condicionar el resultado del domingo, y eso es inevitable». Félix Bayón prefiere explicar a la audiencia por qué estamos todos perdidos, según Llamas, en un «mar de la confusión»: «Hay una bolsa bastante importante de indecisos y, evidentemente, la identificación del atentado con Al Qaeda puede hacer reflexionar a la gente».

Un experto en terrorismo, Rogelio Alonso, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, interviene a eso de las once de la noche en el programa y ofrece motivos para no descartar ni a ETA ni a Al Qaeda: «Se puede argumentar que ETA está detrás de esta atrocidad porque, aunque es cierto que este tipo de atentados se asemeja mucho más al que cometen grupos fundamentalistas islámicos, es decir, atentados en serie coordinados, no podemos ignorar que ETA ha utilizado esa metodología (...) en el pasado (...) Recordemos cómo, en junio de 2002, ETA [colocaba] varios coches bomba el mismo día, coincidiendo con la Cumbre [Europea] de Sevilla, en diferentes ciudades españolas. Recordemos también cómo, en julio de 1979, trece personas murieron asesinadas por explosivos colocados por ETA en Atocha, Chamartín y Barajas. Recordemos que hay documentos interceptados [a] ETA (...) en los que se indica que hay que romper tabúes [y] se sugiere que hay que pasar a un modus operandi que suponga una mayor letalidad. Hay argumentos para mantener que ETA se encuentra detrás de esta masacre (...) La organización no puede saber cuál es el efecto de esos 500 kilos [se refiere a los intervenidos en la furgoneta de Cañaveras] porque nunca los ha utilizado, y eso mismo puede haber ocurrido con este atentado. Pero también Al Qaeda puede estar detrás (...)».

13 de marzo

Jornada de reflexión. En la programación matinal de la cadena SER se dice: «Siguen las investigaciones, y sigue sin respuesta la pregunta que ayer se hacían miles de ciudadanos en las calles de toda España: ¿Quién ha sido? ¿Quién ha puesto trece bombas en cuatro trenes de cercanías? ¿Quién ha matado a 199 personas?»; «El Gobierno insiste, la hipótesis oficial sigue siendo que la autoría es de ETA, pero cada vez son más los agentes antiterroristas que se inclinan por el terrorismo islámico»; «Hace más de un día de eso [el hallazgo de la furgoneta de Alcalá] y todavía no han sido capaces de traducirla [la cinta con versículos del Corán]»[15]; «Tras el comunicado de ETA en Gara, desligándose de este atentado, hemos preguntado al ministro [del Interior] su opinión. Nos ha contestado que no se lo cree»; «No se lo cree, no se lo creen, como sí creyeron en su momento el comunicado en el que la banda anunciaba la tregua para Cataluña»... En fin: «En fin, difícilmente vamos a saber algo en las próximas horas, en esta jornada de reflexión, aunque el Gobierno se ha empeñado en extender la idea de que ha sido ETA». La carta de Ana Palacio a las embajadas, los cortes que reproducían el grito de «¿Quién ha sido?», las palabras de Acebes en la tarde del viernes se escuchan una y otra vez entre las 6 y las 9 de la mañana.

A esa hora del sábado comienza en la radio de Polanco el espacio A Vivir Que Son Dos Días, dirigido por Fernando G. Delgado. En la tertulia, Eduardo Sotillos denuncia que España iba a celebrar unas elecciones absolutamente falsificadas, mientras que Eduardo Haro Tecglen dice: «Es evidente que el Gobierno quiere que haya sido ETA, porque es su lucha, es su objetivo desde el principio, [hacer de] ETA (...) la culpable de todo lo que pasa en el país». Dice también que los atentados son, «se sabe», «un acto de guerra, una respuesta a Europa, y especialmente a España, que era agitadora de la guerra (...) en las Azores, en la ONU y en todas partes». «ETA lo ha negado –comentaba el anciano columnista de El País– y las organizaciones islámicas lo han afirmado, y lo ha afirmado Al Yazira... Pues no hay más vueltas que darle. Es un acto de guerra».

Delgado aporta también su reflexión: «Ahora pretende establecerse una división entre los que preferirían que [haya sido] ETA y los que preferirían que [haya sido] Al Qaeda[16]. Desde luego, los que prefieran Al Qaeda, y pongo énfasis en el verbo, quiero decir que lo estoy poniendo entre comillas, no tienen... al menos no se ve una manifestación explícita de esto, mientras que los que quieren que sea ETA, y pongo también entre comillas el verbo, parece que tienen una expresión muy clara. Me da miedo que el Gobierno nos esté dando una información que no obedezca a la realidad y al rigor de la investigación». Fernando G. Delgado es recordado por haber dicho a sus oyentes en las Generales de 2000 que el PP era heredero directo de los asesinos de Federico García Lorca.

