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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Año de elecciones

Para nosotros, los españoles, las dos elecciones más importantes que se celebrarán este año son, obviamente, las nuestras, el próximo 9 de marzo, y las norteamericanas, en noviembre, por ser los USA la primera potencia democrática mundial, aunque pretendan ignorarlo Chirac, Zapatero y algún mequetrefe más.

Para nosotros, los españoles, las dos elecciones más importantes que se celebrarán este año son, obviamente, las nuestras, el próximo 9 de marzo, y las norteamericanas, en noviembre, por ser los USA la primera potencia democrática mundial, aunque pretendan ignorarlo Chirac, Zapatero y algún mequetrefe más.
Pero no son las únicas que se han celebrado o se van a celebrar en 2008. No hace mucho, en Kenia las elecciones desembocaron en disturbios, manifestaciones violentas, centenares de muertos, etc. Me es evidentemente imposible confirmar si hubo fraude, como la oposición derrotada afirma, aunque se pueda reconocer que sea posible que lo hubiera: el fraude es frecuente en las elecciones africanas, y en otros países sin larga tradición democrática y electoral.
 
Se acaba de votar en Pakistán, y es demasiado pronto para saber cómo va a evolucionar ese país, sacudido por los atentados terroristas islámicos. Un dato positivo, sin embargo, es que los islamistas pasan de 59 a 13 diputados; pero claro, ni los talibanes ni Al Qaeda participan en elecciones. El presidente Musharraf ha perdido: de 118, su partido pasa a 38 diputados. Los vencedores han sido el PP, partido de los Bhuto (87), y el PML-N, liderado por Namaz Sharif (66). O sea, que nadie tiene la mayoría absoluta, y habrá que pactar alianzas. La abstención ha superado el 50%.
 
En Francia, las municipales tendrán lugar también el 9 de marzo. Según los sondeos, la izquierda se mantendrá, incluso puede que gane votos, mientras que Sarkozy sigue bajando.
 
Rusia ha celebrado elecciones recientemente y se dispone a elegir presidente. Pero en Rusia les jeux sont faits, como se dice en francés. No habrá sorpresas: Dimitri Medvedev será presidente, y nombrará a Putin primer ministro, y todo seguirá igual.
 
Vladimir Putin.Conste que a mí me irrita sobremanera constatar que muchos periódicos y sus periodistas, muchas filosofías y sus filósofos, muchas cocinas y sus cocineras que ayer defendían con férreo entusiasmo a la URSS, antes, durante y después de Stalin, ataquen ahora a Putin como si fuera el peor de los tiranos totalitarios, y Rusia una dictadura infinitamente peor que la URSS.
 
Es falso. Cuando, después de la implosión de la URSS, se produjo cierto caos –los hombres del aparato consideraron que privatizar significaba robar al máximo–, Putin quiso poner orden. Y lo logró, pero demasiado: drásticas limitaciones a la libertad de expresión, elecciones exageradamente organizadas, poder personal, etc. Pero, gracias al nuevo y pujante capitalismo, la situación económica ha mejorado muchísimo, sin comparación. Lo peor sigue siendo su política internacional, con su apoyo sistemático a todas las dictaduras antiyanquis, como la de Irán.
 
Incluso cuando se nos presenta a los chechenos sólo como víctimas inocentes, convendría matizar. Desde luego, el Ejército ruso (después del Rojo) cometió barbaridades, pero los islamistas chechenos forman parte de las redes internacionales terroristas, y cuando se les concedió una amplia autonomía convirtieron Chechenia en una república islámica de corte talibán. Un aquelarre.
 
(La situación en Rusia se merece un comentario más detenido. Para otra vez será).
 
En Italia se nos dice que va a volver Silvio Berlusconi. Cualquier cosa sería mejor que Romano Prodi: ni Walter Veltroni podría hacerlo peor.
 
Es posible que se me olvide alguna elección, tal vez en Liechtenstein, paraíso fiscal que se ha puesto de moda. Pero lo que el mudo entero observa son las primarias norteamericanas, y no sé si en Japón, pero en Europa se manifiesta mucha simpatía por Barack Obama. Eso no tiene importancia, porque los europeos no votamos en los USA; lo malo es que allí también se manifiesta mucha simpatía por Obama.
 
Barack Obama.Yo no tengo la menor simpatía por Hillary Clinton, esa computadora ambulante, pero considero a Obama francamente peligroso. En primer lugar, porque no es un político, sino un predicador. Lo único que tiene de político es la habilidad y la labia, pero no tiene la menor idea, el menor programa, sólo un buenismo radical, "hablaré con nuestros enemigos, todos somos hermanos, hay que unificar América, hay que defender la paz y la esperanza" y otras chorradas semejantes. Pero eso gusta a sectores importantes de la población norteamericana, profundamente pacifistas, ecológicos, cuáqueros. ¿Qué pasaría en el mundo, que pasaría en Irak, qué pasaría en Irán? ¿Qué pasaría con Venezuela? ¿Y con Cuba, donde Fidel Castro, durante unos días, se ha convertido en el hombre más importante del mundo para los medios, más incluso que Obama?
 
Los norteamericanos no tienen más solución que votar a John McCain, y además me aseguran que es un tipo estupendo.
 
En España, las cosas tampoco se presentan admirablemente: los dos principales partidos corren el riesgo de empatar, o casi. Entonces tendrían que buscar alianzas, y ya sabemos con quién, con los nacionalismos periféricos, PNV, CIU, y otra gentuza. Y ya sabemos lo que estas alianzas han dado de sí en el pasado.
 
Pero lo que más me ha llamado la atención, al recorrer, breve e incompletamente, estas elecciones y campañas electorales, es su mediocridad. Pero bueno, también es culpa de los medios, porque si yo no he leído ni visto todo, bastante sí, y los medios se limitan a contar los puntos, a publicar índices y estadísticas, a sondear sondeos; y si McCain, por ejemplo, ha pronunciado uno o varios discursos interesantes, sobre la situación internacional y sus peligros, sobre moral política, sobre democracia, no me he enterado: sólo me he enterado de cuántos puntos lleva de ventaja o desventaja a Obama o a Clinton.
 
Otro gran ausente de estas campañas electorales –pero en este caso se trata de una ausencia bienvenida– es la estafa universal sobre el clima, el medio ambiente, la ecología: alguna alusión ritual sobre su importancia por parte de todos los candidatos, hasta Zapatero, pero nada más. Muy bien: ya es hora que Al Gore se jubile, como Fidel Castro.
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