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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

¡Basta ya de Zapatero!

El PP tiene que ganar las próximas elecciones. Bueno, para que no me traten de troglodita, matizaré: sería preferible para España que el PP ganara las próximas elecciones. Esto lo digo yo, que no soy del PP ni siento demasiada ilusión por tal partido. Pero en política, y en ese momento crucial de la vida política en democracia que son las elecciones, hay que elegir, incluso sin entusiasmo, lo que te parece menos malo.

El PP tiene que ganar las próximas elecciones. Bueno, para que no me traten de troglodita, matizaré: sería preferible para España que el PP ganara las próximas elecciones. Esto lo digo yo, que no soy del PP ni siento demasiada ilusión por tal partido. Pero en política, y en ese momento crucial de la vida política en democracia que son las elecciones, hay que elegir, incluso sin entusiasmo, lo que te parece menos malo.
Mariano Rajoy, candidato del PP para las próximas generales.
Evidentemente, a mí Rajoy no me chifla, pero odio a Zapatero y sus zapaterismos, que ponen en peligro a España, así como la necesaria solidaridad democrática internacional. En este sentido, me pregunto si Mariano Rajoy tendría el coraje y el acierto que tuvo José María Aznar en política exterior.
 
Estamos viendo cómo el PSOE, con tal de ganar las elecciones, vende sus muebles, y que incluso intenta vender los del PP. Me ha resultado de una comicidad irresistible constatar cómo ese correveidile del Gobierno que es el El País, después de meses y meses de proclamar que ETA ya no existía, que la paz estaba en la otra esquina y que "la lucha contra el terrorismo" era un argumento demagógico, embustero y traicionero del PP, ha dado un giro absoluto para pasar a elogiar la firmeza del Ejecutivo en su lucha contra el terrorismo etarra e, incluso, vanaglorirse –con Rubalcaba– de los resultados positivos obtenidos por la policía francesa en la materia.
 
Por cierto, no sé si se habrán fijado, pero El País, que consideraba cualquier tipo de afirmación patriótica española como "franquismo puro y duro", de pronto anda exaltando la bandera y a España, exclusivamente defendidas por el "patriótico" PSOE. Lo cual no le impide al Gobierno regar Cataluña con subvenciones millonarias. Cabe preguntarse qué hace el Tripartito con tanto dinero, ya que por lo visto nada funciona allí, o todo funciona mal: el transporte aéreo, los trenes de cercanías, la electricidad, la construcción, el tráfico, hasta los servicios de limpieza de la ciudad de Barcelona...
 
Pedro Solbes.En estos momentos preelectorales, la generosidad del Gobierno –con el dinero de los ciudadanos– no tiene como únicos beneficiarios a los "nacionalismos periféricos", como dice la prensa: ahí están las limosnas sociales, pese a las inquietudes de Pedro Solbes; y claro, la oposición pide aún más, más baby-cheques, por ejemplo. Todo esto entra en el marco tradicional de la demagogia electoral, que, como siempre, acabarán pagando los contribuyentes. Porque también es tradicional que lo que se regala con una mano se cobre con la otra. Ya vendrán las subidas de impuestos, ya.
 
Es cierto, y constituye una baza electoral para el PSOE, que, habiendo heredado una buena situación económica, aún no la han estropeado y, como se dice en el Café de Chinitas, "las cosas no van del todo mal". Pero, contrariamente a lo que se dice, y hasta muchas veces se cree, son las empresas, no el Gobierno, quienes crean riqueza y empleo.
 
Se ha hablado mucho estas últimas semanas de los líos y tensiones en las filas del PP. Yo, que observo esas cosas desde fuera y desde lejos, me digo, como primera aproximación, que un partido sin debate, sin contrastes, sin conflictos, es un partido muerto o, aún peor, totalitario. Además, no me parece que haya tanto lío, aunque, claro, a los sociatas y a sus amigos en los medios, que son legión, les interesa dramatizar las cosas y exagerarlas.
 
Yo, que no sé nada de los intríngulis internos, conozco sin embargo dos problemas con nombre y apellido. En Cataluña el problema se llamaba José Piqué, y ya se ha resuelto, aunque ahora hay que esperar a que las urnas emitan su veredicto, pero sin hacerse exageradas ilusiones. En Madrid el problema se llama Ruiz-Gallardón, y la esperanza se apellida Aguirre, pero la solución me parece más delicada que en Cataluña.
 
Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón.Yo, francamente, vería muy bien a Esperanza Aguirre como presidenta del Gobierno; si no mañana, pasado. Pero teniendo en cuenta mi mala fama, no estoy muy seguro de hacerle un favor diciéndolo. Por lo tanto, no lo digo, pero lo pienso.
 
Y aunque pueda extrañar y tal vez indignar a algunos, a mí me parece positivo que en las filas de la izquierda haya gente que se sienta tan indignada con la política de rendición del Gobierno ante ETA, así como con sus favores al ultranacionalismo carca, catalán, vasco y hasta gallego, que quieran lanzarse al ruedo y crear nuevos partidos. Es perfectamente lógico que los primeros pasos de estas formaciones, Ciudadanos en Cataluña o el novísimo UPD en toda España, sean difíciles.
 
¡Basta Ya!, la matriz de UPD, tiene ciertos títulos de nobleza en su lucha contra las diferentes formas de terrorismo etarra y de intolerancia nacionalista. Del trío dirigente de UPD, poco sé de Martínez Gorriarán, pero he leído y oído declaraciones de Rosa Díez sobre estos temas que me han parecido muy bien, y además se trata de una persona que tiene cierta experiencia política. En cuanto a Fernando Savater, que es archiconocido, todos sabemos que es capaz de cualquier cosa, hasta de acertar. Aunque, estas últimas semanas, su defensa en El País del "buenismo para la ciudadanía" me ha parecido una siniestra chorrada.
 
O sea, que yo, en marzo, votaré PP sin états d’âme (lo digo así para Savater, que presume de saber francés); pero me alegraría si Ciudadanos y UPD obtuviesen algunos diputados. No serían muchos, y pienso que son conscientes de ello, pero, fueran seis o veinte, se los quitarían al PSOE, lo cual sería evidentemente positivo, teniendo en cuenta la catastrófica política de ese partido en el Gobierno.
 
Puede que yo sea un iluso empedernido, pero creo que Rosa Díez en las Cortes, como diputada de UPD y no del PSOE, podría ser algo interesante. Y en cuanto a Fernando Savater en ese ilustre recinto, sería algo a todas luces divertidísimo.
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