Más tarde, Peridis reflexiona evocador, tras escuchar una crónica de Olga Rodríguez desde el tanatorio: «He cerrado los ojos (...) y se me ponían los pelos de punta. La voz de Olga Rodríguez nos acompañó desde Bagdad en los bombardeos, cuando estaban calientes las manifestaciones contra la guerra (...), y me ha traído la guerra a mi cuerpo, a mis sensaciones, siento escalofríos porque es una parábola (...) Nos dijeron, cuando la guerra de Irak (...), [que] esto iba a ser un país más seguro. La pregunta de mañana es: ¿somos un país más seguro ahora que hace un año?, ¿puede confiar en sus gobernantes?, ¿cree que le mienten?, ¿le han mentido entonces?, ¿le van a mentir ahora?». El arquitecto y viñetista también comenta cómo va decayendo el eslogan «Ha sido ETA»: «El de ETA es un terrorismo al que estamos acostumbrados y [que] sabemos combatir: contamos con la ayuda de Francia, no se suicidan, escapan después de los atentados y dejan pistas. Si es terrorismo islámico y se han suicidado, estamos en una guerra de otras características». Antes del mediodía, llega la palabra del filósofo Emilio Lledó: «¿Qué ideales vamos a tener si un político, conscientemente, nos engaña? ¿Qué tipo de política vamos a creer que se alimenta de la mentira? (...) Yo no sé quién es [el culpable], pero eso no debería hacernos cambiar nuestro ideal de patriotismo, que no consiste en reconquistas perejílicas, en patriotismos anticuados y falsificados».

A las catorce horas, Javier Casal, director del informativo, abre su programa diciendo: «Sábado de trágica reflexión, y con dos preguntas sin respuesta; la primera: ¿por qué?; la segunda: ¿quién ha sido el autor o autores de la mayor tragedia desde la Guerra Civil?». Momentos después daba paso a Ana Terradillos, que se encontraba en el Ministerio del Interior y que informaba de que estaba a punto de reunirse la comisión de atención a las víctimas del terrorismo. «Se espera también una actualización de datos de fallecidos y heridos. Lo que parece que no toca hoy –proseguía la periodista de la cadena SER–, lo que parece que no va a haber hoy, según fuentes de este Ministerio, es ninguna novedad».

Pero las habría, y de nuevo las conoceríamos por la radio de Polanco. A las tres y cinco, Javier Álvarez daba cuenta de ellas: «Novedades (...) El Centro Nacional de Inteligencia cree que el atentado es obra del terrorismo islámico. Fuentes del CNI han confirmado a esta redacción que todos sus agentes trabajan ya al 99% de posibilidades de que nos encontramos ante un atentado de corte radical islamista cometido por un grupo numeroso, entre 10 ó 15 individuos, que pueden estar ya fuera del país, que colocaron las mochilas e inmediatamente después huyeron. Estas fuentes aseguran que desde el jueves advirtieron a Interior [de] que la hipótesis de ETA era muy vaga y [de] que el islamismo radical podría ser el autor (...) También avisaron al ministro, en este sentido, expertos de la Policía y de la Guardia Civil». Casi dos horas más tarde, a las cinco menos diez, Jorge Dezcallar, director del CNI, desmiente, por medio de la agencia EFE, las informaciones de la cadena SER, tanto lo del «99% de posibilidades» como lo de que se hubiera advertido a Interior de la vaguedad de la pista etarra. Asimismo, Dezcallar confirmaba que se seguía investigando también a ETA. No obstante, la SER ya no dejaría de repetir la consigna del «99%».

La tensión va aumentando, en la calle, en los medios de comunicación y en los partidos políticos. Así, en el boletín de las seis se escucha a una locutora decir: «Izquierda Unida, después de la comparecencia de Ángel Acebes [se había producido a las 14’30, y en ella el ministro había dicho que no se descartaba la colaboración de bandas terroristas en la matanza], ha denunciado una estrategia de manipulación informativa por parte del Partido Popular, lo que la coalición llama un golpe de Estado informativo del PP».

'Carrusel deportivo'

A las seis y cinco de la tarde, Paco González, codirector de Carrusel Deportivo, saluda a su audiencia de esta guisa: «Aquí estamos, en esta jornada de reflexión. Reflexión doble, porque hay que votar mañana y por lo sucedido antes de ayer (...) Yo (...) prefiero no decir nada de lo ocurrido el jueves, porque (...) echaría más gasolina al fuego. Odio a Al Qaeda y odio a ETA (...) Siento mucho volcar este sentimiento de odio sobre un micrófono como el de la SER, que es permanentemente un ejemplo de información, de ayuda y de moderación, pero siento que debía decirlo, como en su día dije que me daba asco el ver que mi Gobierno apoyara la guerra; pero no sólo porque me temiera algo de esto, sino porque me repugnaba ver a niños iraquíes muertos o mutilados o huérfanos. (...) Mañana hay elecciones, y yo, que soy ateo en política, pero extraordinariamente ateo en política, voy a ir a votar (...), porque no todos los políticos son iguales (...), hay unos políticos menos malos que otros, y hay políticos que nos mienten. (...) Esta vez, después de lo que pasó el jueves, si no votamos es que no nos importa nada». Y luego pedía a sus compañeros que procuraran hacer el programa como si de un sábado cualquiera se tratase, aunque en realidad fuera un sábado sumamente excepcional.

