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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Año nuevo, viejas náuseas

Centenario del diario comunista L´Humanité, nostalgia del terror bolchevique, oportunismo, la televisión francesa ha consagrado horas y más horas, a la embustera leyenda comunista durante estas fiestas cristianas (Nochebuena), o paganas (Nochevieja). Horas de mentiras en torno a L´Humanité, presentándole como el portavoz sincero y valiente de la clase obrera, cuando fue el portavoz de Moscú, mal traducido al francés.

Centenario del diario comunista L´Humanité, nostalgia del terror bolchevique, oportunismo, la televisión francesa ha consagrado horas y más horas, a la embustera leyenda comunista durante estas fiestas cristianas (Nochebuena), o paganas (Nochevieja). Horas de mentiras en torno a L´Humanité, presentándole como el portavoz sincero y valiente de la clase obrera, cuando fue el portavoz de Moscú, mal traducido al francés.
Tuvimos que soportar asimismo, una interminable entrevista de Lise Ricol London, la mujer que, cuando su marido Arturo estaba detenido en Praga por sus camaradas, se divorció y exigió a las autoridades comunistas checoslovacas que se le fusilara como traidor. Se nos dijo luego que en realidad no deseaba la muerte de su esposo sino sencillamente protegerse ella y sus hijos porque así es el “humanismo socialista”. Se la presentó como una gran luchadora “por la paz y la democracia”, porque había vuelto, pocos años antes, al PCF. Una vida en el estiércol, convertida en sendero luminoso.
 
También retransmitieron, y en la cadena parlamentaria, para mas INRI, el documental de Mosco (así firma él): “Memorias de ex”, en el que una pandilla de excomunistas recuerda los motivos de su salida o su expulsión del PCF. De entrada, apuntaré la moraleja implícita de este documental: se señalan, con más veracidad que en otros casos, los fallos, sectarismo y crímenes del PCF y de refilón de la Internacional y Moscú, pero se exalta la magnífica solidaridad, entrega, espíritu de sacrificio y disciplina, de los comunistas, intentando torpemente demostrar que podando las ramas podridas, habría que mantener ese modelo proletario e inyectarlo en la socialburocracia. Es a todas luces grotesco, cualquiera que tenga un mínimo de experiencia sabe que ese “magnífico espíritu militante” es inseparable del fanatismo y cuanta más sangre y terror, más fanatismo, más solidaridad y más sacrificio. Lo mismo ocurría con los nazis.
 
Pero, para los que estamos de vuelta, esos testimonios nos recordaban mucho crímenes, tanto los citados como los no citados. Por ejemplo, cuando se firmó el pacto nazi-comunista (1939), un puñado de militantes franceses abandonaron su partido, o fueron expulsados, convirtiéndose ipso facto, en confidentes de la policía para el PCF. Pero no se nos explicó nada sobre el contenido real de dicho pacto. Durante la ocupación nazi, varios de ellos se hicieron resistentes, pero el PCF seguía considerándoles traidores, que había que eliminar con un tiro en la nuca o denunciándoles a la policía o a la Gestapo. Se mostraron algunos casos y se citó a otros. Lo mismo ocurrió en España, con Comorera, para dar un solo ejemplo. La prensa clandestina de los partidos comunistas, denunciaba como chivatos a la policía a los “disidentes”, dando sus nombres y apellidos y el máximo de datos para facilitar el trabajo de esa misma policía. Dejando para otra ocasión el relato del apoyo del PCF, como de los demás partidos, al pacto nazi-comunista, como lo intentos golpistas del PCF (huelgas insurrecciónales, atentados, etcétera), después de que los ministros comunistas fueran expulsados del gobierno, a inicios de la guerra fría (1947), me gustaría señalar, a vuelapluma, que lo mismo ocurrió en otros países europeos y concretamente en los países de tradición católica, como Francia, Italia y España. Lo mismo, o sea la utilización propagandística de esta leyenda embustera, la mentira sobre los buenos comunistas, y los malos, calificados de “estalinistas”, cuando todos lo fueron con toques nacionalistas. Así en Francia los mejores fueron los comunistas franceses, en España los españoles, y lo mismo, no faltaba más, en Italia.
 
Si en lugar de Carrillo, hubieran sido Claudin, o Grimau, pongamos, los encargados del terror en el PCE, hubiera pasado lo mismo, pero le tocó a Carrillo. Cierto es que había demostrado, y muy joven, que no le temblaba el pulso con la matanza de Paracuellos. La lista de asesinatos de comunistas inconformes o denunciados a la policía franquista, según el método ya expuesto, los Comorera, Monzón, Bullejos, etcétera, es lo suficientemente consecuente como para que mereciera un Premio Nobel de la Paz, como Arafat, y como Arafat, Carrillo es considerado como un hombre de progreso, moderado y humanista, tanto por la izquierda como por la derecha española y europea, recibe ritualmente saludos y abrazos del Rey y hasta el premio “Concordia”. Es cierto que Su Majestad también abraza a otros asesinos como Fidel Castro, o el sirio El-Asad , declarando incluso, en Damasco, que “España apoyaba los esfuerzos de paz de Siria en el Próximo Oriente”. Si la subvención y apoyo al terrorismo palestino (o iraquí) funcionan. Desde que Gertrude Stein escribiera al jurado noruego del Premio Nobel de la Paz, pidiendo que se lo otorgaran, allá por los años treinta, a Adolfo Hitler, se puede esperar cualquier cosa del jurado de aquel premio, que parece ser una sucursal de Amnistía Internacional o del Grupo Prisa. Por ejemplo, el último se lo han dado a una señora cuyo nombre no recuerdo ni me importa, la cual además de ser perito forestal, declaró que los judíos propagaban adrede el Sida en África, declaración que no se ha logrado ocultar del todo. Ese fue, entre otros infundios antisemitas el motivo de la prohibición de la cadena islámica “Al-manar News”, lo cual no impide que se exalte a diario al islam moderno. Egipto puede ser considerado como un país árabe “moderado”, lo cual no impide que su prensa difunda un frenético antisemitismo, que nuestros profesores de la ética, califican como “tradición cultural”.
 
Yo no soy de los que opinan que el nazismo fue un mal menor frente al bolchevismo, ni siquiera el franquismo frente al comunismo, consideró a esos y a otros sistemas, con sus matices y diferencias, igual de enemigos de una sociedad abierta y liberal, que es nuestra meta. Por ello, el conformismo progre que exalta a los Dimitrov, Carrillo, Togliatti y sus herederos, pero que condena a las llamas del infierno al político más inteligente de Italia, Gianframco Fini como “neofascista”, o a Haider, que siempre respetó las reglas del juego democrático. Podría multiplicar los ejemplos, pero me irrita profundamente. Lo progre es el mejunje ideológico que domina Europa, impone sus censuras y su intolerancia, sin que nadie, y menos que nadie el PPE, se atreva a rechistar. Yo no niego el derecho de esta izquierda bastarda a expresarse, a presentarse a elecciones, a ganarlas y a gobernar, pero ¿dónde está el debate, la alternativa, la alternancia, donde está la derecha liberal? El único gobierno casi liberal es inglés y de izquierdas. Empleando el usado cliché, diré que “no es eso, no es eso”. Europa no es eso.
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