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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Bobadas

Es cierto que son varios en El País, como en el PSOE y otros sectores políticos o informativos, quienes se inquietan o se indignan ante las reuniones conspirativas de ERC y ETA contra España y la democracia, porque de eso se trata y no de “traspiés” o “meteduras de pata”, sino de conspiración con muertos al fondo.

Hace varios años me llamó Javier Urdanibia para decirme que Toni Marí estaba en París pasando unos días en casa de Yves Michaud, entonces director de Bellas Artes, y concertamos que iríamos juntos el domingo por la tarde para saludarle. El piso de los directores de Bellas Artes es espléndido, Quai Conti, con ventanas que dan al Sena. El Sena, en París, es esencial. Había conocido a Toni Marí en Barcelona, cuando yo dirigía la colección “Acracia” en Tusquets, e intentaba mantener a flote la revista “NADA”, en la que Marí había publicado un melancólico artículo sobre melancolía. Luego la revista le defraudó, y a mí también, porque hubo un “atraco” por parte de la CNT, que lo echó todo a perder. Pero esta es otra historia. Después de calurosos saludos y palmaditas al uso, nos sentamos para conversar con las personas presentes y alguien me preguntó si había asistido a la conferencia de Federico Sánchez en el Instituto Cervantes. “No —respondí—, desde que está el bobo de Félix de Azúa de director no me envían invitaciones y ni me había enterado, de todas formas no hubiera ido”. Entonces, entre las personas presentes, debíamos de ser una docena, un señor con pinta juvenil, sentado al lado de una bella señora con pinta aún más juvenil —¡una pareja de niños, vaya!— dice: “Félix de Azúa soy yo”. Solté una carcajada, ¡qué remedio!, y le dije: “Retiro inmediatamente lo de bobo, pero es cierto que ya no recibo invitaciones del Instituto Cervantes”. Sonriente y sin parecer ofendido, apuntó enseguida mis señas y la conversación prosiguió sin nuevos percances.
 
Unos meses más tarde, y con motivo de un “Salon du livre” en París, cuyo país invitado era España, se armó un miniescándalo en torno a la lista de invitados impuesta por la ministra Alborch. Y en este caso no retiro lo de boba. Uno de los motivos de la polémica era que entre los principales invitados estaba Javier Pradera, que no ha escrito, o en todo caso publicado, un libro en su puta vida. Lo cual debe de ser un trauma para él, porque cuando tenía 20 años me decía que su ambición primera era escribir libros. Pero, claro, un libro no es lo mismo que un artículo, será absurdo, pero muchos consideramos que se trata de algo más serio. Y es probable que a Pradera, que casi nunca escribe lo que realmente piensa en sus artículos, le resulte muy difícil hacer lo mismo en un libro. Yo sé, por ejemplo, que en privado insulta a Felipe González; y hasta le trató en ciertas ocasiones de asesino, por lo de los GAL. Eso, claro, no lo pone en sus artículos, ni se atrevería a ponerlo en un libro. Y muchas otras cosas, como por ejemplo, su odio y envidia a Federico Sánchez, quien tan bien sabe mentir en sus libros.
 
Pero, bueno, Félix de Azúa, quien como director del Instituto Cervantes algo tenía que ver con aquel "Salon du Livre", protestó públicamente ante los mejunjes e idioteces de la ministra. Recordando probablemente mi grosería, le envié una nota para felicitarle. Me contestó, siempre iracundo, afirmando que esas idioteces nada tenían que ver con la izquierda o la derecha, que era Madrid, que la culpa la tenía Madrid, que Madrid era un desastre. Siendo madrileño, de París, pero madrileño, me pareció una bobada, pero no me extrañó porque sé que en Cataluña los hay con odio provincial a la capital.
 
Recientemente ha vuelto a hablar de “Madrid” (las comillas son suyas) en El País. Ya había ironizado a propósito del entusiasmo que despertó en Cataluña la victoria de la izquierda unida jamás vencida, y además nacionalista, pero, y siempre en El País (10.2.04), ahora se indigna por la reunión clandestina de Carod Rovira con terroristas vascos, en Perpiñán, que sólo beneficia, escribe, a los terroristas, entusiasma al PNV y lo utiliza “Madrid” (con comillas). Después de repetir las bobadas habituales (¿cuántas van ya?, a fin de cuentas tenía razón) en ese periódico contra la eterna derecha española —mientras que yo considero que ha evolucionado mucho más positivamente que la izquierda, sobre todo, ni qué decir tiene, la catalana, aunque diste mucho el PP de ser realmente liberal—, escribe lo siguiente, contradiciéndose, pero da lo mismo: “Acusar de todos los fracasos a “Madrid” y a los “españoles” muestra una rotunda impotencia que acaba por justificar la sumisión. En el caso que comentamos, Madrid ha servido para que sus colegas se sacudieran a Carod de encima... echándole la culpa a Madrid. Ante semejante hipocresía más de uno habrá pensado: pues menos mal que llegaron órdenes desde Madrid, porque si no, el catalán sería el único Parlamento europeo con un primer ministro que se va de copas con terroristas sin avisar a su presidente".
 
Esto de “ir de copas” es un decir, porque más bien “fueron de bombas”, pero queda tajantemente dicho y más vale que lo diga un “catalán” en El País cuando tantos lo justifican, empezando por Maragall, que no quiere separarse de ERC ni a tiros. C’est le cas de le dire.
 
Bueno, las cosas como son; también es cierto que son varios en El País, como en el PSOE y otros sectores políticos o informativos, quienes se inquietan o se indignan ante estas reuniones conspirativas de ERC y ETA contra España y la democracia, porque de eso se trata y no de “traspiés” o “meteduras de pata”, sino de conspiración con muertos al fondo. Porque España, y a ver si se enteran sus señorías, es desde luego un país difícil y conflictivo, pero es un país democrático, cosa que no es ETA, ni ERC, ni “el fascismo a la vasca” (de Azúa), ni las teorías racistas de “sangre pura” del PNV. El único que parece no haberse enterado de nada es Miguel Ángel Aguilar, para limitarme al casino de PRISA, y cabe preguntarse si vive en Coria o en Babia. Cabe preguntarse incluso si se ha enterado de que José María Aznar no es candidato y es probable que siga insultándole después de la victoria de Mariano Rajoy, siguiendo en esto los pasos de su “carismático” Felipe González, pero es que éste no puede tragar su derrota electoral, mientras que Aguilar sólo pretende hacer meritos ante sus señoritos. Triste prensa y triste todo.
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