A las siete y media, González da paso a su compañero Javier Casal, de los Servicios Informativos, que anuncia la comparecencia de Ángel Acebes para las ocho e informa de la manifestación, espontánea, que se está produciendo frente a la sede nacional del PP; esa manifestación donde, espontáneamente, casi todo el mundo lleva el mismo cartel, con la palabra Paz impresa en rojo o negro y en mayúsculas. «Vamos a volver a la calle Génova, donde unas 4.000 personas, convocadas a través de mensajes a móviles, se manifiestan a esta hora contra el Gobierno». Casal, a su vez, conecta con Javier Torres, el enviado de la cadena a la sede acosada, el cual se dedica a reproducir los lemas coreados por los manifestantes pacifistas: «"Antes de votar, queremos la verdad", "No estamos todos, faltan 200", "En Europa ya lo saben, mentirosos"... No se cansan (...) la gente continúa llegando aquí (...)».

Ángel Acebes, a las ocho, informa de la detención de varias personas sospechosas de estar relacionadas con la matanza. Pero eso ya lo sabían los oyentes de la SER desde hacía algo más de diez minutos. Habían oído decir a Javier Álvarez: «Operación policial contra el integrismo islámico en Madrid. La Policía ha detenido a cinco presuntos [sic] sospechosos de los atentados del jueves. Según fuentes de la investigación, se trata de dos ciudadanos de nacionalidad hindú [sic, por india] y tres ciudadanos de nacionalidad [sic] árabe, al parecer presuntamente vinculados con el aparato de logística desarrollado en Madrid para cometer los atentados. No son de (...) ETA, según nos confirman fuentes judiciales y policiales, y sí están vinculados con el atentado (...)». Acto seguido, Paco González dice: «Esta es la noticia importantísima de última hora que les ha adelantado (...) la cadena SER. En el arranque de nuestro programa había algún oyente que nos reprochaba que no diéramos el desmentido del CNI, o del director del CNI en concreto, pero instantes después nuestros compañeros se seguían ratificando en la información que fuentes de ese mismo CNI habían dado a la cadena SER [en el sentido] de que la línea de investigación principal era, a un 99%, el integrismo islámico. Cinco detenidos (...), dos son hindúes [sic], tres son árabes». En realidad, el ministro del Interior había informado de que los detenidos eran cinco –tres marroquíes y dos indios– y de que se estaba tomando declaración a otras dos personas –españoles de origen indio–, todos ellos presuntamente relacionados con la venta y falsificación del teléfono móvil que se había encontrado en la mochila que no llegó a explotar.

Esta edición de Carrusel Deportivo está salpicada de conexiones con los Servicios Informativos de la cadena. La de las nueve menos cinco se dedica casi por completo a cubrir las concentraciones. «La noticia está en la calle –narraba Javier Casal. Siguen las manifestaciones contra el Gobierno». A continuación, da paso a su compañero Javier Torres, en la calle Génova: «Varios miles de gargantas corean lemas como «No a la guerra», «Mañana se va a notar, a la hora de votar», «Dimisión» (...), «Mentirosos», «Que no, que no, que no somos idiotas». Llevamos ya tres horas de concentración frente a la sede del PP, y [va a haber una] concentración, dicen, a las doce en la Puerta del Sol». Luego, desde Barcelona, habla Cristina Crespo: «Miles de personas se están concentrando ante la Delegación del Gobierno. En estos momentos deben [de] ser unos 5.000 (...) Llevan cacerolas, cubiertos, cualquier cosa que pueda hacer ruido (...) Entre los lemas y pancartas, [uno que dice] «Vuestras guerras, nuestros muertos» (...) El grito más coreado [es] «No a la manipulación», pero también «Aznar, fascista, tú eres el terrorista». Nos comentan también que hay un millar de personas ante la sede del PP en Barcelona». La rueda se completa con las crónicas de los enviados de la SER a las manifestaciones que están teniendo lugar en Santiago de Compostela, Valencia y Bilbao. La de Palma de Mallorca, sin dejar de ser espontánea, ha sido convocada por la Plataforma por la Democracia y la Globalización Social y por el Sindicato de Periodistas de las Islas Baleares.

En la radio de Polanco se suceden las felicitaciones a los componentes de los Servicios Informativos; incluso en las célebres cuñas publicitarias de Pepe Domingo Castaño. Como esta a eso de las nueve y cinco: «Un purito Reig por los compañeros de la cadena SER, porque se están matando para sacar la información más auténtica y más pura, sí señor. Un purito Reig por ellos, porque trabajan todo el día para que usted esté bien informado y sepa lo que hay que saber».

