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LA POLÍTICA, A PESAR DE TODO

Ahora, esta vez, "sí" con el PP

La estrategia maniobrera del actual Ejecutivo socialista, que se sabe en minoría, ofrece ahora al PP pactos puntuales sobre aquellos asuntos de cartera en los que necesita ayuda para sacárselos de encima. Hay dudas al respecto sobre la respuesta de Rajoy, previsiblemente dispuesto al rapto de Europa y a otros engaños urdidos por quien actúa con dos barajas. O tres.

La estrategia maniobrera del actual Ejecutivo socialista, que se sabe en minoría, ofrece ahora al PP pactos puntuales sobre aquellos asuntos de cartera en los que necesita ayuda para sacárselos de encima. Hay dudas al respecto sobre la respuesta de Rajoy, previsiblemente dispuesto al rapto de Europa y a otros engaños urdidos por quien actúa con dos barajas. O tres.
Antes, pues, de suscribir encuentros en la tercera fase o firmar tratados-trampa, es preciso que las reglas de juego sean clarificadas bajo la exigencia general de fair play. Los anzuelos y trampas que está lanzando el comité de redacción del PSOE y del actual Ejecutivo al Partido Popular a fin de que se sume a acuerdos nacionales de gran relevancia, para que pique en Cataluña a propósito de la reforma del Estatuto y tropiece en toda España a cuenta de la Constitución europea, ya adquieren el rango de pesca de altura o de caza mayor. A medida que la maquinaria del PSOE engrasa las piezas necesarias para consumar su sueño alternativo contra América —los Estados Unidos de Europa—, a fin de solidificar el Eje franco-alemán y de legitimar su aportación al Nuevo Orden Mundial de la mano de José Luis Rodríguez, que está hecho un puma en esto de las alianzas de civilizaciones y la política internacional, los mensajes que escuchamos adquieren el embeleso de una canción de cuna.
 
La vicepresidenta anuncia a principios del mes de noviembre, en unas jornadas sobre la Constitución de la Unión Europea, que el partido y el Gobierno muestran su amable disposición a "poner en común" con el PP "las principales líneas de la campaña para el referéndum" (así, "referéndum", a secas). Supongo que hacía mención al referéndum europeo y no a todo referéndum: el de la reforma constitucional española (o antiespañola) o los referidos a los Estatutos de Autonomía. Porque todo da que pensar que la generosa oferta de colaboración lanzada al primer partido de la oposición lleva implícita, aun sin ser reconocido ni dicho, la asunción de un lote de compromisos y ataduras de los que los socialistas sacarán grandes beneficios y por los que los populares pondrán los votos, el poco prestigio que les queda y, además, la cama donde consumar el maridaje civil entre los dos grandes partidos del país. Urge que se aclarara el affaire y si la cosa va en serio, y si piensan formar una pareja de hecho. Porque el actual Ejecutivo socialista ya ha logrado pactar con el PP la fecha y la pregunta de la consulta europea, así como los términos de la aclaración solicitada al Tribunal Constitucional acerca de las compatibilidades entre los ordenamientos jurídicos europeo y español. El propósito gubernamental persigue a continuación ampliar el consenso al montaje de la campaña institucional de propaganda a favor del "sí" en el referéndum del 20 de febrero, y en materia de financiación
 
El pasado fin de semana, José Luis Rodríguez, hecho un león del monde diplomatique y con la fortaleza que da saberse plenipotenciario, clausura el primer acto de la campaña del partido sobre "La Constitución que queremos" (así, "Constitución", sin más especificaciones), pidiendo a los compañeros y compañeras que no tengan ningún reparo en juntarse ahora con el PP para ganar la carrera de Europa los primeros, a quienes esta vez hay que tratar con "reconocimiento y generosidad". Ahora no muerden, ni mienten; ni organizan tramas inmobiliarias; ni huelen mal, atufando a incienso y mirra; ni asesinan niños en Irak. Esta vez interesa tenerlos a mano, por lo que pueda pasar. Se trata ahora, en consecuencia, de ser magnánimos y cívicamente caritativos: de perdonarle la vida al PP (por un tiempo), de embarcarlo en la campaña invencible y utilizarlo como escudo institucional para frenar las críticas, especialmente si el montaje europeísta no sale como esperan. Ahora sólo con El País y la Ser no basta; esta vez, el PP cuenta… en la suma de votos.
 
El patológico, y ya crónico, complejo del PP por ser querido y no acusado de "malo" puede fácilmente conducirlo a la liquidación, con su propia participación y concesión. Tendríamos aquí un nuevo ejemplo de infantilismo del centrismo como enfermedad infantil del liberalismo. Un déficit más de comunicación y savoir faire político. Y otro fallo monumental de simple percepción, de verlas venir. Como ocurrió tras el 11-M, para derrota electoral propia y desgracia nacional. Ahora, en esta aventura con la Vieja Europa por salvar los muebles apolillados y por hinchar el pecho ante USA, aguantar el aliento ante la amenaza islamista y soltar el aire viciado sobre África o Haití, el PSOE no cuenta con sus aliados interiores —comunistas, nacionalistas, independentistas—, lo que genera no sólo problemas de balance y de caja, sino incluso de coherencia y "lógica" con aliados incivilizados. Esta vez, no pueden servirse de los piqueteros, quebrantahuesos y manifestantes de carné para sus fines, porque la mayoría de ellos ya se han retirado a los cuarteles de invierno. Y aquellos que no han encontrado todavía un puesto en la nueva Administración, están esperando una respuesta telefónica, pues, como se sabe, fuera de las instituciones hace mucho frío. Los otros están en Santiago de Compostela clamando contra los restos del chapapote y del naufragio. Y el resto, de pronunciarse por algo, sería por el "no". Resultado: al precipitarse el PP con su "sí" incondicional a esta Unión Europea de nuestras desdichas, se ha puesto a tiro. Ahora, esta vez, ZP necesita la comparsa del PP para salir del paso. De un tranco que un gran número de europeos no ve claro.
 
Tampoco hará bien Rajoy y su equipo directivo en aprestarse a dar el "sí" a la campaña-trampa orquestada por el Ejecutivo y el PSOE, y que sus apoyos no acaben sumándose a actuales y próximas operaciones políticas de su adversario y, mientras no se demuestre lo contrario, "enemigo mortal", pues el sueño socialista no es otro que rebanarle el cuello al PP.
 
Ya que no son posibles los pactos entre caballeros, en estos tiempos de feminismo en auge, de corrección política y de normalización lingüística, de hablar en chino o en bereber, sería al menos razonable exigir al PSOE, antes de ponerse a dialogar y a entenderse, que abandone su actitud frentista y violenta contra los no sumisos a sus órdenes; que declare, en fin, la tregua definitiva y deponga su guerra de desgaste contra el PP, antes de pedir a éste que le siga en un viaje a ninguna parte y le acompañe en el sentimiento.
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