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ENIGMAS DE LA HISTORIA

1. ¿Qué pasó con Andreu Nin?

El destino de Andreu Nin, dirigente del POUM y amigo personal de Trotsky, constituye uno de los episodios más cargados de misterio de la guerra civil española. Desaparecido de Barcelona en mayo de 1937, el PCE insistiría en que, a pesar de su pasado izquierdista, había sido un agente al servicio de Franco y había huido a la otra zona pero, en realidad, ¿qué pasó con Andreu Nin?

Andreu Nin fue uno de los pocos españoles que había conocido de cerca la revolución rusa. En el curso de la misma, incluso trabó amistad con Trotsky cuyas obras tradujo al español. El 27 de septiembre de 1936, tras el estallido de la guerra y de la revolución, Nin ocupó la consejería de Justicia en el Gobierno de la Generalidad catalana presidido por Tarradellas. Durante los meses siguientes, a Nin no se le escapó el peso cada vez mayor que el PCE —y su sucursal catalana, el PSUC— tenía en la vida de la España controlada por el Frente Popular. De hecho, el 15 de diciembre de 1936 fue cesado de su cargo de consejero por presiones del PSUC, una formación de factura reciente en la que el PCE había logrado absorber al PSOE en Cataluña. Sin embargo, consideró que el POUM, al que pertenecía, y la anarquista CNT, podrían neutralizar las maniobras comunistas. Cuando a inicios de mayo de 1937 el PSUC ocupó el edificio de Telefónica en Barcelona provocando la reacción de poumistas y anarquistas para poder aplastarlos con mayor facilidad, Nin, en compañía de los poumistas Julián Gorkin y Pedro Bonet, se reunió con Valerio Mas, secretario del comité regional de la CNT para continuar la revolución y parar los pies a los comunistas.

No se llegó a un acuerdo porque la CNT no deseaba la confrontación y se conformaba con la destitución de las personas que consideraba responsables del inicio de los denominados “sucesos de mayo”. Se consumó así el triunfo comunista y Andreu Nin se convirtió en una de sus primeras víctimas. Aleksander Orlov, un agente soviético al servicio del NKVD que, en realidad, se llamaba Lev Lazarevich Feldbin y que había sido enviado a España por Stalin en julio de 1936, convocó una reunión del Comité central del PCE en la que estuvieron presentes Pasionaria y Checa por parte española y Palmiro Togliatti y Codovila por parte de la Komintern. En el curso de la misma, Orlov expuso, siquiera en líneas sucintas, el plan de purga contra el POUM decretado por Stalin y la manera en que el PCE debía colaborar. Resultaba impensable que el Comité central se opusiera a Moscú y por ello, acto seguido, convocó al coronel Ortega al que habían conseguido colocar con anterioridad a la cabeza de la Dirección general de Seguridad.

Las instrucciones que recibió Ortega fueron la de transmitir por teletipo al delegado de Orden Público en Barcelona, el comunista Burillo, la orden de arresto de Andrés Nin, Julián Gorkin, Andrade, Gironella, Arquer y “todos cuantos elementos del POUM fueran señalados” por los soviéticos Antonov Ovseyenko y Stashevsky. Nin fue secuestrado el 16 de junio y, de manera lógica, su desaparición provocó una reacción inmediata en la medida en que el POUM era uno de los partidos que había formado el Frente Popular. Finalmente, el asunto de la desaparición acabó llegando al Consejo de ministros. En previsión de lo que pudiera suceder, el italiano Togliatti, que estaba al servicio de la Komintern, informó a Jesús Hernández, uno de los ministros comunistas, de que debía eludir la discusión e insistir en que el POUM colaboraba con Franco. Igualmente, le informó de que Nin estaba secuestrado.

La reunión del Consejo de ministros resultó ciertamente tensa. Los socialistas Zugazagoitia y el peneuvista Irujo protestaron porque les habían llegado rumores de que Nin estaba en manos de agentes soviéticos pero los ministros comunistas, tras afirmar que desconocían qué podía haber sucedido con Nin —lo que era una falsedad descarada— pasaron a defender el papel de la URSS en la contienda y la labor de sus agentes. Finalmente, el comunista Jesús Hernández aceptó que se sacrificara a Ortega como verdadero chivo expiatorio no sin antes señalar que el PCE estaba dispuesto a publicar documentos supuestamente escandalosos en los que quedaba de manifiesto cómo algunos personajes “dentro y fuera del Gobierno” amparaban a los “espías” del POUM. El doctor Negrín —que había tenido un papel muy relevante en el envío a la URSS de las reservas de oro del Banco de España y a la sazón era jefe de Gobierno— intervino entonces para sugerir que la discusión se suspendiera hasta conocer los datos de que disponían los ministros comunistas y Zugazagoitia pudiera aportar nueva información. La cuestión quedó de momento aparcada.


La próxima semana seguiremos desvelando el ENIGMA de Andreu Nin

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