Sobre las nueve y cuarto, Mariano Rajoy comparece para denunciar el acoso que están sufriendo las sedes del PP en toda España: «Estos hechos gravemente antidemocráticos –declara– no se habían producido nunca en la historia de nuestra democracia, [su objetivo es] influir y coaccionar la voluntad del electorado en el día de reflexión, día en el que están prohibidas en toda democracia toda clase de manifestaciones, para que el proceso electoral discurra limpiamente». El secretario general de los populares, y candidato en los comicios que iban a tener lugar al día siguiente, pedía y exigía «a los convocantes de esta manifestación ilegal» que cesasen en su actitud y dieran por concluido «este antidemocrático acto de presión sobre las elecciones de mañana». Asimismo, informaba de que el PP había denunciado los hechos ante la Junta Electoral Central, y solicitaba «al resto de partidos políticos» que desautorizasen «de manera expresa estas presiones intolerables, que repiten el acoso a las sedes del PP en la campaña de las pasadas elecciones municipales y autonómicas y que en ambos casos están dirigidas a influir negativamente sobre las elecciones». La cadena SER cierra así la conexión: «No olvidemos que Rajoy comparece (...) en jornada de reflexión. Además, el candidato del PP es entrevistado en dos periódicos de tirada nacional».

Tras Carrusel Deportivo, un Especial Informativo que tiene como plato fuerte la retransmisión de la comparecencia de Alfredo Pérez Rubalcaba, pocos minutos después de las nueve y media, desde la sede nacional del PSOE. El comunicado del coordinador de la campaña electoral socialista dice: «Lamentamos que el comportamiento ejemplar de los ciudadanos no se haya visto acompañado de un comportamiento semejante por parte del Gobierno. Los ciudadanos españoles se merecen un Gobierno que no les mienta, que les diga siempre la verdad. El PSOE conocía las líneas de trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; a pesar de ello, por sentido del Estado, por respeto a la memoria de las víctimas, hemos estado callados cuando desde el Gobierno se hacían descalificaciones y afirmaciones que no siempre se han correspondido con la verdad. Nunca utilizaremos el terrorismo en la confrontación política. Ésta ha sido y será siempre nuestra actitud y nuestro comportamiento. Reiteramos (...) nuestro compromiso de contribuir a mantener la serenidad, la unidad y la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas y en la tarea de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Reiteramos nuestra convicción de que este momento exige especialmente limpieza en el juego político (...) Queremos, finalmente, dirigirnos (...) a los ciudadanos para que mantengan la serenidad que han venido mostrando en los últimos días: hoy es el día de la reflexión (...) Los ciudadanos quieren conocer toda la verdad sobre los terribles sucesos acaecidos en Madrid en los últimos días, y la verdad, toda la verdad, se acabará sabiendo. Ese es nuestro compromiso con las víctimas». En el turno de preguntas, un periodista pregunta a Rubalcaba por lo que había dicho Rajoy pocos minutos antes: «No nos sentimos aludidos –respondió. El PSOE ni ha convocado ni convocará jamás una manifestación delante de otro partido político democrático, ni el día de la reflexión ni ningún otro día del año».

Tras Ferraz, de nuevo Génova. Allí sigue Javier Torres, portavoz de los acosadores: «No se mueve un alma en la calle Génova (...) En cuanto se ha sabido lo que decía Rajoy, la contestación ha sido inmediata: ¨No nos vamos, nos han convocado los asesinados"». Un fallo técnico da al traste con la conexión, y José Antonio Marcos aprovecha para preguntar a Carlos Llamas qué opinión le merecen las declaraciones de Mariano Rajoy. «Me parece una comparecencia interesada –responde el director de Hora 25. No entiendo por qué tiene que salir el secretario general del PP, que [además] es el candidato del partido [en las elecciones]». «Los ciudadanos –prosigue– fueron ayer voluntariamente a (...) las manifestaciones [para expresar] su sentimiento. Hoy hay otros que tienen otro tipo de sentimiento, y me parece igualmente respetable que lo expresen. Sí quisiera hacer un llamamiento a la calma: mañana tienen una capacidad de expresión que no se tiene cualquier día, se tiene sólo cada cuatro años (...) Mañana tienen [una] oportunidad de expresarse de manera mucho más eficiente de lo que lo puedan hacer hoy».

