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Contra la confusión ideológica

La confusión ideológica no parece tener fin. Los neosocialistas de Hugo Chávez, a la izquierda del espectro ideológico según la antigua división iniciada en la Revolución Francesa, detestan a los liberales y a los conservadores, ubicados en la derecha. Pero los neoliberales y los neoconservadores a menudo son sus compañeros en la ruta estatista, y quienes mayor afinidad ideológica tienen con los neosocialistas son los nazi-fascistas.

La confusión ideológica no parece tener fin. Los neosocialistas de Hugo Chávez, a la izquierda del espectro ideológico según la antigua división iniciada en la Revolución Francesa, detestan a los liberales y a los conservadores, ubicados en la derecha. Pero los neoliberales y los neoconservadores a menudo son sus compañeros en la ruta estatista, y quienes mayor afinidad ideológica tienen con los neosocialistas son los nazi-fascistas.
Más real es la división entre estatistas y antiestatistas. El estatismo, la noción de que la prosperidad es obra de los Gobiernos y los problemas deben resolverse mediante el proceso político, define mejor a las ideologías modernas. Bajo ese ordenamiento, los neosocialistas, los nazi-fascistas, los neoliberales y los neoconservadores, todos ellos defensores del Estado intervencionista, se encuentran en franca oposición a los liberales clásicos, los libertarios o los antiestatistas, que rechazan el intervencionismo, la propiedad estatal y el Estado paternalista.
 
En la actualidad no existen Gobiernos totalmente socialistas o capitalistas, estatistas o antiestatistas, sino regímenes mixtos, por lo que las categorizaciones de izquierda, centro y derecha son irreales. Más acertado es examinar la postura de cada ideología ante las libertades políticas o civiles (libertad de voto, libertad religiosa, libertades de prensa y expresión) y las económicas (derechos de propiedad, libertad para producir, comprar y vender bienes y servicios). Los socialistas moderados y los socialdemócratas defienden las libertades políticas pero restringen las económicas, mientras la derecha conservadora defiende las económicas y restringe las civiles. Los neosocialistas y los fascistas coartan ambas libertades, que sólo los libertarios defienden por igual.
 
Hugo Chávez y Fidel Castro.En esta clasificación se evidencia el parentesco entre el neosocialismo y el nazi-fascismo, pese a la propaganda contraria. El socialismo se define por el rechazo a la propiedad privada y a las libertades económicas. Aunque Hugo Chávez prefiere que lo comparemos con Cantinflas y no con Hitler, su maridaje ideológico con este último es sorprendente.
 
Hitler inauguró el nacionalsocialismo o nazismo, que en lo económico se caracterizó por el desprecio de la propiedad privada, igual que ocurre bajo el neosocialismo de Chávez. En la Alemania de Hitler, los dueños de las fábricas y las granjas pronto dejaron de ser sus verdaderos propietarios para pasar a ser meros gerentes, conocidos como Betriebsfuehrer, bajo el mando del Fuehrer Supremo. Bajo el socialismo nazi no había empresa privada, ni empresarios ni capitalistas. Todos los agentes económicos dependían de las órdenes del ministro Goering, y éste de Hitler. En el plan de Goering se establecía qué, cuánto y cómo debían producir todas y cada una de las empresas y fábricas, y cuales serían sus beneficios.
 
En la planificación nazi todo estaba fijado al más mínimo detalle, desde los salarios que las empresas pagaban a los trabajadores hasta a quiénes se podía vender y a qué precios, pasando por quiénes y a qué precios debían comprar los insumos. Ni los empresarios, ni los capitalistas ni los trabajadores tenían la más mínima libertad económica, no disponían de sus derechos de propiedad. El socialismo de Hitler se diferencia del comunismo de Castro y del neosocialismo de Chávez sólo en el falso discurso utilizado.
 
La confusión de las ideologías es peligrosa, y las ideas gobiernan el mundo. Los imperios y las civilizaciones que cayeron lo hicieron porque fracasaron sus ideas rectoras. Las grandes batallas se han ganado o perdido en el campo de la moral más que en el de la economía, y las personas que aman la libertad individual deben conquistarla en cada nueva generación. Éste es el precio de la libertad.
 
 
© AIPE
 
PORFIRIO CRISTALDO AYALA, corresponsal de AIPE en Paraguay y presidente del Foro Libertario.
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