Al filo de las diez vuelve a aparecer en antena Javier Torres, para ofrecer pruebas concluyentes de la espontaneidad del acoso que estaban padeciendo las sedes populares: «Hay una cosa importante (...) La convocatoria se ha hecho básicamente a través de mensajes a teléfonos móviles. ¡Yo mismo he recibido más de una veintena (...), de conocidos, de gente que espontáneamente [los enviaba], porque al final del mensaje decía: «Pásalo»! Es decir, es un movimiento espontáneo (...) Por cierto, acabamos de recibir bastantes mensajes llamando también a hacer una cacerolada, en toda España, a las diez de la noche». En otro momento, Torres conversa con un mando de las fuerzas antidisturbios desplegadas en la calle Génova: «Me decía este responsable de la Policía que no podían disolver esto, que era muy difícil disolver esto». «Porque la gente –explicaba Torres, a trancas y barrancas y barruntando apocalipsis–, a pesar de que está lanzando estas consignas: «No nos vamos», «Nos han convocado los asesinados», «La voz del pueblo no es ilegal», la gente está en una actitud muy pacífica. No sé yo... después de estar aquí desde las seis de la tarde... no sé yo si un acto de la Policía o una disolución por la fuerza de este acto, que yo creo que es espontáneo... desde luego no sé yo si puede tener consecuencias... no sé... algún enfrentamiento». Carlos Llamas insistía en pedir calma a la ciudadanía, y en justificar el acoso a las sedes populares: «Es lógico que ocurra un hecho así. ¿Qué se gritó ayer en [la manifestación de] Madrid, al paso de las autoridades, del presidente del Gobierno, del ministro del Interior? «¿Quién ha sido?», les gritaban. Los ciudadanos querían saber».

Más conexiones. Ahora, con Barcelona. José Antonio Marcos se queda unos instantes con el sonido ambiente que llega desde la Ciudad Condal: «Esto nos pasa por un Gobierno facha», se podía escuchar nítidamente. También había jaleo en Bilbao; en concreto, frente a la Subdelegación del Gobierno. La Ertzaintza había detenido a un manifestante, informaba el enviado de la cadena SER. Marcos apostilla: «Evidentemente, el derecho de los ciudadanos a manifestarse (...) no es cuestionable, pero hay que hacer un llamamiento a la calma, porque estamos a muy pocas horas de una jornada electoral. Hay 200 muertos muy recientes y, lógicamente, nosotros no vamos, ni muchísimo menos, a caldear los ánimos». «Por respeto a ellos –le interrumpe Carlos Llamas–, por respeto a la democracia. (...) puede haber razones morales que impulsen a ciudadanos que se sienten engañados a exponerlo públicamente, pero (...) esas razones morales se pierden (...) si las formas son distintas a la libertad de expresión y al respeto. Mucho cuidado con los comportamientos: que haya indignación y que haya quien sienta la necesidad de exponer públicamente esa indignación puede ser comprensible, pero en los cauces del absoluto respeto».

Varios tertulianos habituales de Hora 25 se incorporan, a las diez y cuarto, al Especial Informativo. Santiago Belloch es el primero en tomar la palabra: «Lo impensable se está produciendo, el intento de manipulación en un período electoral». Algo más tarde asegura sentirse «avergonzado» por que los miembros del Gobierno no hubieran tenido «la honradez (...) de afrontar las cosas desde la moralidad y desde la eficacia de su trabajo». A las diez y veinte, Carlos Llamas y José Antonio Marcos entrevistan, por teléfono, a Felipe Alcaraz. El dirigente de IU dice: «Si el Gobierno, como parece, ha manipulado, ha intentado engañar a la opinión pública antes de unas elecciones, se trata de un asunto gravísimo, se trata de una herida a la democracia muy grave que (...) tendría consecuencias de todo tipo»; «(...) ahora nos encontramos con que hay una evidente manipulación, y la gente está reaccionando de manera espontánea. Aquí, en la manifestación de Sevilla, una de las pegatinas que más se vio era una que decía «No al terrorismo, no a la guerra». Por lo tanto, la gente ve consecuencias, y que hay un Gobierno que ha intentado ocultar las consecuencias, y por lo tanto reacciona, con un coraje ciudadano que quizá no esperaba el Gobierno». Marcos invita a Alcaraz a secundar el llamamiento a la calma «que estamos realizando a los ciudadanos que legítimamente están saliendo a la calle desde primera hora de la noche». «Sí, sí, sin duda –asiente el comunista–, hay que llamar a la calma. Yo creo que hay bastante calma; hay indignación, pero muy contenida. En todo caso, que esté muy tranquilo el señor Rajoy, que no hay ninguna conspiración ni nadie está llamando a ninguna concentración ante ninguna sede de ningún partido, y él lo sabe perfectamente».

Carlos Carnicero se incorpora a la tertulia a las once menos veinte. De primeras, cuenta lo que le ha dicho un anciano con el que se ha cruzado cuando se dirigía a los estudios centrales de la radio de Polanco: «Haga usted lo que no ha hecho Rajoy: llame usted a la calma. No caigan ustedes en la tentación de colaborar en la crispación que algunas personas quieren generar sobre la indignación legítima». Y añade: «Los colegios deben abrirse mañana. Los ciudadanos van a ir a votar (...) habiendo recuperado una información que ha estado secuestrada durante unas cuantas horas. Por lo tanto, (...) han recuperado parte de su libertad de conocer los hechos con más minuciosidad».

Once y media. Eduardo Zaplana, ministro portavoz, lee el siguiente comunicado: «Ruego, en nombre del Gobierno, que no se hagan más imputaciones falsas, que no se utilicen métodos que nos recuerdan otras épocas felizmente superadas. Apelo a la responsabilidad de las formaciones políticas y al sentido de la prudencia (...) El Gobierno sólo tiene que felicitarse por la extraordinaria manifestación de civismo demostrada por todos los ciudadanos y por la excelente labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Reitero la solicitud a los responsables políticos, que sepan estar a la altura de estas circunstancias (...) Por último, el Gobierno rechaza y recuerda que en el día de hoy no se pueden celebrar manifestaciones, concentraciones ni actos públicos, bajo ninguna circunstancia, y reclamamos que no siga dañándose el proceso democrático e incumpliéndose lo que (...) determina la ley». Para José María Brunet, las palabras del ministro confirman, sin ningún género de dudas, que las elecciones del día siguiente no corren peligro; en concreto, decía: «Esto confirma que la fecha electoral no está, para nada, en discusión».

A Carlos Carnicero, en cambio, le han provocado desazón: «A mí me preocupa muchísimo, José María [Brunet], el tono de la intervención de Zaplana, por tres razones: primera, porque no ha habido ningún desbordamiento, ha habido una valoración política de hechos [se refiere, como es obvio, a las concentraciones frente a las sedes del PP] que no está reñida con el día electoral: en el día de reflexión lo que está prohibido es lo que ha hecho Rajoy, pedir el voto, lo demás no está prohibido». Carnicero se olvida de añadir las otras dos razones anunciadas y lanza un mensaje a quienes supone que le escuchan desde la calle: «Quiero hacer desde aquí, con todo rigor, con toda serenidad [sic], un llamamiento a que todo el mundo abandone las calles (...) Porque intuyo, y no quiero aventurar nada, en las palabras de Zaplana (...) un ultimátum (...) Tal vez (...) se esté buscando propiciar algún tipo de incidentes. Yo rogaría a los que nos estén escuchando en las calles de toda España que, por favor, se vayan a sus casas (...) Que no den pie, a pesar de que no ha habido ningún incidente en esas concentraciones que el Gobierno llama ilegales, que no den pie a que una alteración del orden público pueda ser el pretexto de algún tipo de locura más allá de la que estamos inmersos, es decir, de alguna tentación de declarar algún estado de excepcionalidad».

Pasadas las doce de la noche, ya en la jornada electoral, Localia emite un reportaje sobre la Guerra Civil.



[1] A lo largo de esta crónica introducimos, como notas, pasajes de ‹Los agujeros negros del 11-M›, el indispensable reportaje de investigación que publicó Fernando Múgica en El Mundo el 18 de abril (págs. 12-18). Éste es el primero: «Las Fuerzas de Seguridad han trasladado al Gobierno, en las últimas semanas, su preocupación, al considerar que ETA puede intentar un atentado salvaje que irrumpa de forma determinante en la campaña electoral».

[2] Al decir de Fernando Múgica, el proetarra estaba mintiendo: «(...) Arnaldo Otegi (...) insinúa a una radio local del País Vasco, Herri Iratia, que lo primero que le ha venido a la cabeza es que ‹el Estado español mantiene fuerzas de ocupación en Irak›. La pista radical islamista se pone, así, en marcha, poco después de las 10 de la mañana. Pero Otegi sólo trata de ganar tiempo. A las 13.00 horas volverá a reafirmar esta idea para salir al paso de las declaraciones del ministro del Interior, Ángel Acebes, que defiende con rotundidad la autoría de ETA. Otegi no contempla ‹ni como mera hipótesis› que ETA pueda ser la autora de los atentados de Madrid. Pero está mintiendo, y el presidente del Gobierno (...) lo sabe. Las Fuerzas de Seguridad tienen constancia de una conversación que el propio Otegi ha mantenido con alguien de su entorno antes del mediodía (...), en la que muestra su desconcierto, su miedo, su total estupor: ‹Si sale alguien por ahí [se refiere a alguien de los suyos] reivindicando esto, estamos perdidos definitivamente. Yo tengo que saberlo cuanto antes, porque si es así no puedo volver a mi pueblo. Tengo que marcharme cuanto antes. Necesito saberlo».

[3] Según Múgica, las FSE planeaban dar un golpe cuasidefinitivo a ETA el 12 de marzo. De ahí que los atentados del 11-M produjeran en aquéllas» un enorme desconcierto». Todos los terroristas «están en su sitio», así que no han podido ser ellos. Sin embargo, saben que hay etarras sobre los que no se sabe nada; etarras como los que se dirigían a Madrid con la furgoneta interceptada en Cañaveras: «En ese momento de máximo desconcierto sucede algo que provoca que el Gobierno cometa el mayor error de su mandato. Comienza la trampa. Un miembro de los Cuerpos de Seguridad envía por teléfono, y desde el mismo lugar de los hechos, la primera valoración del explosivo. Siempre de viva voz, y sin que nadie ponga todavía nada por escrito, se nombra la palabra mágica: Titadine. Es el fabricante de una modalidad de dinamita que utiliza habitualmente ETA. La palabra se extiende entre los que tienen que ver con el caso y [en] los primeros informes que llegan a la Policía Nacional, la Guardia Civil, el CNI, el Gobierno de la nación y el Gobierno vasco. El error (...) sólo puede ser intencionado. Ningún experto policial, y menos los especialistas en desactivación de explosivos, podría confundir Titadine con Goma 2. Los olores que provocan ambas sustancias son tan diferentes como un plátano y una pera. Pero en los primeros momentos de confusión (...) produce un efecto multiplicador demoledor. Estos primeros indicios son los que le hacen pronunciar a Ibarretxe aquel discurso tan precipitado en el que (...) arremete contra ETA (...) El Gobierno también cae en el mismo error».

[4] «Muy avanzada la tarde, y a pesar de que un perro-policía ha demostrado horas antes lo contrario, se da a conocer que se han encontrado restos de explosivo [en la furgoneta]. Incluso se habla de un cartucho de 125 gramos de dinamita Goma 2 Eco. No es cierto. El perro (...) no se comportó como lo hacen invariablemente cuando encuentran explosivos, con inmovilidad absoluta. En la furgoneta no había explosivos cuando la policía la precinta en Alcalá [...] Pero la noticia de la jornada, la que todo hace que dé un vuelco definitivo, es la aparición de una cinta de audio con versos del Corán. Comienza a asomar así lo que un veterano investigador de la policía ha definido como el cuento de Pulgarcito, alguien que encuentra el camino porque previamente ha dejado las piedrecitas blancas que le indican el mismo».

Días más tarde la Policía detiene a José Emilio Suárez Trashorras, 27 años, ex minero y confidente. Se le acusa de haber vendido el material explosivo –cartuchos de 125 gramos de dinamita Goma 2 Eco– con que se perpetró la matanza. «¿qué es lo que relaciona a José Emilio con la dinamita de los atentados? Solamente dos cartuchos de dinamita Goma 2 Eco, de 125 gramos, encontrados en la mochila que fue hallada en la comisaría de Vallecas [v. nota 9] con el teléfono móvil que dio las pistas [sobre] los autores de la masacre del 11-M. Sin embargo, en las fotografías oficiales del contenido de la bolsa azul, distribuidas a diversas policías extranjeras y difundidas por la cadena estadounidense de televisión ABC, no figura ningún (...) cartucho».

En cuanto a la furgoneta, «no pudo transportar los explosivos desde Avilés hasta Madrid. Sólo había recorrido 200 kilómetros desde que la robaron hasta que la encontraron en la mañana de los atentados».

[5] No era Al Qaeda, sino las Brigadas de Abu Hafs Al Masri, «un grupo –escribe Múgica– que en los últimos meses lo ha reivindicado todo, incluidos los últimos apagones de Nueva York». «Los especialistas no le dan ningún valor [al comunicado de las Brigadas], como demuestra, con sólidos argumentos, otro de los documentos del CNI desclasificados (...) En los días siguientes se producen hasta siete reivindicaciones diferentes de al menos cinco grupos organizados, (...) de cuatro países diferentes».

[6] «(...) algunos rumores del primer día [apuntan a] que puede haber restos de kamikazes entre las víctimas. En realidad, se trata de una simple confusión, para algunos intencionada. En Ifema recogen y separan los restos de las víctimas. Las bolsas de plástico contienen signos de colores para organizar mejor la identificación. Hay tres bolsas aparte con restos que nadie es capaz de atribuir a una persona concreta (...) Esas tres bolsas dan lugar a los rumores difundidos por medios de comunicación y que luego quedarían desmentidos. El propio Zapatero hace llamadas en las que afirma que ya han encontrado restos de kamikazes y que el Gobierno lo oculta».

[7] «Miembros del PSOE, avisados por su gente en la policía, saben desde la mañana de la existencia de la furgoneta, antes incluso que el propio CNI. La Inteligencia española no conoce, a la hora de redactar uno de los informes que el Gobierno desclasificaría días más tarde, ni siquiera la existencia de esa furgoneta [...] En la revisión de la furgoneta se tarda las horas suficientes como para que el Gobierno se meta un poco más en la trampa de la autoría de ETA. Se da la excusa de que la policía no tiene Tedax libres (...) Pero lo que no dicen es que la Guardia Civil ofrece sus servicios de Tedax y son rechazados de forma categórica». Y es que, según el periodista de El Mundo, «un grupo de mandos policiales y algunos agentes del CNI», todos ellos «de la cuerda más dura y leal al partido socialista», se habían puesto ya a trabajar sobre los atentados; habían conformado «un equipo hermético» que dejaba de lado a la Guardia Civil y hacía que llegaran con retraso las informaciones al CNI. «Llaman, sin embargo, cada pocos minutos a una célula del PSOE, que obtiene así información privilegiada, lo que les permite montar una estrategia eficaz contra el Gobierno. Saben que éste sigue empeñado en la tesis de ETA, y permanecen callados para que Aznar, Rajoy y Acebes se metan ellos solos en la trampa».

[8] «En Israel se encuentran los mejores especialistas en medicina forense relacionados con terroristas suicidas (...) Tras las explosiones de Madrid pretenden volar desde Tel-Aviv varios de estos especialistas para colaborar en lainvestigación. Pero la policía española, que ya ha rechazado a los estadounidenses, rechaza también a los israelíes».

[9] Informe remitido por Baladía al director general de Relaciones con la Administración de Justicia, Carlos Lesmes Serrano, fechado el 17-III-04 e incluido por el Gobierno en el lote de documentos desclasificados

[10] «(...) esa bolsa dio teóricamente vueltas por Madrid durante muchas horas sin que nadie se percatara de ella. Algunas versiones dicen que fue trasladada hasta Ifema con el resto de las pertenencias que se encontraron y que nadie había reclamado (...) La relación con los trenes es meramente circunstancial. Cualquiera podía haberla colocado en Ifema». En la mochila hay «una masa gelatinosa de explosivo, un teléfono móvil con dos cables incrustados, una batería para el teléfono y, por supuesto, la tarjeta del móvil». El celular y sus accesorios llevarán a la Policía hasta Jamal Zougam, «un trapisondista marroquí de poca monta que tiene un locutorio muy popular en Lavapiés».

[11] Ver nota 7

[12] Lesmes Serrano, fechado el 17-III-04 e incluido por el Gobierno en el lote de documentos desclasificados.

«Los dos jóvenes capturados [en Cañaveras] con una furgoneta en que la transportaban 500 kilogramos de explosivos, Irkus Badillo y Gorka Vidal, han declarado que ETA les había ordenado la colocación en (...) Baqueira Beret, en las últimas Navidades, de 12 bolsas y mochilas con explosivos para que explotaran de una forma coordinada. Tras observar el terreno desistieron de la acción».

[13] «En la tarde del viernes los investigadores que han apostado por la pista de ETA sienten alivio cuando les cuentan que han encontrado una tarjeta de teléfono en la mochila que no explotó y que es de fabricación francesa. Creen que el rastreo de esa tarjeta les va a llevar a San Juan de Luz. Por eso, agentes del CNI llaman a sus fuentes para comunicarles que la pista de ETA cobra, de nuevo, una gran fuerza y que es la más fiable, a pesar de todos los demás indicios. Acebes sale de nuevo en televisión esa tarde y sonríe para sus adentros, convencido de que pronto va a poder demostrar que la pista etarra es la verdadera». ¿Por qué pensaban los investigadores que el teléfono les iba a llevar a ETA? «En la estación de San Sebastián los servicios especiales de la Guardia Civil habían encontrado semanas antes lo que calificaron como una ‹bomba cepo›. No se trataba de una trampa destinada a destrozar a quienes intentaran desactivarla. Por el contrario, era un artefacto inofensivo pero que tenía como iniciador un teléfono con dos cables (...). ETA ha intentado desde hace tiempo utilizar teléfonos para cometer sus atentados».

[14] En un primer momento se pensó que el explosivo era titadine (v. nota 3); la cadena SER incluso se permitió decir, a las tres y media, por boca de Ana Terradillos: «No se ha hecho público todavía, pero fuentes del Ministerio del Interior nos lo acaban de confirmar. La carga explosiva está compuesta por titadine y dinamita reforzada (...) Hablamos, por tanto, efectivamente de ETA, del modo de actuar de ETA». Sólo a las nueve de la noche, como ya se ha señalado, rectificó la información Javier Álvarez.

[15] Sin embargo, luego reproducían unas palabras de Acebes, de la tarde del viernes, en respuesta a una pregunta de la propia cadena SER sobre el contenido de la cinta: «(...) ni del contenido de la misma ni del registro que se ha realizado en la furgoneta [se ha obtenido] ninguna otra pista [que apunte] en esa misma dirección [la autoría islamista]».

[16] «La juez francesa antiterrorista Le Vert llama [a última hora del viernes] a una alta personalidad del PSOE para advertirle de que los expertos franceses descartan a ETA. Un camarero que se encuentra sirviendo la mesa donde se recibe la llamada cuenta que, en ese momento, uno de los comensales pide el champán más caro de la casa y dice: ‹¡Hemos ganado las elecciones!›».

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